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Opinión  

Tómatelo como algo personal

Un día más: las mismas notas sangrientas, la inquietud de que las cosas no marchan bien y que el futuro de una vida buena en el mundo y en el país está en riesgo. No quisiera que la ciudadanía se acostumbre a levantarse con ideas pesimistas. Debemos combatir esa tendencia a pensar que todo esto … Continúa leyendo Tómatelo como algo personal

Agosto 06, 2005

Un día más: las mismas notas sangrientas, la inquietud de que las cosas no marchan bien y que el futuro de una vida buena en el mundo y en el país está en riesgo. No quisiera que la ciudadanía se acostumbre a levantarse con ideas pesimistas. Debemos combatir esa tendencia a pensar que todo esto malo que sucede puede continuar indefinidamente. No debemos olvidar que la parálisis colectiva sólo beneficia a los grupos más perversos de la sociedad, a los poderosos en todo sentido.

Requerimos tener una visión diferente del futuro que nos oriente de un día a otro. Estoy convencido que si actuamos hoy, aunque sea en pequeños avances, no habrá que esperar a la utopía del futuro. Debemos tratar de vivir hoy como hemos soñado que debe vivir la humanidad. El pensamiento de izquierda no puede ser absorbido por el pesimismo de la derecha, así no haríamos nada.

Lo que se trata es llegar a tener ciertas condiciones de equilibrio de recursos, donde se pueda vivir dignamente con ciertas condiciones básicas. No es difícil comprender por qué hay tanto crimen violento en México y el mundo con los actuales extremos de riqueza y pobreza que hay. Cualquiera que revise datos y estadísticas observara que hay mucho menos crimen donde la riqueza está mejor distribuida.

Hace algunos meses leí la reseña de un libro que se llama Lo imposible llevará un poco de tiempo de Paul Rogat Loeb –que espero pronto leer completo. El texto comenta que el título viene de una canción de Billie Holiday, Lo difícil lo haremos ahora; lo imposible nos llevará un tiempo.

Uno de los que escribe en el libro de Loeb es Howard Zinn, quien es conocido en Estados Unidos como el historiador del pueblo. Zinn es seguramente un modelo para todos los intelectuales, pues ha puesto su conocimiento y trabajo académico al servicio de los movimientos populares. Aquí quisiera citar de notas diversos pensamientos                                       y consejos de Zinn.

En El optimismo de la incertidumbre del libro de Loeb. Primer consejo: no te dejes intimidar por aquellos que están en el poder. Tengan el poder que tengan, no podrán evitar que vivas tu vida, que pienses independientemente, que te expreses con libertad.

Segundo consejo: no esperes que los medios te descubran los actos de rebeldía cotidiana. Mira a tu alrededor, búscalos por ti mismo. Encuentra gente que comparta tus valores… y que tenga sentido del humor.

En el libro de Anita Roddick Tómatelo como algo personal –del cual me fusile el título de este artículo– se cita lo siguiente de Zinn: “La desobediencia civil no es nuestro problema. Nuestro problema es la obediencia civil.

Nuestro problema es que la gente es obediente mientras las cárceles están llenas de ladronzuelos y los grandes ladrones rigen el país. Éste es nuestro problema”.

Zinn ha insistido con el ejemplo del compromiso de los intelectuales, de que éstos se deben conectar con el mundo real.

En una entrevista hecha en 1998 por el economista Raymond Lotta, a la pregunta ¿qué les recomendaría a los intelectuales con respecto a su trabajo? Decía Zinn: “A los intelectuales les diría algo así ¿No es aburrido el mundo académico? ¿No hay más en la vida que ir a conferencias académicas, escribir ponencias eruditas, escribir para un pequeño grupo en su campo, en su profesión? En el ocaso de la vida no están en la misma posición que Iván Ilich en la novela de León Tolstoi La muerte de Iván Ilich en la que un hombre muy exitoso piensa en su lecho de muerte: ‘¿Por qué me siento tan mal?’”.

Estoy convencido que para lograr una transformación política de la sociedad se requiere un cambio profundo y radical en las actitudes de la gente normal. En especial se requiere que la gente comprenda que hay que cambiar de actitud ante la pérdida constante de nuestros fundamentos éticos. Se requiere participar activamente en las campañas políticas, a favor de la prevención del delito y en contra de la violencia, de equilibrar el poder hoy concentrado en pocas manos. Las redes de complicidades y corrupción entre los poderosos pretenden destruir todo aquello que les estorbe. El crimen organizado no se explica sin la ayuda de una clase política y financiera corrupta.

Yo estoy integrado en un partido político, el PRD. Estoy vinculado con otra gente a través de principios y un programa político. Tenemos que aprender a vincularnos con otra gente. Difícilmente podremos ser efectivos actuando en solitario. Requerimos unirnos a personas que estén sensibilizadas sobre los temas que nos preocupan. Tenemos que plantear las cuestiones en cualesquiera que sean los ambientes en que nos desenvolvemos. Hay un proverbio etíope que dice: “Cuando las arañas se unen pueden atrapar un león”.

En estos días de registro de candidatos para presidentes municipales y diputados locales, y previos al inicio de la campaña electoral. Les propongo a los candidatos, entre el ruido mediático –y de despilfarro– de sus campañas, atiendan el siguiente proverbio de Mahatma Gandhi: “Siempre que tengas una duda, pon en práctica la siguiente prueba: recuerda la cara de la persona más pobre y débil que hayas visto y pregúntate si el paso que vas a dar será de alguna utilidad para ella”.

Y otro de Goethe: “No hay nada más terrible que ver la ignorancia en acción”.

Finalizo comentando que la ciudadanía debe utilizar el proceso democrático por venir. Por más imperfecto que parezca nuestro sistema hagamos que la ciudadanía sea escuchada. Hay que unirse a otros ciudadanos para organizar encuentros con los candidatos. Hay que obligar al debate público a los candidatos, a la discusión de ideas y propuestas. Evitemos caer en las trampas publicitarias y en los eslóganes superficiales, y no dejemos de votar en conciencia. Tomémoslo como algo personal.