EL-SUR

Jueves 19 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

La muerte del Che y la velada en La Habana

Arturo Martinez Nateras

Octubre 09, 2007

 

Cuba lloró. El sentimiento general era de dolor, de admiración, de coraje. Los diarios editaban millones de ejemplares y las
reediciones de los libros del Che colmaron las librerías.
El gobierno cubano convocó a una velada solemne la cual se realizó la noche del 18 de octubre. Recibí la invitación y asistí
emocionado. Soy uno de los muy pocos mexicanos que en esos días estaban en la Habana. La concentración en la Plaza de la
Revolución fue inolvidable tanto por el número de los asistentes como por el contenido del acto, la solemnidad alegre y hasta
festiva. Nicolás Guillén leyó un poema escrito para la ocasión… El Che aparecía proyectado en una pantalla inmensa en videos de
sus acciones, discursos que los manifestantes festejaban, aplaudían, reían, lloraban. La noche era propicia, una de esas noches
caribeñas de octubre. Fidel nos obsequió con uno de sus discursos estelares, de los de biblioteca, de lectura y relectura.
En 1967 la CNED mantenía relaciones muy buenas con la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE)
especialmente con la Unión de la Juventud Comunista de Cuba (UJC) y con la Federación Universitaria de Estudiantes (FEU). A
pesar de las divergencias sobre la lucha guerrillera los vínculos eran mutuamente convenientes y ventajosos.
En 1967 viajé en dos ocasiones a Cuba. Entre el 15 de mayo y el 2 de junio acudimos Agustín López Fierro, secretario de
Finanzas y estudiante de la ESIME y yo a una serie de reuniones con la OCLAE en las cuales pactamos realizar un seminario
continental por la autonomía universitaria, la reforma y la democratización de la enseñanza. Formulamos una convocatoria
conjunta y consensuada, una idea común del evento a realizarse en México, el presupuesto y la formación de un comité
organizador. Firmamos un comunicado conjunto con el Secretariado Permanente de la OCLAE fechado el 2 de julio cuando fue
publicado, ya después de nuestro regreso a México para intentar despistar al enemigo
Tiro por viaje los camaradas intentaban cooptarnos para sus posiciones sobre la lucha armada y nosotros, amparados en no sé
cuál profesión de fe democrática nos negamos sin titubeos y conste que en nuestro país el endurecimiento del sistema y la
política de exterminio estimulaban a más y a más jóvenes a la lucha armada. Los reportajes de Mario Menéndez en Sucesos para
todos y después con la aparición de Por qué? se difundían con enormes despliegues en todo el continente y se realizaban con
apoyos visibles de Fidel. Mario iba y venía de La Habana a México y a donde se desplegaban las principales acciones guerrilleras:
Venezuela, Colombia, Guatemala, etc.
El 6 de octubre volví a la Habana. Ya habíamos aprobado la realización del Seminario que realizaríamos con o sin el apoyo de los
cubanos. Parece como si revivieran aquellos días. El mundo occidental, los medios internacionales desplegaban la información
sobre la caída del Che en Bolivia. En Cuba la gente no sabía nada pero el rumor se empezó a extender pues radio bemba era
incontenible. El gobierno cubano a través de Granma, de Juventud Rebelde, de Radio Habana y de los noticieros en la televisión
empezó a difundir notas sobre una versión sin confirmar.
Cuba estaba conmovida por la posible caída en combate del Che. Creado el ambiente Fidel apareció en un programa ante los
medios de comunicación, si mal no recuerdo se realizó una sesión pública del Comité Central ante las ondas electrónicas.
Volví a México el 20 de octubre y soy muy preciso pues conservo en mi archivo el pasaporte original con las visas pertinentes.
El Che fue capturado el 8 de octubre y ejecutado el 9.
El Che iniciaba así el viaje eterno a la leyenda. Cuba tomaba bajo su responsabilidad mantenerlo vivo, idolatrado, vigente. Los
paradigmas no son obra divina de la espontaneidad. Los mitos son criaturas humanas. El discurso de Fidel aquella noche es una
pieza maestra.
El mundo tenía desde entonces un nuevo icono. Ingresaba el Che a la liturgia de la internacional socialista, al santuario del
comunismo pero sobre todo su imagen se convertía en símbolo de la juventud.
A partir de entonces quedaba conformada la generación mundial del 68. Ya todo estaba completo para su nacimiento