EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Indígenas y afromexicanos

Ángel Aguirre Rivero

Mayo 29, 2020

En días recientes se ha suscitado una importante discusión en los medios, previo a la probable aprobación de reformas que den a las etnias indígenas y afromexicanas mayor posibilidad de competir por alcaldías y diputaciones.
Aunque en la Constitución están consagrados estos derechos, en los hechos y durante décadas, los partidos políticos lamentablemente no les han dado esta oportunidad.
No obstante que Guerrero cuenta con 36 municipios con más de 40 por ciento de población indígena cuyas lenguas predominantes son: amuzgo, mixteco, náhuatl y tlapaneco, siempre han sido objeto de una subrepresentación política.
Según la Encuesta Intercensal 2015 de Inegi, un tercio de la población se asume indígena y 6.5 por ciento afrodescendiente. La cifra podría variar en septiembre cuando se conozcan los resultados del Censo de Población 2020.
En la actual legislatura, de los 46 diputados, únicamente dos tienen raíces indígenas, y en los distritos donde hay una fuerte presencia de estas etnias, la mayoría de sus diputados son mestizos.
La Suprema Corte de Justicia ya se ha pronunciado en el sentido de reconocer y plasmar en la ley estos derechos.
Pese a los visibles desacuerdos entre grupos de interés, esta legislatura puede pasar a la historia si aprueba estas reformas para mandatar a los partidos políticos garanticen el 40 por ciento de las candidaturas a indígenas y afros, en los distritos y municipios donde su presencia sea predominante.
La discusión no es menor, si recordamos la Rebelión de Las Cañadas, donde la realidad y el reclamo indígena emergieron al mundo en los momentos que México proclamaba su ingreso al gran mercado comercial con Estados Unidos y Canadá.
Los rebeldes demandaron “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”. (El Levantamiento Zapatista de 1994/ Marco Estrada Saavedra/ Revista Arqueología Mexicana https://bit.ly/36yFuyz ).
Fueron días que conmovieron al mundo y a nuestras conciencias; la prosa del subcomandante Marcos lo convirtió en un referente ideológico. Lástima que con el tiempo se diluyó.
Los pueblos indígenas y afros han vivido en algo semejante a un letargo político, arrinconados en su pobreza, mal comunicados, sufriendo pésimos servicios educativos y de salud. Apenas sobreviviendo.
Durante mi mandato implementamos diversos programas para fomentar la equidad y el desarrollo en esas regiones, sin embargo debo reconocer que no fueron suficientes.
Al garantizarse su acceso a los espacios del poder, creo que lograrán avances en su desarrollo económico y social, aportarán su sabiduría acumulada pero incomprendida por una concepción occidental del mundo, impuesta a fuerza de publicidad y una lógica de mercado.
Han pasado casi 530 años en que los españoles llegaron a América para desplazar a los pueblos originarios de sus tierras, su poderío, su religión pero no de su relación con la naturaleza. En la lucha por la Independencia fueron instrumento de los criollos y no obtuvieron la emancipación.
El líder indígena Jacinto Canek en Yucatán,y Gaspar Yanga en Veracruz, fueron exterminados por rebelarse a la opresión, por pretender conquistar su libertad y derechos. No tuvieron espacio en una sociedad que los consideró inferiores.
Vicente Guerrero, el cura José María Morelos y Pavón, ambos afromestizos, son muestra de la fuerza de los pueblos originarios que cambió la historia.
Nada detuvo a nuestro insigne Ignacio Manuel Altamirano, tres veces diputado federal, intelectual, literato, revolucionario y defensor del pensamiento liberal, para ocupar el lugar que tiene en nuestra historia.
La rueda de la historia empieza a girar. Seremos testigos de los cambios que se avecinan.

Del anecdotario

Un español en Chilpancingo.
Dicen que a los amigos se les conoce en las duras y en las maduras, pero más en las duras. Algún amigo me decía que la política es muy ingrata y que los amigos después de que dejas el poder los cuentas con los dedos de la mano; yo no lo creo así, Dios me ha bendecido con tener muchos amigos, con cargo o sin cargo.
Emilio Sánchez Remírez es de ascendencia española, lo conocí hace cerca de 20 años, su madre y su padre nacieron en la provincia de Navarra en España; este último, Manuel Sánchez conocido en el argot futbolístico como Noreña, fue integrante del equipo de futbol España, que resultó campeón de la liga mexicana en 1933. Era cuando les pagaban muy poco, me platicaba Emilio.
Ambos frecuentábamos un extraordinario restaurante de comida española llamado Centro Castellano. Cada vez que llegaba Emilio hacía un gran alboroto, pero como era cliente asiduo lo toleraban. En ese entonces era yo diputado federal por segunda vez.
Emilio se acercó hasta mi mesa para presentarse conmigo lo cual mucho le agradecí.
Al poco tiempo me invitó a comer platillos españoles a su casa. Recuerdo que me hicieron favor de acompañarme el licenciado Pedro Velázquez Peña y mi escudero Armando Añorve Perea.
Me brindó todas las atenciones de un gran amigo, para luego ofrecerme uno de sus mejores vinos.
–Fíjese diputado que tengo unos primos que viven en España y que producen uno de los mejores vinos de la región de la Ribera del Duero, se trataba de un gran vino de nombre Remírez de Gamuza, ciertamente de los mejores vinos de la madre patria.
Ese día no apetecí tomar y a tanta insistencia de Emilio, le pedí a Pedro que lo acompañara a degustar ese maravilloso vino.
A las dos o tres horas Emilio me empezó a mostrar su verdadera personalidad, se mostró como un tipo simpático, agradable y gran imitador de las canciones infantiles. Esa tarde disfruté como pocas veces.
Me platicó su historia, que había sido de trabajo y esfuerzo: primero en el mercado de Pugibet cerca de La Ciudadela, donde sus padres tenían un puesto de embutidos que Emilio se encargaba de repartir.
Su tesón y la enseñanza de sus padres lo llevaron a establecer una pequeña fábrica de embutidos (jamón; queso de puerco; salchicha; tocino y chorizo), la cual mantuvo durante 35 años.
Emilio se divirtió y gozó de la vida después de tanto trabajo, hasta que un día decidió venderla.
Nuestra amistad fue creciendo hasta convertirse en una hermandad de a de veras, cuando asumí el gobierno por segunda vez le pregunté si estaba dispuesto acompañarme en esta nueva responsabilidad para servirle al pueblo de Guerrero y me dijo que sí; presto, vendió su casa y se fue a vivir a Chilpancingo.
Emilio padece de una atrofia muscular heredada desde que era un jovencito, la cual lamentablemente le ha avanzado y ha tenido que hacer uso de la silla de ruedas.
Con la llegada de mi amigo el gobernador Héctor Astudillo Flores, lo ratificó en un modesto cargo que ocupa desde hace casi 11 años.
Cuando lo veo me presume que él es de Chilpancingo y que nunca lo va a dejar porque aquí encontró su verdadera felicidad.
Esporádicamente prepara unas tortas de carnes frías que son únicas, y las reparte entre sus compañeros que hacen la limpieza en el palacio y a policías que se encargan del orden en este recinto.
Cuando tomé la decisión de dejar el gobierno me trasladé a la ciudad de México, sin contar con una oficina para atender a periodistas y amigos que tenían interés en verme.
Sin pensarlo dos veces Emilio me ofreció su pequeño departamento por los rumbos del Ajusco, donde siempre disponía que nos atendieran ofreciéndonos café, té, agua y alguno que otro bocadillo.
Cuando algunos temían que los vincularan conmigo ante la gran injusticia que se estaba cometiendo, Emilio sacó la casta y me dijo un día:
–Usa el departamento las veces que quieras, si por ese motivo me llevan a la cárcel, estoy dispuesto a que lo hagan, porque yo te conozco y sé que eres inocente.
Hoy Emilio ha encontrado la paz interior. Siempre se encomienda a su virgencita, está apaciguado, ya no toma y vive de los recuerdos que muchas veces comparte con su “hermanito Ángel Aguirre!, como él me llama.
La vida es así…