EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Guadalupe Nettel: rara avis

Adán Ramírez Serret

Noviembre 24, 2023

 

El albatros, de Charles Baudelaire, es uno de los poemas más célebres de la poesía moderna. Se trata de un símil entre esta enorme ave que extiende sus gigantes alas sobre los mares del sur y norte del planeta, y los poetas. El poema cuenta que, a veces, los marineros, para pasar el tiempo, disparan a estas aves que vuelan con elegancia sobre los barcos, y que su gran porte se vuelve torpe sobre la proa de los barcos. Así son los poetas, dice el autor, con alas tan grandes que basta desplegarlas para volar, pero en la tierra son ridículas, por enormes.
Sobre esta idea gira el cuento Los divagantes, que da título al más reciente libro de relatos de Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), escritora que se mueve con elegancia en este género tanto como en la novela.
Los divagantes está contado en primera persona por una mujer que cuenta su amistad con una rara avis: un amigo de la infancia que le definió esa etapa de su vida. Se trata de dos niños un tanto separados del mundo: los padres de ella pelean todo el tiempo y él es un migrante, así que su amistad consiste en acompañarse y en observar el mundo. Uno de sus pasatiempos favoritos es mirar a las aves del lugar en donde viven. A ella le fascinan los gorriones y las primaveras de pico anaranjado y él odia a las palomas que llama “asquerosas”. Algunos pájaros son libres y otros están en jaulas. Ella piensa que hay un símil con los niños de su barrio.
Pero su amigo y ella son aves extrañas por el hecho de estar separados del mundo. Ella lo descubre muchos años después, cuando navega por los mares del norte y pesca por accidente un albatros. El ave tiene el anzuelo en el pico y cuando finalmente es liberado, despliega un vuelo con sus alas inmensas. Nunca se dice de manera explícita, pero hay un símil con su amigo enorme, sabio y solitario como ese albatros.
La mirada de Nettel siempre descubre la extrañeza, especialmente en las familias. La impronta es el relato que abre el libro. Se trata de dos amigas que un día faltan a la escuela porque la madre de una de ellas está en el hospital. Una de ellas, mientras la otra atiende a su madre, ve la lista de pacientes que se encuentran internados y descubre, para su sorpresa, que se encuentra un tío suyo, del que ha oído, pero del que está prohibido hablar en su familia. Al grado que está recortado de todas las fotos y ella nunca ha sabido la razón. Así que va a ver a ese tío misterioso: ese hermano de su mamá que siempre ha estado vetado. En poco tiempo entabla una profunda amistad con su tío, y de manera misteriosa tiene una afinidad cada vez más potente con él, una oscura impronta está grabada en ella, aunque la haya olvidado.
Uno de los relatos más fascinantes es La puerta rosada. Sucede en una pequeña calle en la que, de un momento a otro, aparece un extraño lugar con un decorado cursi que remata una pequeña puerta rosada. Una pareja que lleva muchos años se acerca al lugar, y la esposa le dice al esposo que ni de broma se vaya a acercar a ese lugar en el que debe haber prostitutas. Él no lo había pensado, pero ahora que ella lo sugiere, la idea le parece cada vez más tentadora. No recuerda la última vez que tuvo sexo con su esposa y le es cada vez más jugosa la idea de ir a ese lugar en donde cree que hay prostitutas. Nettel tiene el talento para sorprender en cada vuelta de página: es fantástica, es sórdida a la vez que completamente realista. Este cuento en especial tiene giros deslumbrantes.
La vida en otro lugar es también extraordinario. Un hombre busca con su pareja un lugar donde vivir. A ella le gusta un departamento y a él otro, pero cuando se deciden por el que le gusta a él, ya se rentó. Pero a él le resulta imposible olvidar ese lugar que no pudo rentar, por lo que se obsesiona por acercarse y observar a los otros inquilinos, sus muebles, su vida, su privacidad…
Nettel tiene el talento de pintar brillantes fachadas y va haciendo acercamientos tan detallados que es posible ver hasta las grietas más detalladas. Un ave extraña con la mirada tan afilada que puede ver los pliegues en las más lisas superficies.

Guadalupe Nettel, Los divagantes, Ciudad de México, Anagrama, 2023. 161 páginas.