EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Javier Cercas y su vuelta de tuerca en la novela negra

Adán Ramírez Serret

Enero 24, 2020

 

Jorge Luis Borges, para quienes vivimos de la literatura, es como una especie de Isaac Newton o Albert Einstein para los físicos. Pues es difícil pensar en ideas (en axiomas, casi), que no se le hayan ocurrido a él o deriven de alguna de sus ideas.
Así, Borges pensaba cómo sería un autor si no hubiera escrito algunas de sus obras más importantes. Decía, algo así, que cómo sería Shakespeare sin Hamlet o Flaubert sin Madame Bovary. Si acaso habrían trascendido su tiempo y perdurado a través de los siglos como el canon de la Gran Literatura, sin el cenit al que llegaron con estas obras maestras. O más aún, ¿leeríamos igual Romeo y Julieta o La educación sentimental?
Así, mientras leía la más reciente novela de Javier Cercas (Cáceres, 1962) Terra alta, pensaba que éste tiene la capacidad de convertirse en dos escritores. Autores que dialogan en época y ADN. Pero que son dos escritores diferentes, al fin y al cabo.
Uno, que es quien lo ha catapultado a la fama, con obras como Soldados de Salamina o Anatomía de un instante en donde con una narrativa autobiográfica y con una metaficción con ecos del pasado histórico, explora de manera obsesiva, maniática y brillante, el pasado reciente de España; intentando descubrir en qué momento fue, precisamente, cuando se jodió su país.
Y el otro autor, en donde se transforma en un narrador, “convencional”, omnisciente y en tercera persona, que ha tenido un ascenso a tal grado virtuoso, que mientras leo novelas como La velocidad de la luz o Las leyes de la frontera, me pregunto –y por momentos llego a tener la certeza– si acaso Cercas no sólo es uno de los más grandes narradores en español sino en el presente.
Javier Cercas comenzó siendo un autor muy poco leído, considerado tan sólo por un pequeño círculo de lectores. Maestro de literatura en provincias, sorprendía por su oficio en sus primeras obras como El inquilino y El vientre de la ballena. Y, tal cual como él mismo cuenta en su novela más célebre, sus lectores eran tan escasos, que cuando alguien le decía que había leído uno de sus libros, Cercas solía bromear contestando, “ah, fuiste tú”.
Sin embargo, le tocó aquella suerte extraña –envidiada por todos y que pone a prueba hasta al más sensato– que es lograr una novela contundente y leída por medio mundo. Soldados de Salamina ya pertenece a la Historia de la Literatura, y aunque Cercas no hubiera escrito nada más, sería suficiente para que su nombre tuviera un lugar seguro.
Desde este libro, la carrera literaria de Cercas ha seguido dos caminos, uno, el del documento histórico de novelas apasionantes que reexploran la historia de España. Y las otras, que son novelas apasionantes que giran en torno a sí mismas.
Así, La velocidad de la luz y Las leyes de la frontera conquistan al lector más exigente. Terra alta pertenece a esta misma familia de novelas. Sólo que ahora Cercas se puso la tarea de escribir una novela policiaca. Toma todos los elementos usuales como la habitación cerrada, un salvaje asesinato, un puñado de posibles culpables y el detective atormentado que se juega la vida por aclarar el caso.
La novela es adictiva desde la primera página, pues de inmediato la historia envuelve al lector, al mismo tiempo que la voz de Cercas va resonando en los oídos y contagiando las dudas, las preguntas que queman la boca; persuadido por un narrador potente que reflexiona sobre todo y vive el mundo con el desencanto lúcido y placentero del novelista.
Terra alta es a la vez la oportunidad de conocer la faceta huidiza de un gran escritor y el deleite de leer una novela policiaca fina, sangrienta y contundente.
(Javier Cercas, Terra Alta, Ciudad de México, Planeta, 2019. 384 páginas).