EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Manlio Fabio y el Atlas de Sonora

Humberto Musacchio

Enero 29, 2024

Manlio Fabio y
el Atlas de Sonora

A propósito de la candidatura al Senado de Manlio Fabio Beltrones, un lector de esta columna nos hizo llegar el Atlas de Sonora, obra de un perseguido por la dictadura pinochetista, el arqueólogo Julio César Montané Martí (Chile 1927-Hermosillo 2013), quien al incorporarse como profesor de la Universiad de Sonora se topó con que “por ninguna parte se veía en la Universidad un mapa de Sonora (ni de México)”. Decidió entonces trabajar en el citado Atlas, en el cual colaboró un buen número de investigadores de diversas especialidades. Cuando la investigación estuvo a punto, Beltrones, gobernador de Sonora (1991-97), encargó al Instituto Sonorense de Cultura que se hiciera cargo de la edición, que fue ilustrada por Pablo Abril y apareció en 1993. Se trata de una obra monumental (48 x 43 cm.) y si algo se puede reclamar es que los mapas estén impresos a una sola tinta, cuando que el trabajo merecía ilustraciones a todo color. Un dato interesante es que Roberto Bolaño basó buena parte de sus referencias a Sonora en este Atlas.

El padre de un
infrarrealista

El autor del Atlas de Sonora fue también padre de Bruno Montané, poeta que formó parte de un grupo que hizo mucho ruido en los años setenta: los infrarrealistas, una especie de guerrilla literaria capitaneada por Roberto Bolaño, el autor de Los detectives salvajes, novela donde, en más de un sentido, el personaje Felipe Müller remite a la persona de Montané, quien fue incluido por Bolaño en la antología Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego. Bruno llegó de 17 años a México, donde estuvo entre 1974 y 1976, antes de establecerse en Barcelona. De la autoría de Montané son los poemarios El maletín de Steven-son, El cielo de los topos, Mapas de bolsillo y la antología El futuro. En el entonces Distrito Federal, el clan infra se reunía en el café La Habana, generalmente en una mesa situada al fondo del galerón, del lado de Bucareli, y ahí pasaban gran parte del día, entrando unos y saliendo otros, pero dejando siempre una guardia. Formaron parte del infrarrealismo Mario Santiago Papasquiaro, Kyra Galván, José Vicente Anaya, Mario Raúl Guzmán y Max Rojas, entre otros.

Zaid, convocante
de la duda

Gabriel Zaid cumple 90 años y sigue de pie como el gran provocador intelectual, crítico sin estridencias, demócrata, el escritor didáctico que convoca a la lectura y al debate sobre lo leído, lo que constituye un altísimo aporte a la cultura y una condena al lugar común, la tontería y las ideas preconcebidas. Se trata de un escritor fantasmal por decisión propia, pues no aparece en público. Caso excepcional fue una foto de Pedro Valtierra donde Zaid aparece con Carlos Fuentes en una portada de Mira, la revista que fundó y dirigió Miguel Ángel Granados Chapa. El autor de Leer poesía recurrió al Indautor y ahí Valtierra y Granados aceptaron no volver a publicar una foto de Zaid, lo que se contrapone con una práctica aceptada universalmente, según la cual un personaje público en un lugar público es fotografiable. Lo importante es que su decisión obedece al interés de ser conocido por su producción literaria, no por sus fotos, y eso no es obligatorio, pero es muy respetable. Poeta y ensayista de primer orden, merece desde hace muchos años el Premio Nacional de Letras, pero hombre digno, nunca se rebajará a solicitarlo ni la burocracia cultural, en su analfabetismo, puede entender la grandeza de quien con su obra y su actuación ha enriquecido a México.

Carmen Gaitán y
la expo de Balmori

Merry MacMasters, siempre puntual, nos recuerda que la exposición Santos Balmori (1898-1992): La huella indeleble, misma que se presenta en el Museo Nacional de Arte, “fue gestionada en un primer momento por Carmen Gaitán, directora anterior del Munal”. Sí, la señora Gaitán desplegó numerosas iniciativas para darle al Museo y al público exposiciones de primera importancia. Nunca contó con presupuesto suficiente, por lo cual se dedicó a entusiasmar al patronato del Munal para obtener su aporte y a tocar otras puertas en busca de patrocinios. Como ponía a trabajar a todo mundo, las actuales autoridades del INBA y la Secult, temerosas de afrontar un conflicto con el sindicalismo mafioso, la sacaron del Munal y le dieron un cargo intrascendente, quizá porque el activismo de la funcionaria evidenciaba las miserias intelectuales y laborales de la alta burocracia cultural de este no menos mísero sexenio.

José Agustín, una
literatura diferente

Un buen amigo reclamó al autor de esta República lo que hace una semana escribió sobre José Agustín y los escritores de la llamada corriente de la Onda, quienes no lograron lo que en su tiempo hicieron los Contemporáneos, pero tampoco se lo propusieron, pues sus intereses eran otros y también lo fueron sus nada pequeños logros. Ninguno de los escritores de la Onda es Juan José Arreola, el gran maestro de esa generación, pero quienes pretendieron imitarlo acabaron por borrarse a sí mismos. No fue el caso de Agustín, que desde muy joven buscó un camino propio, y en la literatura de eso se trata. Sus textos han entusiasmado a los jóvenes de varias generaciones, y sigue en el gusto de hoy.