EL-SUR

Miércoles 18 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Tendencias poblacionales de mariposas en riesgo en Estados Unidos

Octavio Klimek Alcaraz

Septiembre 07, 2024

A medida que las poblaciones de mariposas raras disminuyen, presionadas por la pérdida de hábitat, los pesticidas y el calentamiento del clima, los esfuerzos intensivos de las personas pueden contrarrestar esa tendencia, ayudando a que algunos grupos de insectos se mantengan estables o incluso aumenten, según una investigación publicada el pasado 3 de septiembre en el Journal of Applied Ecology. La investigación de largo título se llama La constancia fenológica y las intervenciones de gestión predicen las tendencias poblacionales de mariposas en riesgo en los Estados Unidos, fue encabezada por Collin Edwards y Cheryl Schultz de la Universidad Estatal de Washington, en Vancouver, Washington, Estados Unidos, junto con un amplio grupo de investigadores de otras universidades de los Estados Unidos (ver artículo en: https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1365-2664.14735).
Los investigadores del estudio señalan que existe un amplio reconocimiento del declive de la fauna de insectos y sigue habiendo una sensación de conmoción y alarma con respecto a esta rápida desaparición. Esta preocupación está justificada, ya que los insectos desempeñan un papel fundamental en los servicios ecosistémicos, desde la polinización hasta la base de la cadena alimentaria. Los impulsores dominantes asociados con la disminución de los insectos incluyen la pérdida de hábitat, los pesticidas y el cambio climático. El área global de espacios naturales no perturbados disminuyó del 95 al 50 por ciento en el siglo XX y la disminución del hábitat se ha documentado como un impulsor dominante de la desaparición de insectos en esa época. En consecuencia, los esfuerzos para conservar las especies de insectos en riesgo se han centrado en la restauración y mejora del hábitat. El cambio climático es un factor importante de la disminución actual de los insectos, pero el alcance de sus efectos es muy discutido. El objetivo del estudio fue desentrañar las influencias relativas del cambio climático y la gestión en las poblaciones de mariposas en riesgo.
Los datos de la investigación ofrecen pistas sobre algunas de las formas en que estos esfuerzos podrían contrarrestar los efectos del cambio climático. Una preocupación sobre el cambio climático es que los patrones de vida anuales de los animales (cuándo nacen, se aparean, comen, migran o hibernan) pueden descontrolarse a medida que cambian los marcadores estacionales, como la floración temprana de las flores.
Los cambios en la fenología, que es la sincronización estacional de los eventos biológicos, son una respuesta común al cambio climático, pero su impacto en la dinámica poblacional es, a menudo, ambiguo, y las especies raras o en riesgo se omiten en la mayoría de los análisis. Los insectos, especialmente las mariposas, se han utilizado con frecuencia como indicadores para evaluar los cambios en la fenología. Los cambios en la fenología también se han relacionado con las tendencias en la abundancia, aunque dichos estudios son más raros y los hallazgos son inconsistentes.
El estudio analizó décadas de registros que rastreaban los altibajos de 31 especies de mariposas raras en 10 estados de Estados Unidos. Gran parte de los datos procedían de científicos ciudadanos, que realizaban estudios periódicos de mariposas, incluidos recuentos de la población y el momento en que los insectos alzaban el vuelo.
En general, los resultados fueron desalentadores. Las poblaciones de mariposas en riesgo están disminuyendo a un ritmo alarmante. En promedio, el número de mariposas disminuyó un 8 por ciento por año, lo que equivale a una disminución del 83 por ciento en la abundancia total en un periodo de 20 años. Esta tasa de disminución de las poblaciones en riesgo fue mucho más rápida que la tasa de disminución de la comunidad de mariposas en general, que se ha estimado entre el 1 y el 3 por ciento en varias regiones del mundo.
De las 114 poblaciones de mariposas (algunas especies fueron rastreadas en más de un lugar), el 43 por ciento (49 poblaciones) estaban en declive significativo. Pero un análisis más detallado reveló que no todo era pesimismo, 18 por ciento (21 poblaciones) estaban creciendo y en el 39 por ciento (las otras 44 poblaciones) no había una tendencia clara.
Cuando los científicos buscaron factores que pudieran ayudar a explicar los diferentes destinos, una cosa destacó: la mejora en el número de mariposas estaba fuertemente correlacionada con esfuerzos de gestión más intensivos destinados a ayudar a los insectos. Las medidas de conservación, como la quema, el pastoreo o el control de las malas hierbas, ayudaron a crear una mayor variedad de hábitats en el paisaje, lo que, a su vez, podría dar a las mariposas una mejor oportunidad de encontrar lugares a los que se adaptaran mejor y pudieran mantener sus ritmos de vida en un clima cambiante.
De los 75 sitios para los que fue posible obtener el historial de manejo, 57 tuvieron intervenciones de manejo para mejorar la calidad del hábitat durante los años en que se disponía de datos de estudios de mariposas y no hubo esfuerzos de reintroducción. Las intervenciones incluyeron incendios en 37 sitios, siega en 32 sitios, manejo basado en herbicidas en 37 sitios, plantación de plantas hospedantes o recursos de néctar en 30 sitios y pastoreo en 6 sitios. Los administradores informaron haber usado herbicidas para controlar plantas no nativas, que incluían los siguientes ingredientes activos: aminopiralida, clopiralida, dicamba, fluazifop-p-butilo, glifosato, metsulfurón metil, setoxidim y triclopir. El estudio hace énfasis en que, si bien las aplicaciones limitadas de herbicidas selectivos pueden ser fundamentales para reducir las malezas nocivas y de rápida propagación, la aplicación excesiva de pesticidas tiene impactos negativos demostrables en las mariposas y sus hábitats. De manera similar, la frecuencia de los incendios debe ser suficiente para mantener la estructura del hábitat sucesional temprano, pero quemar con demasiada frecuencia puede ser destructivo y el pastoreo de conservación puede ser importante para reducir la estatura de los campos antiguos dominados por pastos, pero el pastoreo excesivo deja pocos recursos de néctar o plantas hospedantes para las mariposas que buscan alimento y al ovipositar. En conjunto, la aplicación de estas intervenciones crea heterogeneidad; la fuerte asociación entre la frecuencia de estas intervenciones y las tendencias de las poblaciones de mariposas sugiere que la creación de heterogeneidad es importante para mantener las poblaciones de mariposas. Al crear esta heterogeneidad, las mariposas pueden seleccionar una variedad de lugares para utilizar dentro de estos hábitats y, a nivel de población, las respuestas mensurables que vemos son una mayor constancia fenológica y un impacto positivo en las tendencias de abundancia.
En el estudio se utiliza un parámetro al que le denominan la “constancia fenológica”, que es el negativo del valor absoluto de la tendencia en la fenología media. Esto significa que un valor cercano a 0 corresponde a una población cuya fecha media de la curva de actividad de vuelo es relativamente constante a lo largo del tiempo, mientras que un valor muy negativo corresponde a una población que está cambiando a volar mucho antes o mucho después de su etapa larvaria conocida. Las poblaciones de mariposas que obtuvieron mejores resultados tuvieron la menor fluctuación interanual en un evento vital clave: cuando emergieron de su etapa larvaria y emprendieron el vuelo. En general, los grupos de mariposas con mayores cambios en ese momento tenían más probabilidades de experimentar descensos en sus números.
Así, se encontró que la constancia fenológica era alta en los sitios con gestión, lo que sugiere que las intervenciones de gestión se pueden utilizar para mitigar las consecuencias del cambio climático a nivel de población. La reducción del cambio fenológico puede haber ocurrido porque las intervenciones de gestión dieron lugar a un hábitat espacialmente heterogéneo, lo que a su vez permitió que la actividad de las mariposas siguiera las condiciones óptimas moviéndose dentro de un sitio en lugar de cambiar la fenología.
La conclusión general es que las poblaciones de mariposas en sitios con frecuentes intervenciones de gestión estaban aumentando en abundancia, mientras que las de lugares sin estas intervenciones estaban disminuyendo. Los resultados implican que, a un nivel amplio, la gestión funciona. La hipótesis de que las intervenciones de gestión pueden influir en la fenología a nivel local tiene implicaciones para la planificación de la conservación.
Tiene sentido que a una especie le vaya mejor cuando la gente le dedica esfuerzos para conservarla. Pero en el caso de las mariposas raras, esa idea no se había puesto a prueba con investigaciones más exhaustivas. Tampoco estaba claro si el trabajo para conservar o mejorar el hábitat era suficiente para contrarrestar los efectos del cambio climático, como la llegada temprana de la primavera o veranos más cálidos.
El mensaje final es que no solo es posible todavía reducir el cambio climático, sino tratar de mitigar sus impactos, como es en la biodiversidad, con acciones a nivel local es posible.