EL-SUR

Sábado 29 de Junio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Nueva reforma política

Florencio Salazar

Junio 10, 2024

Analizar minuciosamente y volver a la vida
aquello que a otro le pareció bien tirar. Paul Auster.

El presidente Andrés Manuel López Obrador preparó la reelección de su partido en el poder desde su primer día de gobierno. No se anduvo por las ramas: utilizó todos los recursos a su alcance para imponerse, incluso a pesar de políticas públicas de graves consecuencias. Su popularidad siempre se mantuvo arriba del promedio.
La polarización de los mexicanos fue una estrategia que lo enfrentaba a la minoría privilegiada, anulaba la rebelión de la clase media y cohesionaba el apoyo de los pobres. “La mañanera” ha sido su principal plataforma de ataque y descalificación del adversario. Los mexicanos adoptamos el lenguaje político del siglo XIX, que se convirtió en signos distintivos del espectro político: liberales y conservadores, liberales contra conservadores, conmigo o contra mí.
La prensa escrita y las redes están saturadas de análisis sobre las atípicas elecciones del pasado 2 de junio. El voto mayoritario de la población otorgó amplio apoyo a un gobierno que, en un país democrático y con demócratas, difícilmente se hubiera sostenido. No es cosa de repasar las causas del tsunami electoral, que le otorga a Morena  amplia mayoría en las cámaras legislativas federales y locales.
Sin embargo, se advierte la debilidad de la sociedad civil y de los partidos políticos. He insistido que en México la SC es incipiente. Las grandes concentraciones para defender al INE, a la Corte y la marea rosa, no pasaron de la natural molestia causada al huésped del Palacio Nacional. Después de esas manifestaciones masivas, que nos llenaron de optimismo al suponer una activa conciencia nacional, no hubo articulación política-social para convertir las demandas en compromisos del poder. No hubo desobediencia civil.
Por su parte, los partidos dieron una muestra más de su distancia con la sociedad. Postularon como candidatos a viejos políticos y se abusó de la influencia para acomodar a los próximos. Los mismos nombres, las mismas caras. El resultado es el desplome de los partidos opositores. AMLO hizo lo suyo y las oposiciones no estuvieron a la altura de las circunstancias.
No obstante, hay que considerar el fenómeno de Xóchitl Gálvez como el esfuerzo de una mujer inteligente, comprometida y desenfadada que puso en aprietos al régimen y su partido. La falla visible de la campaña fue la falta de unidad orgánica entre ella y los partidos y entre los partidos y la sociedad civil. El problema de las alianzas es que tienen  muchos mariscales y cada uno pelea principalmente por su causa.
Diversos sectores de la sociedad están entre la preocupación y la angustia respecto a lo que nos espera con la primera mujer Presidente de la República. La mayoría morenista en ambas cámaras solo puede frenarse evitando la sobre representación, lo cual ha advertido con reconocido conocimiento Jorge Alcocer, y así anular las reformas constitucionales que se propone AMLO antes de que concluya su administración.
No hay muchas alternativas para establecer contrapesos al régimen de Morena. Por lo pronto, debería convocarse a una gran asamblea democrática para proponer a la presidente Claudia Sheinbaum, incluso antes de su toma de posesión, una agenda de reforma política de cuarta generación. Se deben explorar otras formas de gobierno democrático y es necesario que emerjan nuevos partidos. La democracia es costosa pero es la única que permite resolver las diferencias en forma pacífica.
Nueva clase política, nuevas ideas, y novedosos mecanismos de representación para que se establezca el diálogo y posibles acuerdos con el próximo gobierno, que garanticen a los mexicanos la vigencia de la Constitución y las instituciones de la República. Hay que salir de la pesadumbre porque tenemos mucho México por delante.