EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Lo que se juega Morena

Humberto Musacchio

Noviembre 09, 2023

Mañana viernes, según se informó, Morena dará a conocer quién será su candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Contra lo que alguien pudiera pensar, no será una decisión fácil, pues no parece haber acuerdo en el alto mando ni en las bases, y una opción errónea puede ser de fatales consecuencias para el partido-movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador.
Formalmente son cuatro los precandidatos, Clara Brugada, quien fue alcaldesa de Iztapalapa; Omar García Harfuch, ex secretario de Seguridad Pública de la capital; más dos aspirantes sin posibilidades: Hugo López-Gatell, quien se desempeñó como subsecretario de Salud y responsable del manejo de la pandemia de Covid, y Mariana Boy, procuradora ambiental en funciones, quienes tendrán, en el mejor de los casos, una diputación ella y una senaduría López-Gatell.
Así pues, todo indica que la contienda es entre dos personajes: García Harfuch, el recién llegado, y Clara Brugada, funcionaria experimentada y eficiente a la par que militante de toda la vida El primero renunció a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital después de cuatro años en el cargo, desde el cual pudo reducir notoriamente los índices de criminalidad, si bien no prestó atención al tránsito de la ciudad, que se ha convertido en un calvario para quienes se trasladan en automóvil o autobús.
Cuando el ex jefe policiaco renunció a su cargo, se dijo que era para incorporarse al equipo de campaña de Claudia Sheinbaum, pero no había pasado una semana cuando se anunció que don Omar aspiraba a la candidatura de Morena, pese a que antes había trabajado para el gobierno priista de Enrique Peña Nieto y el de Felipe Calderón, del PAN. Como no pertenecía a Morena, fue a registrarse como miembro de ese partido, al que en esa ocasión llegó escoltado por 50 policías, 20 motociclistas, 10 patrullas y dos vehículos blindados, ostentoso e inadmisible desplante para un funcionario, pero más aún para quien ya no era el jefe policiaco.
Por otra parte, al ocurrir la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, García Harfuch contaba con información suficiente, pero pretende deslindarse arguyendo que esa noche estaba a decenas de kilómetros de Iguala, lo que no es aceptable, pues era jefe de la Policía Federal en Guerrero y dependía de Genaro García Luna, hoy preso en Estados Unidos acusado de narcotráfico.
Sin antecedentes de participación en movilizaciones populares y sin militancia alguna en la izquierda, no se sabe que tenga una ideología compatible con el actual gobierno. Por supuesto, en su abono podemos decir que al parecer no se requiere ser morenista para agarrar un buen hueso, pues abundan los arribistas, algo que ha acabado por irritar a las bases del partido guinda y hoy, seguir por ese camino resultaría altamente costoso, pues está a la vista el derroche y la prepotencia de la precampaña de Harfuch, quien ha tapizado la ciudad con su propaganda y es entrevistado en radio, prensa y televisión mientras que a Clara Brugada se le cierran las puertas con los pretextos más tontos porque –se dice en Morena– es que García Harfuch ya compró tiempos y espacios para hoy y para la campaña presidencial, si el dedazo lo favorece.
Por si algo faltara, Felipe de la Mata, magistrado del Tribunal Electoral Federal, antier salió con que los partidos deben proponer como candidatas a las gubernaturas a cuatro mujeres, no a cinco como dispuso el INE. Si eso lo aprueba el citado Tribunal, se abrirán las puertas de la candidatura a García Harfuch, lo que confirma aquello que solía decir el gran Renato Leduc refiriéndose a la política mexicana: con dinero baila el perro. Sí, aunque no ladre.
Si el dedazo favorece al ex jefe de la policía, entre los militantes de Morena se habla de abandonar ese partido y fundar otro que sea verdaderamente de izquierda. Ya veremos.