EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las implicaciones internacionales de la victoria de López Obrador

Gaspard Estrada

Julio 04, 2018

El pasado domingo, Andrés Manuel López Obrador hizo historia. Con más del 52% de los sufragios, se transformó en el candidato presidencial con la mayor cantidad de votos que se tenga registro en los anales electorales de México. Esta victoria fue ampliamente registrada por la prensa internacional, que le dedicó buena parte de su cobertura el pasado lunes, no sólo por la amplitud del margen entre el primero y el segundo lugar, sino también por la importancia que esta elección tendrá para el futuro de América Latina, y del mundo emergente en general. En efecto, la victoria de la izquierda en México llega en un momento clave para el futuro de América Latina, que se encuentra inmersa en un ciclo electoral que verá renovar más de 14 presidentes de igual número de países, en un lapso de 18 meses. Si bien en un principio algunos analistas dijeron de manera precipitada que había un “giro a la derecha” en la región, los resultados no apuntan hacia ello. Más bien, lo que refleja la elección mexicana, junto con la colombiana y la costarricense, y a la luz de los resultados de las encuestas en Brasil, es que el gran descontento de las opiniones públicas hacia los actuales gobiernos está produciendo una tendencia de alternancia en este ciclo electoral. El bajo crecimiento económico, la falta de liderazgo de los actuales gobernantes, y el aumento de la percepción de impunidad por parte de las elites políticas y económicas, contribuyen a ensanchar este movimiento.
La disyuntiva ahora, para AMLO como para los demás presidentes electos de América Latina, es la siguiente: ¿cómo ampliar el crecimiento económico y social en un contexto de crisis en los precios de las materias primas, y de aumento de las tensiones con Estados Unidos, que se traduce en una creciente desconfianza hacia el libre comercio y el multilateralismo? En la batalla para defender el sistema comercial internacional, y evitar una guerra comercial global, que tendría consecuencias graves para estos países, América Latina tiene una responsabilidad muy importante. En primer lugar, ha sido desde hace décadas una región que ha apostado tanto al multilateralismo como al libre comercio justo para aumentar el crecimiento y apalancar el desarrollo. De tal suerte que el año pasado, se llevó a cabo una reunión a nivel de cancilleres del Mercosur y de la Alianza del Pacífico para esbozar una eventual fusión entre estos dos bloques económicos. Lo que falta ahora, para que este tipo de iniciativa prospere, es que exista liderazgo político en las presidencias de los países para asumir el costo político eventual de tales decisiones. En segundo lugar, la beligerancia y los comportamientos inaceptables de Donald Trump están provocando reacciones inesperadas en el mundo, que pueden contribuir a aislar a la región, si ésta no tiene cuidado en diversificar su matriz exportadora, de la misma manera que lo han hecho Brasil o Chile en los últimos años. En efecto, el orden internacional creado después de la segunda guerra mundial, que reposó en un primer momento en la creación de dos bloques claramente identificados (el bloque occidental y el bloque soviético) y después en uno de ellos después de la caída del muro de Berlín en 1989, parece estar llegando a su fin. Contrariamente a los deseos de Donald Trump, los anuncios realizados por su administración, como la salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, la voluntad de romper el acuerdo nuclear con Irán, el poner fin o reformar a la baja el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como intentar desmembrar a la Unión Europea y reducir el rol estratégico de la OTAN, han tenido un efecto opuesto a lo esperado. En Europea, diversas voces de líderes políticos y económicos han comenzado a pedir que la alianza trasatlántica, uno de los pilares del mundo occidental desde 1945, dé pie a una alianza de la Unión Europea con China, dejando de lado a Estados Unidos, e indirectamente, a América Latina. Es por eso que en este momento de grandes transformaciones en el escenario internacional, los nuevos gobiernos latinoamericanos deberían plantearse seriamente la redefinición del papel de sus países en esta nueva geopolítica mundial, e intentar aprovechar los vacíos dejados por Estados Unidos.

Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada