EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

No somos iguales

Arturo Martínez Núñez

Febrero 14, 2023

 

En las últimas semanas el juicio a Genaro García Luna, poderoso secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, en una corte de Estados Unidos ha dejado al descubierto lo que muchos pensábamos: la abierta complicidad de los cárteles del narcotráfico con las autoridades del más alto nivel durante el periodo neo liberal.
El presidente John F. Kennedy decía que “aquellos ilusos que buscan el poder montados en las espalda del tigre, terminan dentro de éste”. La gran paradoja es que el gobierno más colaboracionista si no es que francamente entreguista hacia Estados Unidos, ahora ve cómo uno de sus pilares fundamentales es juzgado por los crímenes que juraba combatir.
Y no, no somos iguales. A los militantes de la Cuarta Transformación nos mueven los ideales y los principios no la ambición, el dinero o el poder por el poder. Seguramente hemos cometido errores y seguramente seguiremos haciéndolo pero hay una cosa fundamental que nos distingue de los mismos de siempre que es que nosotros regimos nuestra actividad política y nuestras vidas por el ideal de la justicia, de la igualdad y de la libertad.
La prensa al servicio del régimen anterior intenta minimizar el caso y le dan poca cobertura al juicio e incluso algún medio ha salido salpicado. Lo que de ninguna manera podrán ocultar es cuando el jurado determine la culpabilidad del presunto implicado.
El gobierno que más colaboracionista ha sido con los estadunidenses, recibirá de sus antiguos aliados un mazazo terrible que puede tener consecuencias mayores porque si el jefe del imputado ignoraba lo que hacía su secretario malo, pero si lo sabía, pues peor.
En la contienda de 2024, la Alianza del Mal no tendrá autoridad moral para señalar nada teniendo a uno de sus más encumbrados representantes encarcelado en el país al que le vendieron parte de la soberanía nacional. Los traidores y vende patrias serán paradójicamente juzgados y encarcelados por los que ellos consideraban sus aliados.
Por eso se les retuerce el intestino saber que hoy tenemos un presidente patriota que pone por encima de todo la soberanía nacional. Los otros no aman a México, quisieran que nuestra nación fuera un estado más de la unión americana, siguen a raja tabla los lineamientos que les imponen desde Washington y desde Wall Street, educan a sus cuadros en las universidades de ellos y aspiran a que México, en vez de mirar hacia el pasado para construir nuestro futuro, se convierta en un satélite más del imperialismo yanqui. No pueden entender que haya un presidente digno que viva y trabaje pensando en el bienestar del pueblo y no en el bienestar de los accionistas y banqueros estadunidenses.
En la Cuarta Transformación no estamos peleados con la idea del libre comercio internacional y del respeto entre naciones. Pero nosotros entendemos bien lo que significa ser libres y soberanos. Aliados sí, súbditos nunca. Cooperación entre iguales sí, sumisión jamás. Buenos vecinos sí, tributarios no.
Son muchas las opciones que se abren para México en el concierto internacional y habremos de jugar el papel que nos corresponde pero siempre poniendo por delante el interés y la soberanía de la patria. Para ellos, los de siempre, es difícil de entender porque la dignidad no es un concepto que vivan o que entiendan. Ellos prefieren ser súbditos del imperio mientras que nosotros buscamos ser socios de igual a igual.
No, no somos iguales, aunque ellos se empeñen en querer compararnos. Nosotros entendemos que primero está México y después los demás.