EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Trabajo en equipo o fracaso garantizado; transición inédita, los cambios que vienen

Abelardo Martín M.

Junio 25, 2024

Uno de los rasgos relevantes de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido, sin lugar a dudas, el trabajo en equipo, demostrado frecuentemente con la presencia de los funcionarios en la conferencia de prensa “mañanera”, evento vanguardia de la comunicación institucional, y también del orden y la disciplina entre sus colaboradores.
La “mañanera” exige un trabajo arduo, preciso, puntual y ordenado, confirma que la gobernanza se construye a partir de la comunicación entre gobernantes y gobernados, tarea que durante décadas fue menospreciada y mal valorada por regímenes priistas y panistas, que adoptaron un modelo publicitario cada vez más costoso e ineficaz.
Casi todos los días, el presidente AMLO reunía en su encuentro matutino con los medios de comunicación a sus colaboradores para dar informes amplios, puntuales, precisos sobre problemas, proyectos y para que los funcionarios de los primeros niveles, directamente, informaran de sus actividades.
Trabajo en equipo, sin duda alguna. No se trata de amistad, sino de que, con respeto a la diversidad de opiniones haya la decisión de realizar la tarea. Empatía, disciplina, respeto, orden, compromiso, son los elementos esenciales. Sobran el protagonismo, la lambisconería, la apariencia y el individualismo.
A menos de cien días del relevo presidencial, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, por su parte, ha dado los primeros pasos para garantizar que cuando el primer día de octubre tome posesión, su gobierno tenga ya las riendas y el impulso para ejercer su mandato.
Una medida inicial ha sido el anuncio de una primera tanda de quienes integrarán su gabinete, un grupo de tres hombres y tres mujeres que ocuparán algunas de las carteras relevantes en el nuevo gobierno, además del secretario de Hacienda actual, a quien se ratificó inmediatamente después de la jornada electoral.
Los nombres de los designados ya son del dominio público por la amplia difusión que recibieron, y han generado comentarios positivos, porque en general se trata de personajes reconocidos por su nivel y trayectoria profesional. Especialistas prestigiados en cada una de las ramas de trabajo a las que fueron asignados.
A la par, se han desatado especulaciones sobre los nombramientos que faltan, y circulan listas aparentemente filtradas a los medios de comunicación, así como rumores sobre presuntos estirones y presiones alrededor de quienes querría nombrar la presidenta contra los deseos del mandatario saliente, intentos de confundir cuando que la presidenta electa tiene claro el reto y también la estrategia y las acciones que se requieren para enfrentarlo.
Por lo pronto, se ha transmitido con éxito un mensaje de continuidad mientras se construye a la vez un equipo que empieza a delinearse con perfiles idóneos y no con ocurrencias o improvisaciones. Continuidad con cambio, ha quedado definido.
En los próximos días podremos ver si esta tendencia se reafirma, y si la presidenta logra venturosamente lo que se dice es la base de cualquier gobierno solvente, una integración adecuada y pertinente de su equipo de trabajo, nada más, pero nada menos.
Un mes antes del cambio en Palacio Nacional, tendrá lugar la instalación del nuevo Congreso de la Unión, del cual ya sabemos que tendrá una abrumadora mayoría morenista, aunque está pendiente el proceso de impugnaciones que en su momento deberá resolver el Tribunal Electoral, y con base en sus determinaciones establecer la composición que puntualmente corresponderá a cada bancada.
No obstante, la amplísima ventaja en la elección presidencial y en las del Congreso, ha dado al nuevo gobierno el margen suficiente para que el tránsito se vuelva terso y sin sobresaltos mayores, fuera de algunos incidentes como el nerviosismo mostrado en el mundo financiero en los primeros días después de la elección, a propósito de la premura por llevar adelante la reforma judicial, lo que motivó la caída en la paridad cambiaria del peso y en la bolsa de valores, más por maniobras especulativas a partir de opiniones interesadas que por desconfianza en la administración de gobierno entrante.
Recientemente, las opiniones del exsecretario de Estado en el pasado gobierno del expresidente norteamericano Donald Trump, quien considera que las reformas morenistas proyectadas detendrán las inversiones y posiblemente desatarán una guerra comercial entre nuestros países, es un reflejo en el mismo sentido, considerando que allá se vive un proceso electoral en el que México y los mexicanos son involucrados para bien o para mal.
Desde luego, la virtual presidenta Sheinbaum sabe que heredará diversas problemáticas no resueltas, entre ellas el tema de la seguridad y la criminalidad, que en diversas regiones del país siguen fuera de control. Basta señalar el caso de Guerrero, donde la estela de la violencia política continúa imparable, pese a que las elecciones ya pasaron. A la lista de candidatos y personajes ligados al ejercicio gubernamental victimados en el transcurso de las campañas, ahora se ha sumado el asesinato del alcalde electo de Copala, hace una semana, y el del presidente municipal de Malinaltepec, éste último secuestrado por una comunidad que vive un conflicto agrario añejo, y encontrado muerto el pasado fin de semana. En esa materia, en Guerrero existe la percepción de que cada vez se agrava más la inseguridad.
Esperemos que la llegada del nuevo gobierno federal dé paso a un proceso de pacificación del país y de tranquilidad, que en el sexenio que está por terminar no pudo lograrse y que las consecuencias de ello se sientan en Guerrero.