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Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Aborda Andrés Acosta en La sirena y el halcón cómo la violencia cambia la vida de los jóvenes

Habla el narrador chilpancinguense sobre su novela ganadora del Premio Nacional de Literatura para Jóvenes FENAL-Norma. Es “vital” reabrir las librerías porque la mayoría de las ventas son por ese medio y sin ellas “los escritores nos ahogamos” económicamente, señala

Carlos Rosas

Febrero 08, 2021

En La sirena y el halcón “corro el riesgo de hablar de una realidad cruenta, difícil”, asegura Andrés Acosta Foto: Cortesía del escritor

Carlos Rosas

Un puerto mítico parecido a Acapulco es el escenario de La sirena y el halcón, la novela con la que el escritor Andrés Acosta (Chilpancingo, 1964) ganó el XIII Premio Nacional de Literatura para Jóvenes FENAL-Norma, y que retrata cómo la violencia transforma la vida de los jóvenes de un momento a otro.
En entrevista, el narrador dice que su novela, de próxima aparición en Norma Ediciones, “habla acerca de cómo en un sitio donde antes se vivía con tranquilidad, de pronto hay un suceso que irrumpe, y la vida de sus pobladores cambia de la noche a la mañana. Se ubica en un lugar, un puerto al sur del país, que se llama Aguamala. Los protagonistas son un joven, su hermanita, la abuela y el padre”.
Admite, en la charla vía electrónica, que “es un puerto muy parecido a Acapulco, sí, sólo que no es idéntico; hay cosas similares, pero que no corresponden a su realidad con apego”. Sin embargo, “Aguamala es un puerto tan mítico como Acapulco”.
Este puerto, Aguamala, es llamado así porque en la novela “se cuenta cómo un foráneo, de los que llegaron buscando el oro, tuvo la mala suerte de bañarse en el mar un día que estaba lleno de aguamalas y de coraje bautizó así el lugar”.
El título, La sirena y el halcón, “encierra una verdad que tendrá que descubrirse con la lectura. Las cosas no son lo que parecen. Parece el título de un cuento, un cuento de hadas, por ejemplo, pero su realidad va por otra dirección”.
–En otros libros suyos, como Clandestino, se tocan temas sociales, algo que no es frecuente en la literatura dirigida a jóvenes, ¿es el caso de La sirena y el halcón?
–Así es, justamente. Creo que en esta novela corro el riesgo de hablar de una realidad cruenta, difícil, pero el acercamiento tenía que ser el adecuado para poder estar dentro de una novela juvenil y no en una de adultos. En ese sentido es mucho más fácil escribir novela a secas, o para adultos, donde uno se puede regodear con la violencia. En este caso, la violencia está presente en la vida de los personajes, pero no se exhibe gratuitamente.
–Los jóvenes son un sector muy afectado por la violencia, ¿sería La sirena y el halcón un libro para ayudarles a comprender mejor esa realidad?
–Entre otras cosas, espero que así sea. Es terrible que, como niño o joven, vivas tus días tranquilo y de pronto todo cambie y tengas que aprender a sobrevivir en un ambiente tan peligroso.
Pero la novela no intenta aleccionar, ataja, “sólo muestra la experiencia de unos pocos personajes que afrontan la situación con su poca o mucha capacidad para salir adelante”.
Los organizadores del Premio Nacional de Literatura para Jóvenes FENAL-Norma, el Instituto Cultural de León y Norma Ediciones, prevén presentar la novela en la Feria Nacional del Libro de León, Guanajuato, sin embargo, el encuentro libresco, que normalmente se lleva a cabo entre abril y mayo, se pospondrá.
“Se va a recorrer la fecha de la presentación, para unos meses, con la esperanza de que pueda llegar a ser presencial, pero como nadie sabe con certeza, podría hacerse virtual, en caso de que no hubiera condiciones. Y no ha resultado nada mal la experiencia de las presentaciones virtuales”.
Sobre dichas presentaciones por internet, que han sido la opción de los eventos literarios a partir de la epidemia de Covid-19, el autor de Tristania y El libro de los fantasmas señala que “son un poco más difíciles, por la falta de interacción directa, pero por otro lado, han elevado el número de espectadores, porque no tienes ya sólo el público local, sino de cualquier sitio, aparte de que quedan grabadas y día con día más gente las ve. Al final, los espectadores se multiplican muchísimo”.

Lo esencial de las librerías

El jueves de la semana pasada, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) y otras 11 organizaciones publicaron una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, para pedirle que se haga efectivo el acuerdo de declarar a la industria editorial como esencial y así permitir la reapertura de las librerías en el país.
Al respecto, Acosta asegura que el cierre de dichos espacios afecta a los escritores “tanto como a toda la gente del gremio editorial. El libro digital todavía no sustituye las ventas de los físicos. Para nosotros sí es una cuestión vital reabrir las librerías, porque la mayoría de las ventas de libros son por ese medio. En otros países puede haber otras realidades, pero en México sin las librerías los escritores nos ahogamos”.
Según la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural 2020 que publicó la UNAM el jueves, una de las actividades que aumentó durante el confinamiento por la epidemia fue la lectura, “sí ha aumentado la lectura digital, un poco de ventas y mucho de conseguir libros como se pueda, por ejemplo, en PDF. No estoy en contra de que cada quien encuentre cómo leer, estoy a favor de cualquier tipo de lectura, aunque sean copias. Sólo pienso que si, los que pueden, además compran libros de autores nacionales, creo que contribuirán a que los escritores podamos salir adelante junto con los lectores”.
–Si la epidemia ya modificó el consumo cultural, ¿también se deben cambiar las políticas culturales para ajustarlas a la nueva realidad?
–Definitivamente sí. La realidad va a pasos veloces y sí hay que ajustar las políticas culturales para estar a la altura de la situación y que, tanto el gremio de artistas como de espectadores, salgamos adelante de la mejor manera.