Anituy Rebolledo Ayerdi
Noviembre 29, 2007
(Tercera y última parte)
Los amigos
Actrices y actores cercanos a Miroslava Stern niegan, medio siglo más tarde de su muerte, cualquier confidencia o insinuación
sobre sus intenciones de quitarse la vida, despechada por la traición de Luis Miguel Dominguín.
“Nunca me dijo nada –rememora el actor Ernesto Alonso, confidente de la actriz fallecido hace poco. Ella sabía que si me decía
algo yo trataría de convencerla de que no lo hiciera. El secreto, cualquiera que haya sido, se lo llevó a la tumba”.
Carmen Montejo, también confidente de la actriz trágica, comenta: “Lo tenía muy bien guardado, nadie ha podido descifrar el
misterio de su muerte. Yo que estuve a su lado no puedo decir que supe el por qué de ese desenlace tan terrible. No encuentro ni
el motivo ni la razón, pero dicen que los suicidas son así, nunca dicen “me voy a matar”.
Te veo muy preocupada –le dijo a Miroslava Jesús Bracho, escenógrafo de Ensayo de un crimen, durante la filmación de la cinta
estelarizaba por ella y dirigida por Luis Buñuel. –No es Buñuel, le contestó la actriz, refiriéndose a la relación áspera que mantenía
con el genio español, son otros problemas…
Compañera de Miroslava en la cinta La bestia magnífica (1952), Irma Dorantes, el último amor de Pedro Infante, está convencida
de que Miros tenía un dolor muy grande en su vida. Algo llegó de pronto que fue la gota que derramó el vaso, dice y rechaza que
su amiga le haya confesado alguna vez sus intenciones suicidas.
Otro avionazo
Otro avionazo ocurrido en 1955 nada tendrá que ver con este relato pero sí con la vida pública del país y con este puerto.
Muere en el percance el ingeniero Carlos Lazo, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) del presidente Adolfo Ruiz
Cortines. El avión DC-3 tomaría rumbo a Acapulco pero al despegar del aeropuerto de la ciudad de México se precipitará sobre el
lago de Texcoco. Además del funcionario pierden la vida su hijo Carlos Lazo Murguía, el camarógrafo de la dependencia y un
sobrecargo. Sobreviven con lesiones once personas y entre ellos dos hijos más del secretario, Alejandro y Leonardo.
Carlos Lazo era a los 41 años precursor del desarrollo turístico de Acapulco habiendo proyectado a los 24 el famoso hotel La
Marina, en pleno Zócalo del puerto (hoy Banco de Comercio), además de participar en varios proyectos urbanístico de la ciudad.
Un planificador por excelencia. Fue gerente de construcción de la Ciudad Universitaria y proyectó el viaducto Miguel Alemán.
Editó las revistas Construcción y Espacios.
La filmografía
Miroslava cayó del cielo a los cineastas mexicanos como la belleza exótica y deslumbrante que les hacía falta para competir con
cinematografías de otras latitudes, particularmente la jolibudense. Lastimosamente no supieron aprovecharla, yéndose por el
lado fácil de explotar únicamente su presencia física.
Nada harán, en cambio, por estimular y fortalecer su gran capacidad histriónica, de ahí que su filmografía es tan dispareja
aunque no exenta de trabajos apreciables e interesantes.
Resulta comprensible, entonces, que las películas de luchadores y de terror proporcionen a la estrella una popularidad
impresionante fuera de México. Se habla de que tres de ellas –La muerte enamorada (1950), La bestia magnífica (1952) y Doctor
crimen o el Monstruo resucitado (1953)– tiene hoy mismo en Centro y Sudamérica el estatus de cine de culto.
Casi al arrancar su carrera, la actriz de origen checo hará su primera incursión al cine estadunidense con Casanova aventurero
(1947), para repetirla en 1951 con Los toros bravos y finalmente El jinete misterioso (1955).
La filmografía de Miroslava está compuesta por 34 filmes, incluidos tres documentales, una cifra impresionante si se tiene en
cuenta la brevedad de su carrera artística, de 1946 a 1955. Algunos títulos: Nocturno de amor, Secreto entre mujeres, La
posesión, Monte de Piedad, Dos caras tiene el destino, Las tres perfectas casadas, La visita que no tocó el timbre, Más fuerte que
el amor, Ella y yo, ésta con un Pedro Armendariz siempre presumiendo: “no se me va una viva”; Trotacalles y La casa chica, esta
última con Dolores del Ríos y Roberto Cañedo, su favorita, por cierto. La más popular será sin duda Escuela de Vagabundos,
citada en la entrega anterior.
Ensayo de un crimen
Miroslava muere precisamente cuando ha pasado con honores la prueba con uno de los directores más importantes y exigentes
del mundo, dueño además de una bien ganada aureola de genial. Después de Ensayo de un crimen, una pequeña obra maestra
del aragonés Luis Buñuel, la hermosa checoslovaca pudo haberse hablado de tú con la propia Maria Félix e incluso ser una réplica
mexicana de Marilyn Monroe. La película ocupa el sitio 47 de las 100 mejores películas del cine mexicano.
Ensayo de un crimen es un drama sicológico inspirado en una novela homónima del escritor mexicano Rodolfo Usigli. Narra la
tragedia de un sujeto desequilibrado que se adjudica todos los asesinatos de mujeres ocurridos a su alrededor. Su único
razonamiento es que él ha deseado todas esas muertes. Ante un juez, el personaje de Archibaldo de la Cruz (Ernesto Alonso),
expondrá las razones por las que piensa que él debe ser juzgado como feminicida.
Para eliminar a Lavinia (Miroslava) su enamorado Archibaldo modela un maniquí de cera idéntico a ella para introducirlo en un
horno y dejarlo consumirse lentamente. Esta escena de la película perturbará a no pocos espectadores creyendo estar frente a la
cremación real del cadáver de la actriz, ocurrida efectivamente meses atrás.
Extraño e irónico (¿surrealista?) que a Ernesto Alonso le toque presenciar las dos cremaciones de Miroslava: la primera como
Archibaldo de la Cruz y la segunda como él mismo.
Envenenada
La orden para envenenar a Miroslava junto con el veneno para hacerlo partió de Acapulco. Esto según la versión recogida de
varias fuentes por el periodista Jorge Joseph –alcalde de Acapulco en 1960– y con la que iniciamos esta serie hace tres semanas.
La habría dictado el jefe regional del contraespionaje inglés desde una habitación del hotel Del Monte, de la familia Bachur.
Ejecutará la orden la cultora de belleza Martha Aurelia Hernández, muy cercana a la actriz por estar dedicada de tiempo completo
a su cuidado personal. Relación tan estrecha será usada por algunos malquerientes de la farándula para inventar un affaire
lesbiano entre ambas.
Martha Aurelia Hernández pertenecía al contraespionaje inglés. Su patrona le llamaba quien sabe por qué Tere o Teresita. Ella
misma dará a beber a Miroslava el veneno en una taza de te, para luego disponer del escenario del “suicidio”. Colocará junto al
cadáver los frascos vacíos de Ayerlucín en pastillas y Dodecalivez en solución acuosa, para hacer creer que ella los había ingerido.
“Cuando Miroslava sintió los efectos del sutil veneno inglés –dice Joseph Piedra–, su íntima amiga y a la vez implacable rival le
confesará todo. Entonces la infortunada estrella escribirá las cartas de despedida y un documento cifrado que nunca cayó en
poder de la policía”.
Miroslava –añade el ex alcalde acapulqueño–, nunca estuvo enamorada de Luis Miguel Dominguín y menos iba a suicidarse por
despecho cuando podía haber tenido a sus pies a todos los hombres del mundo. El romance postmortem con el torero sirvió a los
fines del espionaje inglés.
El móvil de homicidio habría sido una traición de la Mata Hari checoslovaco-mexicana. Sí, ¿pero a quién o a quienes?
La venganza
La venganza del espionaje polaco, a cuyo servicio habría estado en ese momento Miroslava Stern, no se hará esperar.
Alexis Driscoll –siempre en versión del periodista Jorge Joseph Piedra– escribirá en un semanario inglés el testimonio de un espía
polaco llamado Snowden, sobre el fin de Marta Aurelia Hernández.
Tres días después de la muerte de Miroslava, su homicida Martha Aurelia aborda un camión México-Tlanepantla. Se baja frente a
una capilla, a poca distancia del crucero del tren de pasajeros que va a Oaxaca. Vestía tropicalmente y se veía guapísima, observa
Snowden oculto desde la capilla. Eran las 9:15 de la noche.
Cuando el tren anuncia con silbatazos su llegada al crucero, Snowden abandona su escondite para acercarse a Martha Aurelia. Lo
hace por la espalda para tomarla por los hombros y arrojarla con todas sus fuerzas a las ruedas del tren. Fue algo horrible –se
disculpará el polaco con su amigo Driscoll– pero así es de cruel esto del espionaje.
La cremación
Abatido, el doctor Oscar Stern, padre de Miroslava, deja el procedimiento de la cremación en manos del actor Ernesto Alonso),
consumándose el día 11 de marzo en el Panteón Civil. Sólo pide las cenizas de su hija para depositarlas con las de su madre
(todavía en la recámara de la actriz) en el panteón Francés de San Joaquín.
Pero las cosas no terminarán allí. Burlando la censura presidencial, el diario La Prensa revelará el día 13 que las cenizas de
Miroslava y de su madre no habían sido depositadas en el referido cementerio porque el mausoleo de la familia Stern no existía o
no estaba en regla. Mientras tanto, las urnas con los despojos de madre e hija esperaban en el depósito de cadáveres. Luego, el
silencio.
Personas que dijeron haber visto el cadáver de la actriz, afirmaron que Miroslava no había perdido su encanto, ni su piel nacarada
se había esfumado todavía. Su pelo color miel lucía reluciente, lo mismo que sus hermosos ojos azules. Su bello rostro seguía
siendo fascinante y majestuoso.
¡Ay, Miros!
Paredón
En el viejo Acapulco, de Luz de Guadalupe Joseph; Miroslava, el misterio de la suicida más bella del cine mexicano, de Marco
Castillo, El Sur; Reportaje sobre Miroslava de J.F. Zúñiga, El Universal; El maniquí de Buñuel, de Fabrizio Mejía Madrid; Historia
Documental del Cine Meixcano, de Emilio García Riera; Historia gráfica de la Revolución Mexicana, de Casasola; Dicciconario
Enciclopédico de México, de Humberto Musacchio y consultas a internet.