EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los despojos de tierra en Acapulco Las Granjas del Marqués

Anituy Rebolledo Ayerdi

Julio 21, 2022

Lamentamos profundamente el deceso de cuatro amigos muy queridos: el pintor José Luis Medina Manzanares, los periodistas Fabián Herrera Ruiz y Lalo Sánchez, así como José Luis Terrazas Sánchez, “el Vaquero de La Sabana”. Un abrazo solidario para los suyos.

Conmoción

A escasos siete meses de iniciada su administración como alcalde de Acapulco, Jorge Joseph Piedra (1960) toma una determinación tan insólita como riesgosa. Histórica porque provocará una grave desavenencia entre la golosa familia revolucionaria, colocándole al filo de la navaja.
Muy de mañana de aquél 4 de julio de 1960, el rubicundo acapulqueño que había voceado en su niñez el periódico Regeneración de Juan R. Escudero, encabeza a una muchedumbre a la que entrega el área conocida como “las Granjas del Marqués”, en aquella localidad. Una reserva territorial otorgada por el presidente Miguel Alemán Valdés en beneficio de colaboradores , amigos y grandes empresarios. Invasión que será inmediatamente calificada como un peligroso y duro golpe presidencial contra el alemanismo aunque sin faltar quienes la consideren una chifladura más del periodista. El Palacio Nacional se cimbra.

Humberto Romero

¡La cagaste, Jorge, la cagaste! –aúlla en el teléfono Humberto Romero Pérez, secretario particular del presidente López Mateos. ¿Qué pretendes, cabrón, al meter cizaña entre El Jefe y Don Miguel? ¿A qué oscuros interese sirves con tamañas pendejadas? ¿No te das cuenta que nadie se ha tragado la inocentada de que actuaste por cuenta propia? Ahora mismo, el poderoso alemanismo está culpando indignado al Señorpresidentedelarepública de tu idiotez. El Señor, como te imaginarás, no quiere saber nada de ti. ¡Estás acabado, Jorge, acabado!, o, en buen español… ¡Ya te cargó la chingada!
En efecto, su amigo el Presidente, quien lo había hecho presidente municipal, no recibe sus llamadas y mucho menos le concede la audiencia solicitada minuto a minuto.
–Tiene razón El Chino Romero, ¡Estoy acabado! pero seguiré hasta el final –se dice el viejo reportero .
Luego, el quemante caso de “las Granjas del Marqués” pasará a manos del secretario la Presidencia, Donato Miranda Fonseca; del jefe del Departamento Agrario, Roberto Barrios, y del procurador general de la República, Fernando López Arias. Dispuestos los tres a dar marcha atrás “a las pendejadas de Joseph”.

Tierras ociosas

Y era que el alcalde periodista había sustentado su mandato en una ley llamada de “Tierras Ociosas”, promulgada por el presidente Adolfo de la Huerta en 1920 y reglamentada en Guerrero por el gobernador José Inocente Lugo (1935-37). Facultaba a los Ayuntamientos de la entidad a entregar en alquiler o aparcería las tierras no cultivadas hasta por un año agrícola y hasta por tres si el abandono era mayor. “Una ley ridícula, anacrónica y por lo demás derogada”, en opinión de los togados. Un esperpento, pues.
—Ponga los pies sobre la tierra y déjese de desplantes populistas y demagógicos, aconsejarán a Joseph los dirigentes del comité municipal del PRI, su partido. Se supone que usted es de los nuestros y que como tal debería evitarnos tales vergüenzas. ¿No será acaso que ahora está sirviendo al Partido Comunista?

Septiembre de 1925

Retrocedamos al mes de septiembre de 1925. Los habitantes de la cuadrilla de El Marqués solicitan al gobernador Héctor F. Berber la dotación de tierras agrícolas. Le exponen: “Queremos sembrar la tierra pues la pesca ya no nos da para sobrevivir” e invocan la Ley carrancista del 6 de enero de 1915, obteniendo una reacción favorable del gobernante.
Originario de La Unión, Guerrero, Berber dará trámite ágil a la solicitud de los marquesanos y en dos meses más se estará procesando ante la Comisión Agraria Mixta. Aquí, lamentablemente, se atora. Una, porque los terratenientes se defendían con sus poderosos recursos económicos, y dos, porque los funcionarios agrarios estaban corrompidos hasta el tuétano. Figuraban entre los posibles afectados Jacobo Harotian, propietario de la hacienda de La Luz (3 mil 471 has.); Doña Virginia D. viuda de Uruñuela, de la hacienda El Coloso (mil 582 has.) y los hermanos Stephens, de la hacienda El Potrero (6 mil 664 has.). Paciencia, mucha paciencia, les pide Berber.
La gente del Marqués la tendrá y a la vuelta de seis años les llegará finalmente la resolución favorable. La decreta el presidente Pascual Ortiz Rubio, el 26 de junio de 1931. La dotación 624 hectáreas para el ejido de El Marqués provendrán exclusivamente de la hacienda El Potrero, una inmensa heredad que incluía a las comunidades de La Zanja, el cerro del Diamante y terminaba en Barra Vieja. Diez mil cabezas de ganado Hereford llegarán a pastar en aquellas vastedades, valuadas fiscalmente en cien mil pesos oro.

Los Stephens

Los hermanos Hugo, Enrique y Guillermo Stephens habían llegado al puerto en las postrimerías del siglo XIX, procedentes del estado de Arkansas (Estados Unidos.). La misión de los tres era instalar aquí una nueva maquinaria para la fábrica de jabón y aceite “La Especial” (hoy IDHASA). Sin embargo, las bellezas de Acapulco y la de sus mujeres retendrán a dos de ellos para formar familias acapulqueñas. Hugo con Elodia Estrada Orozco, de Tecpan de Galeana, y Enrique con la acapulqueña Juana Galeana.

La redentora de los parias

El rescate de tierras en manos de extranjeros se cantó entonces como un triunfo de la Revolución Mexicana, en su justo papel de “redentora de los parias”. Se exaltó, igualmente, la vocación agrarista del gobernador Adrián Castrejón Castrejón, sobreviviente de la emboscada contra Emiliano Zapata, de cuya escolta formaba parte, en Chinameca, Morelos. El hombre de Apaxtla (hoy de Castrejón) fundará más tarde el Frente Zapatista de la República Mexicana.
Dieciocho años más tarde, el nombre la revolución mexicana se escribirá con minúsculas y sólo tendrá un referente anecdótico. Por eso se llamará “locos exaltados” a quienes califiquen como contrarrevolucionario el decreto del presidente Alemán del 13 de junio de 1949. Acordaba, a solicitud de la Junta Federal de Mejoras Materiales de Acapulco (JFMMA), la expropiación del ejido de El Marqués “para que ese organismo lo fraccione y venda destinando esos recursos a obras de interés general”.
Los ejidatarios, salvo algunas voces rebeldes pronto acalladas, aceptarán el despojo. Recibirán a cambio una casita con valor de diez mil pesos, además de una suma igual en efectivo. A unos cuantos se les pagarán sus palmeras y árboles frutales a razón de “cualilas”.

Las Granjas del Marqués

Melchor Perusquía, presidente de la Junta Federal de Mejoras Materiales de Acapulco, JFMMA, vende al presidente Alemán la idea de que el Marqués es el sitio perfecto para trasplantar a México las edénicas farms estadunidenses. Granjas con casitas blancas, vacas contentas, hortalizas en glorioso technicolor, puerquitos parlanchines y gallinas coquetas. Granjas capaces de producir los insumos requeridos por la industria turística, cualquiera que llegara a ser la demanda, asegurando calidad uniforme y un importante ahorro al eliminarse los altos costos de acarreo. Una central de abasto con precios abatidos, frente al Cine Río, beneficiaría directamente a los porteños.
Cada granja poseía una dotación de seis hectáreas, un pozo profundo, energía eléctrica, casa principal, vivienda para el encargado, establos, porquerizas y gallineros. Acceso fácil y expedito, además de protección con una cerca de alambre de púas. El precio de la unidad se estableció en 80 mil pesos, 15 mil de enganche y el resto en cinco mensualidades sin intereses. 70 de ellas se vendieron inmediatamente, al chás chás. La granja modelo exhibía sementales de varias razas de ganado vacuno obsequiados por la Secretaria de Agricultura y Fomento.

La morera

Para uniformar el paisaje verde de aquel pedazo de Taxas en Acapulco, el presidente de la JFMMA dispone la siembra en toda aquella área de árboles de morera, cuya simiente se trae desde Arabia. Trátase, según Wikipendia, de un árbol de crecimiento rápido, de 8 a 10 metros de altura, con una copa baja bien ramificada, ancha y redondeada. Los frutos son de un rojo-oscuro casi negros y dulces al madurar. Es una especie que gusta de exposiciones soleadas y tolera el viento así como la proximidad del mar. Se le cultiva ampliamente para la cría del gusano de seda y posee algunas aplicaciones medicinales además de que con el jugo de sus frutos, una vez fermentados, se elabora un licor agradable. Una advertencia seguramente no leída. “ Aunque necesita de una humedad adecuada, el suelo de la morera nunca deberá encharcarse porque ello le pudrirá las raíces”. ¡Sopas!

El desalojo

Con la fe notarial de don Julio García Estrada, el alcalde Joseph había probado que, salvo las granjas del ex presidente Alemán, del ex gobernador Gómez Maganda, varias de Melchor Perusquía y las de algunos gringos, las restantes nunca llegaron a operar como tales a partir de 1949 en que fueron dotadas.
–No te hagas pendejo, Jorge, el principal adefesio de Puerto Marqués es su gente: negra, fea y cochina –le habría espetado el chilapeño secretario de la Presidencia, Donato Miranda Fonseca, –y aquél habría estado a punto de abofetear a quien había ocupado la presidencia municipal de Acapulco 1953 -54.
Así pues, el 7 de julio de 1960 se producirá el tan anunciado desalojo. Un grueso contingente militar, al mando del general Álvaro García Taboada, comandante de la 27 Zona Militar, echan a punta de bayoneta a los nuevamente engañados marquesanos. Tres días de intensa fajina les habían bastado para limpiar “sus granjas” de maleza acumulada durante once años.

¡Las enramadas no!

No obstante su descalabro en el caso de Las Granjas , el alcalde JJP no dará su brazo a torcer en cuanto al desalojo de las enramadas de la bahía de Puerto Marqués. Serían barridas con bulldozers para suplirlas por quioscos diseñados por la Casa Disney y cuyas concesiones ya poseían empresarios locales como Carlos Barnard y José Martino. Joseph regresará al puerto de la ciudad de México sólo cuando tenga en sus manos la orden superior de que las fondas de palapa fueran respetadas. Estará dirigida esta a la Comisión Administradora de Terrenos de Acapulco (CATA), autora del proyecto con claros tintes racistas. Y fue así como el discípulo de Escudero convirtió su derrota en triunfo.

¡Joseph, fuera!

El alcalde Jorge Jóseph Piedra encabeza la primera sesión de Cabildo luego de un mes de licencia. Fuera del palacio municipal (hoy CAPAMA) centenares de hombres y mujeres lo aclaman como alcalde de Acapulco.
–¡Así no se puede trabajar! –protestan algunos ediles al tiempo que demandan a Joseph salir a apaciguar a su gente. Este lo hace pero al salir toma inmediatamente su lugar el síndico Alfonso Villalvazo.
Afuera, Joseph logra apaciguar los exaltados ánimos de sus simpatizantes a quienes da confianza de que no pasada nada malo y que en unos minutos asumirá nuevamente la presidencia municipal de Acapulco. Pide que lo ayuden permitiendo la celebración del cabildo en el que, está seguro, obtendrá el respaldo de la mayoría de los regidores. Aún más, sugiere que los allí reunidos se retiren las señoras a hacer la comida y los caballeros a continuar sus obligaciones habituales. Muchos, una gran mayoría atenderá su petición. Les agradeces y se despide.
Con su amplia sonrisa habitual el ex reportero del diario La Prensa sube la corta escalinata que conduce al despacho presidencial. Acciona la perilla para abrir la puerta pero esta no responde porque tiene seguro. Toca y llama con su voz atenorada y nada. Insiste y entonces por debajo de la puerta le cuelan una tarjeta con una telegráfico recado: USTED YA NO ES ALCALDE. EL CABILDO LO HA DESAFORADO Y NOMBRADO EN SU LUGAR AL SINDICO VILLALVAZO.
Joseph, sin embargo, no pensará en ese momento en otra cosa que en apaciguar los ánimos de su gente y que aquello no se convierta en un Rosario de Amozoc. Y lo consigue.

Brutal agandalle

La expropiación de El Marqués para dotar de granjas a los mimados de la Revolución Mexicana deja sin tierra a muchos ejidatarios costeños y entre ellos a Sabino Palma, Adrián Deloya, Francisco García, Cornelio Ávila, Pablo Chegüe, Germán Salinas, Cipriano Nava, Raymundo Salinas, Ernesto García, Eduarda Juanico, Nazario García, Julio García, Leopoldo Olea, Claudio Salinas, Natividad García, Pedro Valeriano, Ventura Palma y otros. Un brutal agandalle para beneficiar a los políticos y empresarios más ricos de México. Uno más en el maravilloso escenario del puerto más hermoso del mundo, que dicen.

Los farmers

Entre quienes habían atendido el llamado del clarín revolucionario para convertirse en criadores de cuches, ordeñadores de vacas y sembradores de chiles, todo en aras de la alimentación sana para el turismo, figuraron prohombres como Ramón Beteta (secretario de Hacienda); Joel Rocha (socio de Salinas), Manuel Suárez (Techo Eterno Eureka y Casino de la Selva); Soledad Orozco (viuda del ex presidente Ávila Camacho); Antonio Carrillo Flores (ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores); Antonio Díaz Lombardo (Hotel La Marina, Acapulco, ex director del IMSS), Enrique Parra Hernández (ministro sin cartera del alemanismo); general Leopoldo Sánchez Celis, ex gobernador de Sinaloa; Alberto Braniff, pionero de la aviación mexicana; contador Rafael Mancera, Yuco del Río, Enrique Cusí, Raúl Martínez Ostos, Moisés Cossío, Eduardo Ampudia, Elías Suranski y Antonio Domit.

Futurólogo

Perrusquía no sólo beneficiará a millonetas mexicanos. Le hará un apartado a Paul Getty, entonces el hombre más rico del mundo, suficiente para que venga a construir su Hotel Pierre Marques.