EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Plan militar de la cultura en México

Federico Vite

Marzo 19, 2024

En la política el fondo es forma y en la política cultural no hay excepción alguna. El 19 de febrero pasado se anunció en un boletín del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) que la “Dirección General de Servicio Especiales” de la Guardia Nacional creó el “Batallón de patrimonio cultural” para proteger el arte del siglo XX y XXI, y perseguir el tráfico ilegal del país.
La coordinadora de Artes Visuales del Inbal, Luvia Sepúlveda –quien llegó a esa institución en abril de 2023– afirmó que los integrantes del “Batallón del patrimonio cultural” recibieron talleres, cursos y un diplomado sobre arte moderno y contemporáneo, con la intención de salvaguardar instalaciones a cargo de la Secretaría de Cultura, como museos, bodegas y obras, también protegerán a 10 artistas con declaratoria de “Monumento artístico”, quienes “por ley tienen que viajar con seguridad o custodias armadas”.
Al leer esto uno se hace preguntas inmediatas, por ejemplo, ¿por qué las zonas antropológicas –como la de La Sabana, en Acapulco– están abandonadas? ¿Por qué no le interesan a la Guardia Nacional estos sitios? ¿Por qué el “Batallón de patrimonio cultural” ignora estos vacíos institucionales? Obviamente, no deja de sorprender que existan 10 artistas que  fueron declarados “Monumento artístico” y necesitan estar protegidos las 24 horas. Al respecto de este tópico, no se ha dicho nada más. Se mantiene un fortificado silencio.
Sepúlveda detalló que los integrantes del “Batallón de patrimonio cultural” recibieron diplomados de arte moderno, arte contemporáneo, curaduría, conservación, museografía y salvaguardia del patrimonio cultural. Esos talleres, por cierto, también se ofrecerán al público cuando se inaugure la nueva Bodega Nacional de Arte, en Chapultepec. No se informa quién dio esa “capacitación” ni los módulos que se analizaron.
Esto pone en perspectiva un aspecto que hasta el sexto año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador suena con cierta estridencia. “Al final, el cuidado del patrimonio también es un tema de seguridad nacional y de seguridad en muchos niveles, porque toca muchas áreas de seguridad a nivel federal, local, municipal”, expuso Sepúlveda. Si juntamos esta declaración al proyecto gubernamental (afortunadamente claudicado) de crear en el Centro Cultural Acapulco cuarteles de la Guarda Nacional, se concluye que no hay buena voluntad en todo esta expansión de la vida pública para los militares. Antes de todo esto hubo un precedente de la militarización cultural en México.
En noviembre del año pasado, durante el Festival Internacional de las Artes Vivas Loja, en Ecuador, México fue el invitado de honor. Ahí ya estaba perfilada la apuesta que el líder máximo de Morena había implementado como recurso para algo que cada vez luce más torcido. Es decir, los militares asistieron en primera línea a ese llamado de las artes. Soldados del ejército encabezaron la representación de México en el Festival Internacional de Artes Vivas Loja, informó la reportera Nayeli Roldán en el portal Animal Político. El texto apareció publicado el 24 de noviembre de 2023. La nota refiere que la propuesta de que asistiera el ejército fue del presidente Andrés Manuel López Obrador. “La solicitud la hizo a su entonces homólogo, Guillermo Lasso, durante la visita oficial a México en noviembre pasado”, informó Joaquín Carrasco, subsecretario del Ministerio de Cultura de Ecuador.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tuvo más presentaciones que la delegación de artistas que viajó a Ecuador con el único objetivo de mostrar su trabajo en el festival de las artes. De hecho, los cadetes del Heroico Colegio Militar participaron en declamación de poesía el 23 y 24 de noviembre en la Plazoleta 1 de Mayo, mientras que el mariachi y ballet folclórico de la Sedena se presentó el 24 de noviembre a las 11:00 y 20:00 horas en el Teatro Nacional Benjamín Carrión Mora. Y la clausura del Festival estuvo a cargo de la Banda de Música, Ballet Folclórico, Caballos de Alta Escuela y Mariachi de la Secretaría de la Defensa Nacional en la explanada del Complejo Ferial Simón Bolívar, a las 20:00 horas del 25 de noviembre. A eso no se le puede considerar una “casualidad”, ni de broma.
Puede notarse el ideal máximo de un proyecto empujado por la 4T: darle labores culturales al ejército, ¿para qué? Sabemos muy poco al respecto, lo mismo que hace cuatro meses: “La orden viene desde arriba”. Por el procedimiento, tanto funcionarios de cultura de los tres niveles (federal, estatal y municipal) como el ejército, pareciera que el “Batallón de patrimonio cultural” intenta regular a un gremio tan crítico con el gobierno como el artístico. Si al líder máximo de la 4T no le causara sarpullido el conocimiento ni la ciencia, este tipo de proyectos extraordinarios no existirían, quizá sólo como una broma de mal gusto. Pero a estas alturas del sexenio uno ya no puede reírse de esto con tanta facilidad.
El “Batallón de patrimonio cultural” también delinea un aspecto: la Guardia Nacional intenta reducir los recursos y los espacios a los creadores. Tal vez a eso se refiere el eslogan de la austeridad republicana, darle menos a los civiles y cada vez más a los militares. Suena ideal para un gobierno que pretende mimetizar al ejército en la vida pública del país.
¿Por qué la Guardia Nacional quiere suplir las labores de los creadores? Si leemos con atención las señales que mandan los gobiernos (federal, estatal y municipal), parece que los creadores están destinados a pauperizar.
Habría que agregar una aspecto: la secretaria de Cultura de Guerrero, Martínez Rebolledo, anunció en una especie de podcast cómico que la Guardia Nacional firmará un convenio con la Secretaría de Cultura de Guerrero para brindar a los ciudadanos conocimiento musical. Sería mucho más risible si no fuera real, pero lo es. Dolorosamente lo es. Las órdenes de arriba revelan un plan que ya no parece secreto, ni mucho menos humanista, como tanto pregonan desde el púlpito de Palacio Nacional. Se trata de desmantelar un incipiente núcleo cultural, reducirlo, quitarle fuerza y restar así la crítica. De paso, ni duda cabe, quieren controlar los museos. Es pertinente decir que el “Batallón del patrimonio cultural”  va por el contenido de esos museos.  ¿O no?
El ejército, quiera uno o no, es el signo de la transformación de la 4T, pero en palabras más o menos claras, se trata de un elemento que incide en todo rubro, aduanas, centros culturales, transporte, seguridad, protección a migrantes, patrullaje de carreteras, pero da la impresión que están ahí porque el dinero se agotó y el Estado tiene que ahorrar echando mano de los militares, pero a largo plazo esto resulta carísimo, porque inhiben el flujo normal de la vida pública. ¿Aún tenemos dudas de eso?