EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿No hay lana?

Juan García Costilla

Diciembre 17, 2005

 

 

Con sospechosa facilidad y frecuencia, nuestros gobernantes acostumbran justificar las limitaciones de sus obras y proyectos, su falta de imaginación y creatividad y hasta muchos de sus fracasos políticos, con un argumento facilón: “Es que no hay lana”. Y dicho lo anterior, ni pa’ dónde hacerse ni pero que valga y ya nos jodimos todos, ni para qué repelar.

A menos de que suceda un improbabilísimo milagro, la única salida es amarrarnos el cinturón (nosotros, pues, los de a pie), recortar gastos superfluos (empleos, programas, salarios), meterle duro a la recaudación (comenzando con los contribuyentes cautivos, faltaba más) y coquetearles, sin fijarse demasiado en el decoro y frivolidades parecidas, a los dueños del dinero y ofrecerles las perlas de la virgen a cambio de un puñado de chambas mal pagadas.

Si creen que estoy siendo pesimista y negativo, dejen les platico. Ahora nos acabamos de enterar –gracias a la engañosa candidez del alcalde Félix Salgado– de que vaya usted a saber porqué razón, desde cuándo o a qué costo, ni Telmex ni CFE ni el aeropuerto internacional, ni otras empresas de similar pelaje, pagan predial. ¡Órale! O sea que no hay lana y ¿encima de todo nos salen con esto?

¡Ah!, pero ya más serenos, con el mismo sopetón con que nos revelaron semejante irregularidad, al día siguiente nadie agrega nada, todo mundo calla y se hace guaje. Se siente gacho porque uno quisiera saber quién o quiénes decidieron eso, bajo qué argumentos y ¡por qué demonios no estábamos enterados!

Recuerdo que hace algunos años algún desobediente turistero se quejó de que en Acapulco había empresas que no ponían ni para la propina, de la parte que le tocaba a la iniciativa privada en el entonces Fondo Mixto de Promoción Turística. ¿Y saben a cuáles señaló? Ahí les van unas cuantas: Telmex (again), CFE (one more time), Corona y Modelo (¡salud!), Coca Cola y Pepsico (¿una cubita?), Pemex (a pesar de sus temibles tanquezotes de Icacos), todos los bancos y los centros comerciales (“aquí no regalamos lana, mano”), ICA, GMD y Geo Carabalí.

“¿Y nosotros por qué?”, casi preguntaron, parafraseando a los clásicos. ¡Porque son justamente las que más dinero se meten en la plaza! ¡Por eso! ¿Alguna duda?

Pero los gigantes no pagan cover, entran gratis a la zona VIP, “y por favor no anden molestando a los señores, no sea que se nos vayan a otro lado”.

¿Cuánto a que no se van? ¡Me cái, se los juro por ésta!

Esta semana hubo más: el director de la CAPAMA Miguel Ángel Castro anunció que 600 empresas le deben a la paramunicipal unos 500 millones de pesos; entre otras: 7 millones el Oceanic 2000 (puras vergüenzas con el edificiote ese) y el exclusivo fraccionamiento Brisas del Marqués, ¡20 melones!

De a tiro estamos fregados, no hay lana y la poca que podría haber se las perdonamos a discreción –discretísima, porque la mayoría ni idea teníamos de semejante filantropía– además de los graciosos descuentos, exenciones y privilegios de rigor que de por sí reciben los señores de la lana.

Después de la revelación del director de la CAPAMA le preguntaron a Alberto Torreblanca qué empresas encabezan la lista de morosos más importantes, y el secretario de Finanzas eludió diciendo: “No me acuerdo”.

La respuesta es inaceptable e increíble. Para empezar, porque conozco a Alberto y sé que es un contador público eficiente, inteligente y profesional, incapaz de olvidar datos tan relevantes para su encomienda actual.

Puedo entender que su respuesta trata de apaciguar las aguas para poder negociar sin tanto ruido con los morosos, entre ellos el ex gobernador de Guerrero Israel Nogueda Otero, dueño del hotel Aca Bay. Pero su obligación primera es con los ciudadanos, con la transparencia informativa, sobre todo cuando el hecho se da en un contexto de graves acusaciones de corrupción en contra del gobierno de Alberto López Rosas.

Deben informar, explicar, argumentar, justificar, si quieren legitimar sus acciones; de esa forma hasta lograrán el respaldo de la sociedad. Que digan qué empresas no cumplen para que reciban no sólo sanciones administrativas, sino reproche social; que digan además cuáles sí cumplen para que reciban el reconocimiento de la gente.

Pero pareciera que no confían en las bondades de Acapulco.

Porque los empresarios sí saben que como destino turístico y como mercado, la plaza es generosa, atractiva y muy disputada. No se pueden quejar. La mejor prueba es una larga lista: ocho McDonald´s, dos Wal Mart, cuatro Cinépolis, dos Burger King, cinco Comercial Mexicana, cuatro Gigante, tres Sanborns, cuatro Vip´s y una multitud sedienta de chelas y chescos.

Que les vaya bien, mejor, que tengan muchas ganancias. Qué bueno. Pero que retribuyan mejor lo que Acapulco les da. Les conviene como negocio que la ciudad crezca bien, limpia, próspera, eficiente, ordenada, bella. Nos conviene a todos.

Lana hay, sólo que está mal repartida.

Dice un amigo –ahora alto funcionario zeferinista– que los funcionarios en Guerrero escuchan “inversión privada” y se bajan los pantalones (y a los demás se nos caen) antes de que se las pidan. Tiene razón.

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