EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Hacia dónde va la democracia brasileña a un año de la intentona de Brasilia?

Gaspard Estrada

Enero 10, 2024

 

El pasado lunes 8, el Presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, reunió a los dirigentes de los poderes legislativo y judicial, así como a buena parte de los gobernadores y de la clase política y empresarial, para reivindicar la vigencia de la democracia brasileña, un año después del intento de golpe de Estado llevado a cabo por militantes bolsonaristas.
Durante este acto, el Presidente Lula dijo que no existe perdón para quien ataca la democracia, su país y su propio pueblo, enfatizando que indultar a los responsables de estos actos vandálicos equivaldría a darles impunidad, y la posibilidad de cometer nuevos actos terroristas. En este sentido, Lula llamó al castigo de todas las personas que financiaron, planearon y ejecutaron este intento de golpe.
Este llamado del jefe del ejecutivo brasileño tiene un eco dentro de la opinión pública: según una encuesta publicada hace unos días por la casa Quaest, más del 80 por ciento de los brasileños condenan estos actos. Sin embargo, no quiere decir que la base política y social del expresidente Jair Bolsonaro haya desaparecido: el mismo estudio demoscópico da cuenta de la resiliencia de este grupo político, ubicado según Quaest en un nivel cercano al 30 por ciento del electorado. Se trata más o menos del mismo grupo electoral que rechaza los resultados del gobierno Lula.
De manera más general, los estudios de opinión dan cuenta de una opinión pública polarizada y dividida, a la imagen de lo que fue la campaña presidencial de 2022: menos de 2 millones de votos (en un universo de más de 150 millones de electores) hicieron la diferencia entre Lula y Jair Bolsonaro. Si bien Lula ha logrado aumentar su base política desde su toma de posesión como Presidente hace un año, ésta no refleja la popularidad que alcanzó al final de su segundo mandato –más del 80 por ciento de opiniones favorables, sobre todo después del buen desempeño económico del país durante 2023.
Contrariamente a los cálculos de la mayoría de las agencias de rating, de las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que proyectaron índices de crecimiento mediocres para la mayor economía de la región, Brasil tuvo un crecimiento del 3 por ciento el año pasado. Por su lado, el salario mínimo y los programas sociales como Bolsa Familia, Mi Casa Mi Vida (programa de construcción de vivienda social) y Farmacia Popular (programa de medicinas genéricas gratuitas), han contribuido a aumentar el consumo de las familias más pobres, en particular en el noreste del país (donde se encuentra la base electoral del Lulismo).
Gracias a ello, los indicadores macroeconómicos mejoraron, en particular la Bolsa de Valores de São Paulo, la calificación de la deuda soberana de Brasil ante varias agencias de riesgo (en particular Standard and Poor’s) y las tasas de interés del Banco Central.
En este sentido, el principal desafío de Lula y del campo democratico brasileño será consolidar estos buenos resultados, y lograr que tengan una traducción política durante las elecciones municipales que se llevarán a cabo en octubre. Las razones que determinan el sentido de ese voto no tienen que ver forzosamente con orientaciones nacionales. Sin embargo, la lectura que harán los medios de comunicación y la clase política será distinta. Es por ello que Lula está empeñado en que los candidatos a alcalde que cuentan con su respaldo, en particular en las grandes capitales como São Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte, logren derrotar a los candidatos de Jair Bolsonaro y de su maquinaria de extrema derecha.
En São Paulo, la capital económica del país, Lula ha decidido apoyar la candidatura del ex líder del movimiento de los sin techo, y actual dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Guilherme Boulos, quien tendrá el apoyo del Partido de los Trabajadores (PT). Para aumentar el alcance de su discurso hacia el electorado más moderado, Lula convenció a la ex alcaldesa Marta Suplicy, con amplias relaciones dentro de la elite paulistana, de volver a afiliarse al PT para ser la candidata a la vice alcaldía junto a Boulos, para enfrentar al actual alcalde de la ciudad, Ricardo Nunes, respaldado por Jair Bolsonaro. El tiempo dirá si la apuesta de Lula funcionó.

Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada