EL-SUR

Viernes 17 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión  

México-Cuba, entre ciclones *

Armando Escobar Zavala   “Cuando no sepas hacia dónde vas, mira hacia atrás para saber de dónde vienes”, reza un sabio refrán yoruba. Los pueblos de México y Cuba están estrechamente vinculados por su pasado, cultura, arte, literatura y visión de soberanía, que resulta inadmisible continuar escuchando las diferencias, tan divorciadas del imaginario colectivo y … Continúa leyendo México-Cuba, entre ciclones *

Mayo 11, 2004

Armando Escobar Zavala  

“Cuando no sepas hacia dónde vas, mira hacia atrás para saber de dónde vienes”, reza un sabio refrán yoruba. Los pueblos de México y Cuba están estrechamente vinculados por su pasado, cultura, arte, literatura y visión de soberanía, que resulta inadmisible continuar escuchando las diferencias, tan divorciadas del imaginario colectivo y del espíritu bolivariano de nuestra América.

Con las armas de la memoria histórica, defendamos nuestra identidad ahora negada por una visión coyuntural de los responsables de la política interna y la diplomacia mexicana. Mucho nos ha dado el ser latinoamericanos. Por todo lo que nuestra cultura tiene de ella, sea cual fuere el color de nuestra piel, la textura de nuestros cabellos, el canto de las voces o el grado de definición de democracia; porque somos hombres y mujeres de vergüenza, orgullosos de nuestra historia, de nuestros orígenes, nuestra singularidad, despleguemos lo mejor de nuestra solidaridad en estos momentos tan difíciles para la convivencia. Hay demasiado amor y cultura común en nuestro trajinar, como dijera el poeta nacional cubano Nicolás Guillén: “cruzamos por el mar entre cadenas para unir nuestra sangre y nuestro sudor, durante las guerras emancipadoras de unas tierras que ya considerábamos como propias”.

En Cuba lo poco que hay se le brinda a todo el mundo. Es esa una de las causas de la permanencia de la revolución en ese país del Caribe. A veces es difícil entender a Cuba, sobre todo cuando no se quiere. “El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aún del ente más infeliz, es mi fanatismo; si muero, o me matan, será por eso”, escribió José Martí. Y lo mataron.

Como al Monte de Lydia Cabrera, sin miedo a perdernos en esa jungla oscura de acertijos, ebó y plantas, a Cuba sólo podremos asomarnos si guardamos respeto por sus tradiciones –que es también una manera de respetarnos. El Monte y la revolución cubana tienen su propio hilo de Ariadna; nada hay acerca de la significación real de los manzanos, pero en cambio, la ceiba se nos muestra con toda su milenaria majestuosidad. No encontramos el retrato de la belleza amanerada de Adonis, pero sí están las leyendas del mujeriego Shangó, escribe don Raimundo Respall Fina.

“A la caída de la Unión Soviética, líderes de la migración cubana en Miami malentendieron los signos del cambio y pensaron que la Revolución se desfondaría por efecto dominó, como última ficha del tablero comunista. Sin darse cuenta que en los países de la Europa del Este el enemigo rabioso era Moscú, pero en Cuba no. Apostaron a una carta equivocada y perdieron atardeceres y saliva en los vestíbulos del Congreso de Washington. En Cuba no encontraron un aliado ideal por una razón que nos enseñó un hidalgo caballero de La Mancha, que se lanzó a galope contra un molino de viento: nadie lucha por algo que no ama”. Junto a ellos estuvo el pueblo de México.

Al igual que ayer, la embestida de Bush contra Cuba y los políticos cubano-americanos volverán a malgastar el poco prestigio que presumen tener, al plantearse las peores soluciones al dilema de una isla desvalida, pero orgullosa. No pocos afirmamos que el orgullo es el último bastión del patriotismo.

Las ceibas que pueden crecer en la Florida no resisten la furia del huracán y se rinden ante el azote del rayo, sus santos y ánimas las han abandonado, han perdido su aché entre sofisticaciones y abreviaturas del idioma.

Estudiosos de la talla de don Fernando Ortiz han tratado de definir qué es el cubano, qué cosa es ese matrimonio bien llevado entre tierra e individuo llamado lo cubano, y, de una forma mas dinámica, cuáles elementos han hecho del cubano lo que es y no otra cosa. Lo imaginativo e insólito en Cuba no descansa en una inversión del orden real de las cosas, sino en la fuerza de una conciencia popular que hace más de cuatro décadas ha alcanzado su verdadero dimensión en la cultura cubana.

Ni siquiera el inocente Elián, envuelto en los trapos que se arrancara su madre antes de descender desnuda al fondo del mar, les hizo ver en claro, al gobierno estadunidense y a los nostálgicos de privilegios en esa isla, que parece lagarto verde dormido en las tibias y transparentes aguas del mar Caribe, que el asunto cubano debe resolverse entre cubanos. Se que a algunos les impacienta, les disloca la idea de seguir conviviendo con esa revolución a escasas millas del país más poderoso del mundo, pero coño, razones justas nunca habrá para que un gobierno extranjero pueda intervenir en otro.

No hay que detenernos mas tiempo en cosas que tienen que ver mas con estrategias electorales internas de los Estados Unidos, que por su potencial eficacia. Regresemos a los profundos lazos que estrechan las relaciones cubano-mexicanos. Es hora de bajar las armas y abandonar el discurso ensordecedor que aísla. Salvo por fobias doctrinarias de unos cuantos, pocos mexicanos en su sano juicio se aventuran a aceptar la posición por demás insensata del gobierno mexicano. Para fortuna de todos y en los “tiempos necesarios”, las relaciones diplomáticas México-Cuba volverán a estar a la altura de nuestra historia e identidad latinoamericana.

Lastima ver enfrentados a dos gobiernos en algo que no tiene razón de ser; releamos a Bolívar y a sus sueños, sin olvidar su gran frustración: “fuimos mexicanos, cubanos, salvadoreños, argentinos o bolivianos, en la medida que no pudimos ser latinoamericanos”.

Resolvamos nosotros, sin cortinas de humo, los asuntos de México –en esto tiene razón el secretario Creel–, sobre todo los escandalosos actos de corrupción, las acciones inquisitoriales o los complots denunciados por el jefe de gobierno de la ciudad de México y todo lo que tenga que ver con el Estado de derecho. Pongamos esas cosas en manos de los ministerios públicos, de la justicia y, sobre todo, del buen juicio de los mexicanos.

Espero que mañana haya dejado de llover, para que seque la ropa y enfríen los ánimos. Los primeros pasos de ambos gobiernos están dados.

 

* El titulo es tomado de la película cubana Entre Ciclones, exhibida en el cine Acapulco, sito en la avenida 26 del Nuevo Vedado de la Habana, con Mijail Mulkai y Mario Balmaceda.