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Martes 07 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Trasplantes, hacia el consentimiento presunto

En los últimos años la necesidad de donaciones de trasplantes de órganos y tejidos de personas fallecidas en México sigue creciendo. Al 29 de julio de 2016, en el sistema del Registro Nacional de Trasplantes ubicado en la página electrónica del Centro Nacional de Trasplantes de la Secretaría de Salud, 20 mil 362 personas estaban … Continúa leyendo Trasplantes, hacia el consentimiento presunto

Julio 30, 2016

En los últimos años la necesidad de donaciones de trasplantes de órganos y tejidos de personas fallecidas en México sigue creciendo. Al 29 de julio de 2016, en el sistema del Registro Nacional de Trasplantes ubicado en la página electrónica del Centro Nacional de Trasplantes de la Secretaría de Salud, 20 mil 362 personas estaban en espera de la donación de algún órgano; 12 mil 481 personas esperaban recibir un trasplante de riñón; 7 mil 405 personas un trasplante de córnea; 402 personas un trasplante de hígado; 52 personas un trasplante de corazón; 10 personas un trasplante de páncreas; nueve personas un trasplante de riñón-páncreas; dos personas un trasplante de hígado-riñón, y una persona un trasplante de corazón-pulmón.
En contraste la cifra de trasplantes realizados es menor a la demanda. En 2015, se realizaron 6 mil 432 trasplantes. Este año 2016, al 29 de julio, se han registrado 3 mil 747 trasplantes. 2 mil 16 personas recibieron un trasplante de córnea; 2 mil 16 personas un trasplante de riñón; 105 personas un trasplante de hígado; 22 personas un trasplante de corazón; tres personas un trasplante de páncreas; una persona un trasplante de pulmón. Ver página electrónicahttp://www.cenatra.salud.gob.mx/interior/trasplante_estadisticas.html.
Se entiende por trasplante conforme a la Ley General de Salud a “la transferencia de un órgano, tejido o células de una parte a otra, o de un individuo a otro y que se integren al organismo”. En la mayoría de los casos, se realiza mediante una intervención quirúrgica que sustituye un órgano enfermo por uno sano, devolviendo la calidad de vida o salvar la vida misma, al paciente enfermo.
Existe la donación en vida, que es cuando una persona decide donar un órgano o tejido estando en vida. Muchos trasplantes de donadores en vida son realizados por la relación consanguínea entre el donante y el receptor, así se donan, por ejemplo, un riñón, células madre, médula ósea, segmentos de hígado o lóbulo pulmonar.
Pero también se puede donar después de la vida, esta decisión se toma cuando la persona al fallecer, especialmente por muerte encefálica, pueden donar sus órganos (riñones, corazón, páncreas, pulmones, hígado) y tejidos (hueso, piel, córneas, tendones, cartílago y vasos sanguíneos). Cuando se fallece por paro cardio-respiratorio, únicamente podrá donar tejidos. Se dice que un donante no vivo puede salvar o mejorar la calidad de vida de hasta ocho personas receptoras.
Uno de los factores que influyen en impulsar la donación, es que cuando hay muerte encefálica, surgen mitos, sobre si en verdad se está muerto. En realidad, existen estrictos criterios médicos y legales para declarar muerta a una persona, que ha perdido en forma total e irreversible sus funciones cerebrales –cuando el tallo y la corteza cerebral está destruida–, y se encuentra mantenida por soporte artificial, sin poder devolverle la vida.
También, las creencias religiosas o morales influyen en la donación. Aunque en la mayoría de las religiones existe una posición favorable a favor de la donación y el trasplante de órganos. Ya que finalmente, es un acto de benevolencia y amor para ayudar y salvar la vida del prójimo.
Otro obstáculo, que pesa en México, es que las propias capacidades de los servicios de salud para atender los procesos tan complejos de trasplantes son cuando menos insuficientes. De hecho, es en los grandes hospitales especializados de la ciudad de México, Guadalajara o Monterrey donde se realizan la mayoría de los trasplantes de órganos en el país, ya que se requiere la participación de profesionales altamente especializados y los requerimientos técnicos son muy complejos.
Sin embargo, es necesario indudablemente aumentar el ritmo de donaciones de órganos. En la actualidad se conocen dos formas de dar un consentimiento de la persona para que, después de su muerte, su cuerpo o cualquiera de sus componentes se utilicen para trasplantes de órganos: uno es el de consentimiento tácito o expreso –el que legalmente impera en México– y el otro es el presunto.
La donación de consentimiento tácito o expreso significa, que la persona debe expresar claramente su voluntad de donar sus órganos al momento de su muerte. Este modelo reconoce la libertad del individuo de disponer de su cuerpo y reconoce el derecho de revocarla si fuera necesario. Es un modelo donde el espíritu altruista y sin fines de lucro de la persona de la donación voluntaria prevalece.
La donación presunta considera, que la persona que no quiere donar sus órganos debe expresar su rechazo a este acto. En caso de que no exista una constancia expresa registrada que señale esto, se supone el consentimiento para la donación de órganos, lo que autoriza la extirpación de órganos al fallecer la persona. Es un modelo donde prevalece la solidaridad con toda la sociedad, ya que el objetivo es lograr el mayor número de donaciones de órganos posibles.
Hay toda una discusión ética en marcha sobre las consecuencias de la donación presunta. Lo que es un hecho, es que, en países, como España, donde la donación presunta se realiza, tiene el mayor número de donaciones y trasplantes se realizan por número de habitantes. Países de Europa y de Latinoamérica, como Argentina, Brasil, Uruguay lo han incorporado en su legislación.
Concluyo, señalando que probablemente este año o el próximo año tendremos las reformas legales para realizar la donación presunta de manera expresa. Así en México, donde se da la donación tácita o expresa, todavía se requiere de toda una cadena familiar de la persona fallecida para autorizarla. Con ello, esto ya no sería necesario. La discusión, a mi entender tiene que ver con las formas de implementarla. Dar la oportunidad a aquellas personas que, en caso de fallecer, no deseen ser donantes de órganos y tejidos puedan manifestarlo, ya sea en su credencial de elector, en su cedula de identidad ciudadana, u otro documento oficial para quedar así registrados por el Centro Nacional de Trasplantes de la Secretaría de Salud, ese es el primer asunto a resolver. Otro, tema es el tiempo para que entre en vigor dicha reforma a partir de su aprobación, ya que necesariamente hay un impacto presupuestal significativo en los preparativos. Esto para que, bajo el principio de máxima difusión, la ciudadanía tenga suficiente tiempo para conocer la reforma, finalmente requerimos educarnos para tener una actitud más positiva ante la donación presunta de órganos y tejidos. En caso contrario, la persona deberá saber que podrá registrarse en un documento oficial manifestando que no desea donar sus órganos y tejidos, además de conocer que esto constará en el Registro Nacional respectivo para que su cuerpo no sea sujeto a ablación.
P.D. La tragedia de la inseguridad en Guerrero, requiere de una posición unitaria de todas las fuerzas sociales y políticas. Desde la sociedad se observa que hay muchas responsabilidades compartidas de los partidos políticos, que han sido gobierno en distintos momentos a nivel federal, estatal y municipal. Apelamos a la altura de miras de tirios y troyanos, para que dialoguen y busquen una hoja de ruta conjunta y coordinada para atender esto.