EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

La espiral que no se detiene

Arturo Martínez Núñez

Agosto 08, 2023

La violencia en Guerrero no para. Los demonios andan sueltos. Los perros bravos andan sueltos. Los que operan desde la oscuridad, los que desean que el Guerrero Negro regrese, operan para intentar desestabilizar y derribar. Desde aquí les decimos que no pasarán.
Decenas de familias se siguen llenando de tristeza: madres que pierden a sus hijos, hijos que pierden a sus madres, nada parece ser suficiente para saciar las fauces de los malditos.
Los guerrerenses aspiramos a vivir en paz y a trabajar en libertad. Queremos poder producir y tener la certeza de que nuestros seres queridos llegarán bien a casa cada día. Décadas de indolencia y de abandono parecen haber llegado al límite. Aún así, cuando pensamos que por fin hemos tocado fondo, una nueva tragedia nos regresa a la realidad.
La situación de violencia no se va a resolver señalándonos los unos a los otros. El conflicto entre los agentes públicos, beneficia a los promotores de la violencia no a los que operamos en la luz sino a los que operan desde la oscuridad. El primer llamado debería de ser a la unidad. Aunque suene trillado, el gobierno debe de llamar a un pacto contra la violencia. Alinear y agrupar a los partidos, a las organizaciones políticas, sociales, educativas y productivas en torno a un plan de largo aliento acordado entre los tres ordenes de gobierno y los tres poderes. El gobierno no puede solo. Necesita del concierto de todas y todos los guerrerenses. Los problemas de gran envergadura requieren de soluciones integrales no solo de atención a los síntomas sino sobre todo, a las causas.
El trabajo aparecido en este diario firmado por Lenin Ocampo da cuenta del intrincado y complejo mapa delincuencial del estado. Estoy seguro de que las autoridades encargadas de la seguridad conocen estos datos y actúan en consecuencia. Pero la sociedad no puede esperar a que los problemas estructurales sean solucionados mientras el día a día transcurre entre el sobresalto y el miedo.
A la convocatoria del gobierno acudiremos todas y todos los guerrerenses de bien. Es tiempo de hacer un frente común contra la delincuencia. Ponernos como objetivo que ninguna familia más tenga que llorar a sus seres queridos. La tarea no es sencilla y requiere de la participación generosa de todos. No es momento del cálculo político electoral, sino de cerrar filas en contra de los verdaderos enemigos de Guerrero.
La gobernadora debe de saber que no está sola y que a su llamado estaremos presentes todas y todos.
La situación actual no es culpa de la administración en turno pero sí es su responsabilidad. Con firmeza, con determinación y con mucho trabajo, Guerrero habrá de sobreponerse de esta crisis que amenaza la convivencia y la viabilidad de nuestra entidad.
Cerremos filas, trabajemos unidos, dejemos de dividirnos en grupos mientras los delincuentes alcanzan sus objetivos. Hay momentos de tronar cohetes y momentos de juntar varas. La única solución posible es actuar juntos en contra de la delincuencia, atendiendo a la vez los problemas de raíz y combatiendo los síntomas de un cáncer que amenaza una vez más la estabilidad tan necesaria en un estado tan volátil como el nuestro.
Insisto, en este cayuco llamado Guerrero vamos todas y todos juntos. Si salimos a la orilla lo haremos unidos, si se hunde nuestro estado, nos hundimos todos juntos.