Hay un problema que afecta a los cuatro principales aspirantes a ser candidatos presidenciales independientes: que no son independientes, que utilizan el poder para alcanzar sus objetivos y que, en contradicción con su prédica, mantienen vínculos estrechos con los partidos políticos o con figuras de poder. En esa circunstancia se encuentran Jorge Castañeda, Jaime Rodríguez, Miguel Ángel Mancera y Margarita Zavala, hasta hoy los aspirantes más visibles a estrenar la figura del candidato independiente en la elección del 2018.
¿Cuál es la legitimidad que puede reclamar un candidato independiente cuya candidatura se fragua en la sede del gobierno de la Ciudad de México, de Nuevo León, de Oaxaca o en la residencia de un ex presidente de la República? Ninguna.
El 17 de mayo el ex presidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún ofrecieron en su rancho de Guanajuato un desayuno a Jorge Castañeda, en el que le manifestaron su apoyo en la búsqueda de la candidatura presidencial independiente. Fox dijo que “por supuesto que apoyo candidaturas independientes; por supuesto que siempre apoyo y apoyaré a Castañeda, (en) todo lo que sea bueno para México estaré sumándome, a cualquier causa de éstas. México necesita avanzar hacia muchos mejores niveles de desarrollo, muchos mejores niveles de paz, de armonía; a muchos mejores niveles de erradicar corrupción, y por tanto una buena posible solución es el camino independiente”. (Reforma, 18 de mayo de 2016)
En términos partidistas, el respaldo de Fox sería para Castañeda un golpe político trascendente, pero en el contexto de la candidatura no partidista viene a ser algo así como el beso del diablo, un motivo que atrofia la supuesta independencia en la que finca sus posibilidades de acceder al poder, o que exhibe su falta de independencia.
Lo mismo puede decirse de Rodríguez Calderón y Mancera, gobernantes en activo y quienes el pasado 3 de mayo se reunieron en las oficinas del jefe de Gobierno de la Ciudad de México para hacer planes políticos. En el encuentro también participaron el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, el presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, y el coordinador de la fracción del Partido Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, Clemente Castañeda. Alfaro reveló que esa reunión tuvo como fin analizar la definición de una candidatura independiente para las elecciones del 2018, encabezada por alguno de los asistentes.
El éxito del ahora gobernador de Nuevo León en las elecciones de hace un año se debió al carácter emergente de su candidatura y a su alejamiento de los partidos y del poder, pero una vez en la gubernatura no puede aspirar a conservar la misma condición, pues personifica el poder público. Ya no es ni puede ser “independiente”. Mancera, por su parte, obtuvo la jefatura de Gobierno llevado en hombros por el PRD. Y no es muy diferente la situación de la esposa del ex presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, quien pretende la candidatura presidencial del PAN pero con la advertencia de que si no la consigue optará por la vía no partidista. En el otro extremo se encuentra el periodista Pedro Ferriz de Con, quien también ha exteriorizado su deseo de ser candidato independiente, aunque notoriamente con menor impulso y posibilidades precisamente porque de todos, es el que menos vínculos parece tener con factores partidistas o de poder.
En su libro Sólo así: por una agenda ciudadana independiente, Jorge Castañeda sostiene que las posibilidades de que una candidatura independiente prospere dependen del carácter de la agenda que plantee, y que es imperioso que ésta se aparte de los intereses de los partidos y recoja el clamor ciudadano contra la corrupción y la impunidad y en defensa de los derechos humanos. Los cambios necesarios para la recuperación del Estado de derecho que lo anterior supone “únicamente son posibles mediante un gobierno exterior a la partidocracia”, dice, pues ni el PRI ni el PAN los harán porque “ya fracasaron”, y la izquierda –en referencia a Andrés Manuel López Obrador– “va de salida en la región”.
Desde su perspectiva, es preciso convertir las elecciones del 2018 en una disputa “como corresponde al ánimo de la sociedad mexicana: entre los adversarios o verdugos de la partidocracia y sus defensores y beneficiarios, no entre izquierda y derecha, entre progresistas y conservadores, entre priistas y el anti-PRI”. Y concluye que la agenda ciudadana que late en el país, distinta de la agenda de los partidos, “sólo la puede abanderar una candidatura independiente, y nadie más la puede poner en práctica que un gobierno amplio, plural e independiente, producto de la victoria de esa candidatura”.
Aunque el planteamiento general parezca atractivo, la propuesta que Castañeda formula en su libro se quiebra por la facilidad con la que sentencia que la disputa no es entre derecha e izquierda, o conservadores y progresistas. Al margen de los formatos electorales, lo es. También se cae por su descalificación gratuita y no documentada de la izquierda como alternativa ante los desastrosos gobiernos del PAN y del PRI, y por su insólito desdén hacia el combate a la desigualdad y la pobreza en esa agenda ciudadana (con una sensibilidad de rico, pide “no caer en el lugar común y la demagogia de que todos los males mexicanos provienen de la desigualdad y la pobreza”).
Quizás porque toma partido, en su libro Castañeda no arremete contra toda la izquierda, sino solamente contra López Obrador –el precandidato que se encuentra a la cabeza en todas las encuestas previas al 2018–, a quien le reconoce capacidad para ganarse el mercado electoral al que precisamente apunta la candidatura independiente. Pero “engañosamente”, dice, pues López Obrador “es un político profesional y tan parte de la partidocracia como los demás” y, según se infiere de ello, igual que aquellos que están hoy o estuvieron en el pasado cercano en el poder, aunque ni López Obrador ni la izquierda hayan dirigido al país. No dice que el tabasqueño sea un “peligro para México”, pero lo insinúa en numerosas ocasiones a lo largo del volumen.
A nadie se le puede negar el derecho a ser presidente, pero es posible que para este momento ya se haya viciado la candidatura (o las candidaturas independientes) a la Presidencia, entre otros motivos por la actitud voraz que esa vía despertó en políticos de partido, que la ven como una ruta adicional para satisfacer sus intereses. Eso puede ocasionar un efecto contraproducente y terminar por beneficiar a la partidocracia tan aborrecida por Castañeda. Más aún, una fragmentación del voto estimulada por un candidato independiente puede hacer que las cosas terminen exactamente como están ahora: con la ratificación del PRI. Ya una vez un levantamiento cívico, el que llevó a Fox a la Presidencia, terminó en un fiasco. Castañeda fue parte y coautor de ese fiasco, y conviene tenerlo presente.

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Miembros del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), entregaron al gobernador Héctor Astudillo Flores, siete armas largas tipo AR-15 y 14 cargadores que quitaron a policías municipales de Juan R. Escudero, en abril pasado.
La entrega del armamento se dio luego de una petición que hizo el gobernador a la organización, pues la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) solicitó al Ejecutivo su intervención para recuperar los fusiles que están bajo licencia de esa dependencia.
Este domingo, Astudillo inauguró la rehabilitación del sistema de agua potable de El Ocotito y se reunió con comisarios de esa zona, junto con miembros del FUSDEG, con quienes se comprometió a respetar la Ley 701, pero les pidió también actuar siempre dentro del marco legal.
En la reunión, que se celebró en un auditorio en la carretera federal que cruza la población a un costado del restaurante El Pinito, Astudillo recibió las armas de un grupo de mujeres que subió al presídium, mientras el resto de los asistentes gritaba “FUSDEG unido, jamás será vencido”.
En declaraciones al concluir la reunión, el coordinador del FUSDEG, Salvador Alanís, explicó que las siete armas tipo AR-15 les fueron retiradas a policías municipales de Juan R. Escudero, hace aproximadamente un mes, luego de un acuerdo en asamblea, ante presuntos actos de hostigamiento por parte de los uniformados.
Recordó que existe un acta de cabildo, en la que se reconoce que el FUSDEG está a cargo de la seguridad del municipio, pese a ello denunció que el alcalde perredista, Leonel Leyva Muñoz, ha emprendido actos de hostigamiento en su contra, por ello se acordó el desarme de los policías municipales.
Antes, durante su intervención en la reunión, Salvador Alanís informó que antes de la entrega de las armas se firmaron las actas de entrega-recepción. Recordó que el movimiento surgió a partir de la desaparición de varios habitantes del Valle del Ocotito, así como las extorsiones y los secuestros que se registraban en esa zona.
“Esas historias son el alimento de mil cien hombres y 400 consejeros, distribuidos desde Xaltianguis hasta Petaquillas, y que forman parte del corredor donde hay presencia del FUSDEG. Hemos brindado la seguridad a 200 mil habitantes y bajado de manera considerable los hechos delictivos. Podemos decir que el territorio del FUSDEG es territorio libre de delincuencia”.
Recordó que desde su surgimiento fueron asesinados en total 17 policías comunitarios, en emboscadas y enfrentamientos, mismos que no contaban con un seguro de vida, además advirtió que al menos nueve organizaciones delictivas intentan ingresar a su territorio para dividir al movimiento.
Aseguró que el sistema de seguridad del FUSDEG es el más económico en el mundo, pues para sus actividades sólo se pide una cooperación diaria de un peso por cada vivienda en las comunidades donde tienen presencia.
Por ello llamó al gobernador y al alcalde de Chilpancingo a que participen en el combate a la inseguridad, con programas de prevención del delito, y así evitar que los jóvenes se sumen a las filas de la delincuencia, ya sea en la siembra de enervantes en la sierra o como sicarios.
En su discurso, Astudillo dijo que las armas serán entregadas a la Sedena, para que esta dependencia determine qué sucederá con ellas, y aseguró que lo de ayer es una muestra del respeto a la ley por parte del FUSDEG.

EL FUSDEG ha seguido la ruta del diálogo, encomia Leyva Mena

El gobernador manifestó que será respetuoso de la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas, por la que se rigen las policías comunitarias, pero también llamó a los miembros del FUSDEG a ser respetuosos de la ley.
“Yo reconozco que las organizaciones comunitarias que han surgido, y están protegidas por la ley 701, y en eso no hay discusión, la ley tiene una serie de elementos y nosotros por supuesto seremos respetuosos de la ley, ahí no hay ningún problema, yo no voy ni a deshacer la ley ni a enfrentarme a quienes tienen un marco de la 701”
Aclaró que los policías comunitarios del FUSDEG no son enemigos de su gobierno, y celebró la disposición que mostraron para regresar el armamento que estaba bajo licencia de la Sedena.
“No somos enemigos, ni son ustedes enemigos del gobernador, ni son enemigos de la policía del estado, ni la policía del estado es su enemigo. Es importante hablar con mucha claridad, para que todos nos relajemos, para que todos estemos tranquilos y ubicados porque bueno, (esta es) la mayor muestra de que no hay guerra entre nosotros, la guerra es contra el mal ¿están de acuerdo? La guerra es contra aquellos que han perjudicado y perturbado la paz pública”.
Astudillo Flores indicó que él no está en la postura de provocar al FUSDEG, como esa organización tampoco ha provocado a su gobierno, pero insistió en que es necesario que ambas partes sean respetuosas de la legalidad.
“Lo que quiere el gobernador es que todos nos sujetemos a lo que dice la ley. Todos de acuerdo en eso, no hay duda, ahora ¿cuál es el reto? Acomodarnos para que las cosas vayan caminando bien. El gobernador del estado junto al presidente municipal, tiene toda la disposición de trabajar con ustedes”.
Respecto a las peticiones de comisarios y del FUSDEG, dijo que está dispuesto a apoyar para que El Ocotito se convierta en cabecera municipal, siempre y cuando se logren acuerdos en este territorio, lo mismo para construir el acceso a la Autopista del Sol e instalar mesas temáticas para atender las demandas de carácter social y de obras.
En tanto, el alcalde de Chilpancingo, el priista Marco Antonio Leyva Mena, manifestó que a diferencia de los movimientos armados en Chiapas y Michoacán, el del FUSDEG ha seguido la ruta del diálogo permanente con el gobierno del estado, lo cual celebró y reconoció la baja de los índices delictivos en las zonas donde esta organización tiene presencia.
“Pero también es cierto que no podemos excedernos en este tipo de situaciones. Necesitamos empezar a hablar del desarrollo social de los pueblos, a diferencia de los movimientos como Chiapas, donde la extrema derecha puede ubicar a estos grupos que cometieron asesinatos lamentables en contra de la población, o en los asuntos donde estuvo ubicado Michoacán, con otro tipo de organizaciones. En Guerrero lo que estamos haciendo es establecer una ruta de diálogo, que nos ayude en el tema de seguridad y no excedamos esa capacidad de violencia, que paremos la violencia y empecemos a establecer una ruta de desarrollo social”.

En el encuentro participaron 42 comisarios

Poco antes de la 1 de la tarde, Astudillo encabezó la inauguración de la rehabilitación del sistema de agua potable de El Ocotito, que beneficiará a 4 mil 900 habitantes, con una cobertura de mil 225 familias.
La inversión para esta obra será de 17 millones 76 mil pesos, de los que 8 millones 88 mil serán aportación federal y otra cifra igual del gobierno del estado. La obra prevé la rehabilitación y cercado del centro de captación, la rehabilitación de la caseta de cloración, la sustitución de cuatro kilómetros de línea de conducción, la ampliación de la red de distribución y la rehabilitación de un tanque de 300 metros cúbicos.
La visita del gobernador a El Ocotito fue resguardada en todo momento por policías estatales y comunitarios. Estos últimos realizaron recorridos por todo el poblado, portando chalecos antibalas y escopetas.