EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Reserva de la Biosfera Sierra Tecuani

Octavio Klimek Alcaraz

Enero 13, 2024

El pasado 8 de enero de este 2023, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el “Decreto por el que se declara área natural protegida, con la categoría de reserva de la biosfera, el sitio Sierra Tecuani, ubicado en los municipios de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Tecpan de Galeana, Coyuca de Catalán y Atoyac de Álvarez, estado de Guerrero, y que abarca la superficie de 348,140-97-37.42 hectáreas.” Dicho Decreto fue expedido por el titular del Ejecutivo federal.
No es una superficie insignificante para Guerrero, ya que esas 348 mil 140 hectáreas representan el 5.5 por ciento de su superficie total (si se estima una superficie total de 6.3 millones de hectáreas para la entidad). En Guerrero, el gobierno federal solo había decretado 8 áreas naturales protegidas con un total estimado de 15 mil 426 hectáreas. Además de tener la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas el registro de 86 mil 779 hectáreas certificadas como áreas destinadas a la conservación en el estado. Nada que ver con esta superficie ahora decretada. Además, su importancia geopolítica es crucial: abarca cinco municipios de la región de la Sierra, Costa Grande y Tierra Caliente. Son 236 localidades con 17 mil 768 personas las que se ubican dentro de la Reserva de la Biosfera, lo que indica la enorme dispersión de la población. Es en un área históricamente marginada por la inversión pública, y muy castigada por los flagelos de la pobreza, desigualdad e inseguridad.
A continuación, presenta algunas reflexiones personales con datos derivados del estudio previo justificativo para el establecimiento de la Reserva de la Biosfera y del propio Decreto (https://www.conanp.gob.mx/pdf/separata/EPJ-RB-SierraTecuani.pdf) . En comillas, presento las citas textuales de ambos textos.
Las consecuencias reales en la superficie bajo decreto es que su destino es orientado a privilegiar la conservación de la naturaleza, su biodiversidad y sus contribuciones, conocidos como servicios de los ecosistemas. La clave es que de aquí en adelante se deben privilegiar las inversiones en favor de la naturaleza frente a aquellas que las destruyen.
Así, por ejemplo, conforme al artículo 46 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) con la nueva Reserva de la Biosfera quedan de tajo prohibidas obras y trabajos de exploración, explotación y beneficio de los minerales o sustancias a que se refiere la Ley de Minería. Esto es de suma relevancia, ya que cierra esa zona a una actividad minera en gran escala con enormes impactos ambientales adversos, y que ha generado verdaderas guerras por el territorio donde existen minerales entre grupos armados en Guerrero.
En el Decreto se señala, que el relieve del área natural protegida “esta caracterizado por una morfología de abruptas sierras, barrancas profundas y valles intermontanos, en el que se encuentran ocho tipos de vegetación como bosque de pino-encino, bosque de encino, selva baja caducifolia, bosque de encino-pino, bosque de pino, bosque mesófilo de montaña, bosque de Abies y bosque de galería, que son ecosistemas de alto valor ecológico y en buen estado de conservación”.
La Reserva de la Biosfera Sierra Tecuani “alberga y salvaguarda 1,879 especies nativas de las cuales 499 son endémicas y 150 se enlistan en alguna categoría de riesgo en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, Protección ambiental-Especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en riesgo” y de su modificación, publicadas en el DOF el 30 de diciembre de 2010 y el 14 de noviembre de 2019, respectivamente. Asimismo, en la Sierra Tecuani se registran 25 especies consideradas prioritarias para la conservación en México conforme al “Acuerdo por el que se da a conocer la lista de especies y poblaciones prioritarias para la conservación” publicado en el DOF el 5 de marzo de 2014.
Es decir, su importancia para la conservación de la biodiversidad es innegable, en especial de especies endémicas que sólo se encuentran en el país y Guerrero.
Considerando que la mejor forma de salvaguardar dicha biodiversidad es conservar sus espacios de vida, para ello, se encuentra en el Estudio Justificativo algunos datos interesantes, en especial los de su Tabla 5, sobre sus tipos de vegetación y uso de suelo. Realizando algunas sumas, se tienen 262 mil 472 hectáreas de bosques, que representan el 75.4 por ciento del total de la superficie de la reserva y 40 mil 211 hectáreas de selvas bajas caducifolias, que representan el 11.6 por ciento de la superficie total de la reserva. Las áreas no forestales son 45 mil 457 hectáreas, que representan el 13.1 por ciento de la superficie total de la reserva, en su mayor parte áreas agropecuarias.
Es importante el señalar que existe una superficie importante de bosque mesófilo de montaña bajo protección (21 mil 145.7 hectáreas; 6.0 por ciento del total de la reserva). Si se estima que en Guerrero, de acuerdo con el Inventario Nacional Forestal y de Suelos de 2022, no existen más de 150 mil hectáreas de bosque mesófilo de montaña con diferentes grados de naturalidad, se estarían protegiendo alrededor de 14 por ciento del total de superficie de tan preciado ecosistema, debido a su alto nivel de diversidad biológica y endemismo. Lo mismo se puede decir de los bosques de coníferas, como los bosques de pino (28 mil 924 hectáreas; 8.3 por ciento del total de la reserva), y los bosques de Abies (oyameles) 18 mil 61 hectáreas; 5.2 por ciento del total de la reserva). En el Inventario Forestal se estima en alrededor de 178 mil hectáreas de bosques de pino para todo Guerrero, no identificando el Inventario los bosques de Abies, cada vez más escasos. Por ello, se puede inferir que, sumando ambos tipos de bosques de coníferas, se protegerían alrededor del 26 por ciento de los bosques de coníferas existentes en la entidad.
La demás superficie de bosques lo componen bosques mixtos de pino-encino (95 mil 90 hectáreas; 27.3 por ciento del total de la reserva); bosques de encino-pino (37 mil 378 hectáreas; 10.7 por ciento del total de la reserva); bosques de encino (61 mil 171 hectáreas; 17.6 por ciento del total de la reserva), y bosques de galería (700 hectáreas; 0.2 por ciento del total de la reserva).
En ese orden de ideas, los tipos de vegetación señalan las prioridades clave de que se debía priorizar para las áreas núcleo, las áreas de reserva más estrictas, donde no deben existir actividades humanas de carácter extractivo y se dejan que los procesos ecológicos corran su curso sin intervención human en lo posible. Me salta, que finalmente se decretan dos zonas núcleo, una es La Sangrinaria con 386 hectáreas y otra es la denominada 200 Años, con mil 225 hectáreas, para un total de mil 611 hectáreas, es decir: ¡sólo el 0.5 por ciento del área total decretada se destina a zona núcleo! Esto, en mi opinión, significa un problema de diseño de la Reserva de la Biosfera, dada la poca superficie que se decreta en su zonificación a la reserva estricta. Además, se observa que la propuesta del Estudio Previo Justificativo incluso fue reducida de 3 zonas núcleo a sólo 2 con menor superficie. En la propuesta original de zona núcleo se destinaba a La Sangrinaria 2 mil 340 hectáreas; a la zona núcleo denominada Filo Mayor, 2 mil 79 hectáreas, y una tercera zona núcleo, denominada Pocitos, 890 hectáreas. Entre las 3 zonas núcleo se daba un total de sólo 5 mil 311, que también representaban el 1.5 por ciento del total de la reserva de la biosfera, demasiado bajo para el tamaño de la Reserva.
Me queda la impresión de que no fue posible convencer, en la premura de los tiempos, para la declaratoria a las dirigencias y demás habitantes de los ejidos y comunidades que se encuentran en la nueva Reserva de la Biosfera, de las posibles bondades y/o compromisos de tener mayores superficies de zonas núcleo. Por el contrario, se redujeron. Muchas de los ecosistemas que quedan en las zonas de amortiguamiento (346 mil 529 hectáreas) y que son posiblemente sujetas a algún tipo de aprovechamiento, como el forestal, será necesario proteger o cuidar por su rareza intensamente en Guerrero. Estoy señalando en concreto a los bosques mesófilos de montaña, los bosques de pino y de Abies, que suman un gran total de 68 mil 130 hectáreas, que representan alrededor del 20.0 por ciento del total de la Reserva de la Biosfera. Hay que trabajar ahora en el programa de manejo para que en estos tipos de vegetación se tomen las previsiones para su protección y/restauración de manera especial, posiblemente a través de la subzonificación en la zona de amortiguamiento. Además, seguramente con programas de subsidios públicos y nuevas formas de manejo sostenible se puede apoyar a las comunidades que decidan cuidar estos tipos de vegetación en la Reserva. Recuérdese, que el programa de manejo debe ser expedido conforme al artículo 65 de la LGEEPA en el plazo de un año a partir de la declaratoria.
Dado que es la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) es la responsable de administrar la nueva Reserva de la Biosfera, tendrá en los tiempos por venir la formulación no sólo del programa de manejo, sino también el nombramiento del director responsable de administrar la Reserva, esperemos apoyado por un equipo mínimo de colaboradores, dotados de presupuesto en suficiencia para operar su manejo. Además, se debe instalar un Consejo Asesor de la Reserva. En fin, se ha dado un buen primer paso, ahora hay que fortalecer el desarrollo optimo de la Reserva de la Biosfera Tecuani.