EL-SUR

Lunes 01 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

México en un volado

Florencio Salazar

Julio 24, 2023

 

 

El sacrificio de la voluntad para garantizar
la vida democrática.
Alfonso Guerra.

Lo más fácil es escribir de Xóchitl; lo más difícil es escribir de Xóchitl. Se podrían publicar varios tomos de artículos, entrevistas y reportajes sobre a ella, la mayoría favorable. Los han escrito periodistas reconocidos, intelectuales sobresalientes, en influyentes medios nacionales y extranjero; además de entrevistas en los electrónicos y digitales. Al hablar de ella se corre el riesgo de caer en el lugar común; y decir algo novedoso parece complicado.
Pues por fácil y difícil que sea hay que hablar de Xóchitl. Conocemos su personalidad, trayectoria y forma de pensar. Cuando todo parecía perdido apareció como agua en el desierto. Con ella tenemos la oportunidad de recuperar a México. Sé que es usual invocar el nombre del país para tratar de conseguir propósitos políticos. Pero esta vez nos estamos jugando a México en un volado: autoritarismo o democracia, hacia atrás o hacia adelante, López Obrador o Xóchitl.
Para la mayoría de los mexicanos es muy fácil identificarse con ella porque representa lo que queremos para todos. No forma parte de la élite económica; no procede de una familia de las que las pueden; ganó a pulso lo que tiene pero tuvo que partirse el alma, tener coraje. Ganar con Xóchitl no está fácil. Llámese como se llame la corcholata escogida el verdadero candidato es el propio AMLO y toda la maquinaria del Estado. A pesar de todo, en peores condiciones triunfaron sobre las dictaduras Mario Soares en Portugal (1989), Vaclev Havel en Checoslovaquia (1989), Lech Walesa en Polonia (1990) y Vicente Fox derrotó al PRI (2000). Cuando se decide el ciudadano es pura proteína.
Xóchitl tiene todo para que los mexicanos ganemos con ella. Es empática, irreverente, honrada, inteligente, responsable y formal cuando se debe. Responde a bote pronto, no se deja. Tiene conocimientos, tiene argumentos. Se andaba haciendo que la virgen le habla, no quería aspirar a la presidencia. Dijo tener cuatro años preparándose para ser Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. No obstante, la profesión política exige preparación constante para actuar de acuerdo a las circunstancias.
Antes de Xóchitl no había tanto entusiasmo. Afortunadamente, en momentos de crisis surgen los líderes en forma providencial. Ese es el caso de la otomí güera. Está al tú por tú con la corcholata puntera. Por eso la atacan de manera ruin. Le dicen tamalera, vendedora de gelatinas, corrupta, botarga, inflada, ¡hasta fifí!… En ese rosario de infundios y majaderías está la prueba de su calidad y fortaleza. Si no fuera así ¿por qué un día si y otro también es objeto de la rudeza presidencial? ¿Quién se ocupa de lo que no importa?
Lo bueno es que Xóchitl es disruptiva y a quienes, desde el poder, quieren destruirla se les escapa como pez enjabonado. La difamación tiene respuesta contundente. Ella se formó en la áspera vida y se ilustró en la UNAM. No la intimidan los poderosos ni niega la pobreza de su origen. No olvidemos que Xóchitl fue la primera mexicana declarada líder mundial por el Foro de Davos.
Muchos de lo que votaron por AMLO afirmaban que “no nos podía ir peor”. Olvidaron que a la realidad le gusta llevarse pesado. Con la 4t experimentamos, en carne propia, que no se alcanzan a conocer los máximos del infortunio. Con Xóchitl nos va a ir mejor, se va a recuperar al país. Pero con todas sus virtudes, poco podrá hacer si la dejamos sola. Es evidente el grave daño que se ha hecho a la nación. No pongamos en duda el túnel sin salida que nos espera si vuelve a ganar la 4t. Bravucón como era Aquiles murió por una flecha en el talón. Todo lo trágico tiene algo de heroico.
El pensador inglés Edmund Burke dice que “no se debe permitir el último de los males: que estén investidos de poderes hombres sin confianza pública”. El que carece de confianza carece de virtudes. Los aspirantes de Morena son lo que los nombra, corcholatas. ¿Y qué son las corcholatas? Tapas de latón que se van a la basura. Al usar las tapas como un término político el presidente reunió dos elementos: asignó el nombre que merecen a quienes aspiran a sucederlo; y ellos –las corcholatas– se reconocen en esa condición. ¿Es estrategia de las corcholatas aguantar tal desprecio o es servilismo?
La realidad a todos nos muerde. Lo que se está cocinando es el continuismo autoritario; necesitamos cambio de rumbo. ¿Ésta es la vida que queremos seguir viviendo? Hagamos recuento de los últimos cinco años. Xóchitl va a gobernar con criterios de honradez, productividad y eficacia: “Sin ratas, huevones ni pendejos”.
La 4t nos está arrebatando libertad y democracia. Hay que decidirse, estamos a tiempo.