APUNTES DE UN VIEJO LEPERO
* Charrismo universitario
Los universitarios de la UAG humillan y avergüenzan la condición humana; la dignidad de los guerrerenses. Con su actuar justifican lo más negro de la historia de este estado. Justifican la existencia de los Figueroa, los Rogaciano Alba, la guerra sucia del 70, las matanzas de El Charco y Aguas Blancas; justifican el abuso electoral, la impunidad, la pobreza y la ignorancia. Actualizan lo más viejo del PRI.
La forma en que se han comportado la mayoría de los universitarios, trabajadores, dirigentes y el propio rector Florentino Cruz durante las definiciones de los candidatos de las alianzas, frentes y corrientes políticas universitarias, es la misma actitud pusilánime, acomodaticia y ambiciosa, que ha servido de excusa durante mucho tiempo para que Guerrero siga siendo lacerado por caciques que se arropan en la amnesia hipócrita de la complicidad social y en el servilismo histórico generado por el sentimiento de menor valía.
Durante las precampañas de Nelson Valle –ex secretario privado del senador Armando Chavarría, postulado por el PRD–, los líderes universitarios y los trabajadores y sus dirigentes se han prostituido.
Han vendido su decencia al mejor postor. Corren de un lado para otro, mejor dicho, de un candidato a otro en busca de la mejor posición dentro del escalafón universitario como buitres que viven de un cuerpo putrefacto. Es ofensivo que los universitarios y universitarias de la UAG hereden a sus hijos el mismo cretinismo y la misma falta de vergüenza con la que actúan cada vez que hay cambio de rector. Así, no tiene ningún sentido la lucha por la dignidad y el respeto por los derechos humanos y políticos que otros guerrerenses –que se autorespetan y estiman la vida humana– dan en el estado para que cambien las actuales condiciones de pauperización, impunidad y abuso.
Avergüenzan los universitarios guerrerenses (hay honrosas excepciones), por su pragmatismo codicioso que cargan sin remordimientos; por irresolutos y faltos de voluntad para lograr el cambio; por sus pasiones concupiscentes y primitivas; por su deseo de sobresalir a costa del engaño y de los otros; por su necesidad de poder para humillar a los demás que, como ellos, inconscientemente son humillados y violados por el cacique arquetipo que los persigue siempre.
Apena y ofende que universitarios digan que ya no apoyan a un candidato porque negociaron su decencia con el otro por cargos en la conducción universitaria. ¿Esto qué quiere decir? ¿Que son universitarios faltos de principios?, no. Quiere decir que son cretinos y faltos de vergüenza. En Alemania les llaman muertos de hambre y ambiciosos, pero en México, simplemente lamebotas.
Los universitarios de la UAG son exactamente como lo que niegan: dicen que los priístas son unos arrastrados porque votan por el de la cargada, pero en la universidad la única estrategia política que existe es la de Vicente: ver para dónde corre la mayoría de la gente.
En sus mentes pequeñitas los de la UAG creen que ése –porque es el empleado de un senador y el mozo del rector– es el bueno y hay que irle a presentar el trasero para que a la hora de la bendición no se olvide de nosotros, pobres y humildes alcahuetes de la indecencia.
Qué se puede pensar de Rosalío Wences, quien vendió a su candidato Arturo Contreras a Nelson Valle y que por supuesto Contreras estaba inmoralmente de acuerdo. Qué dice de la consulta amañada de la AEU como justificación: “Es preferible lo que pasó a que la cúpula hubiera decidido… Fue una consulta democrática con limitaciones”, afirmó a El Sur. Es lo mismo que dice el PRI luego de sus desaseos electorales; luego de sus acarreos y compra de votos, luego de su reparto de despensas, tortas y refrescos.
Y qué dice Contreras, casi con lágrimas en los ojos, luego de la consulta donde se entregó a Nelson: “Fue un acarreo descarado y una vergonzosa utilización de los recursos de la UAG. Me parece un proceso desastroso, no hay qué ocultar nada, esto ya no es claro sino turbio y oscuro”. Y Afirmó que desconocería los resultados. Pero qué pasó 24 horas después: reculó, echó reversa y dijo que reconocía la candidatura de Nelson Valle y que Wences lo había presionado porque las declaraciones las hizo “al calor de la contienda”. Bueno, quién les cree.
¿Y qué dice el rector? Un día después de la desaseada consulta de Nelson hace un llamado a destiempo para que “los universitarios voten de manera libre y sin presiones, ni coacción”. Y dice que no hará proselitismo ni incitará a votar a favor de nadie: “Me mantendré al margen”; “en este momento preferiría no tomar partido”, afirmó en una entrevista con Ossiel Pacheco. Pero no habían pasado ni cuarenta segundos de tal afirmación cuando justificó el acarreo de Nelson Valle al defenderlo así: “¿Cómo puedes trasladar a los muchachos de Cuajinicuilapa para que voten en Marquelia? Los tenías que mover en autobuses o en una camioneta”. (Hubiera sido más barato para la Rectoría instalar urnas en Cuaji, ¿o no? Lépero dixit).
Pero el tal rector que afirmó que no tomaría partido por nadie, no se quedó sólo en la defensa de Nelson Valle, tenía que lanzar ponzoña contra sus adversarios y dijo en el caso de la consulta del FAUG, “con toda franqueza, nunca identifiqué dónde estaban las casillas. Si utilizaron la Operación Taco para favorecer a un candidato porque se encontraron boletas quemadas (a propósito, esta fue una sospechosa denuncia que hizo un sospechoso estudiante enviado a la redacción de El Sur). Son las 2:30 de la tarde y no se sabe qué pasó. No se han dado a conocer los resultados a diferencia de la AEU que por la noche de ese mismo día dio a conocer al ganador”. ¿No que muy imparcial?
Pero aparte del apoyo implícito, (in) moral y económico, el rector ha puesto al servicio de Nelson Valle el mecanismo de presión de la UAG para “coaccionar y presionar” a profesores y trabajadores que con gusto se dejan corromper con recategorizaciones y nuevas plazas, a las que llama “respuesta a demandas laborales”. Y a los que no, los que apoyan al adversario, al traidor, al malo, al resentido Rogelio Ortega al que le regatean mafiosamente el registro de su candidatura, el rencoroso rector no les firma títulos, los corre de sus trabajos, les pide la renuncia a sus cargos como ocurrió con Jorge Peto o sencillamente les llama –a riesgo de morderse la lengua–”mentirosos y chantajistas” como a Efrén Marmolejo quien denunció el gasto excesivo en la consulta de Nelson Valle. ¿Entonces qué?, ¿no que muy imparcial?
Y qué dice el senador perredista que quiere ser gobernador impulsando la corrupción universitaria. Qué dice el senador del PRD que tiene relaciones borrascosas y compadrazgos que avergüenzan a los verdaderos luchadores sociales del estado. Pues dice que “en el MAR la vida es más sabrosa” y que el MAR es tan bueno que hasta tiene para prestar candidatos.
¿Así quiere ser gobernador?, ¿impulsando el charrismo universitario y el caciquismo mochilero a través de Nelson Valle?
Ahí está pues el gallo de los malos universitarios y guerrerenses que añoran más ignorancia, más atraso, más corrupción y más impunidad en la UAG. Ahí está pues el gallo de esos líderes universitarios que mañana cuando el candidato sea otro van a negar que algún día apoyaron la corrupción de Nelson Valle y van a decir: “Ni fue mi amigo, ni lo conozco”.