“Opacos”, “discrecionales” e “inequitativos”. Con estos adjetivos, los recursos etiquetados para proyectos culturales desde la Cámara de Diputados han sido señalados por años como un rubro presupuestal a merced de los intereses de los legisladores en turno.
Desde la creación de esta partida, Reforma ha documentado numerosos casos de diputados que etiquetaron recursos para proyectos culturales de sus cónyuges o familia directa, que favorecieron ventajosamente a ciertas asociaciones civiles y demarcaciones o que otorgaron dinero a beneficiarios legalmente impedidos para recibirlo.
No obstante, durante su existencia, también cientos de proyectos estatales, municipales y privados con seriedad y prestigio fueron apoyados por una bolsa de recursos que, en su mejor momento, llegó a superar los mil 500 millones de pesos.
Entre sus beneficiarios constantes se cuenta a iniciativas probadas como el Festival Internacional de Cine de Morelia, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el festival de cine documental Ambulante.
Siempre polémicos, ambivalentes, este 2019 los “etiquetados” han desaparecido del Presupuesto de Egresos de la Federación, por primera vez en más de una década.
La falta de comunicación y sincronía entre la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara –encargada del reparto– y la Secretaría de Cultura federal ha propiciado, ahora, que 223 proyectos se encuentren en el aire para saber si recibirán recursos o no.
A pesar de que este año no existe una bolsa para los etiquetados, los diputados insistieron en publicar una “distribución sugerida” de recursos para los 223 proyectos seleccionados, creando una expectativa falsa para los que los propusieron.
Los 500 millones de pesos que se hubieran usado para este fin, de acuerdo con una reasignación presupuestal, ahora pasarán directamente a la Secretaría de Cultura, a una partida que podría o no apoyar a estos proyectos, según disponga la dependencia.
Históricamente, el presupuesto de los etiquetados se asignaba a partir de una convocatoria abierta a estados, municipios, organismos de la sociedad civil y fundaciones. Para el presupuesto de este año, por ejemplo, 6 mil proyectos solicitaron recursos al Congreso.
A partir de ese momento, los legisladores seleccionaban, sin criterios claros y con opacidad, a los proyectos que serían beneficiados con los recursos. Aunque la Comisión de Cultura siempre estampó su firma en el reparto, en realidad se llevaba a cabo a partir de cuotas partidistas.
En 2017, por ejemplo, cuando este diario reveló que tres proyectos culturales de la hermana de la entonces diputada priista Carmen Mondragón recibieron 16 millones de pesos, el presidente de la Comisión de Cultura en turno, Santiago Taboada, se sinceró y se lavó las manos.
“El PRI tiene su presupuesto, y ellos determinan a qué municipio, a qué estado o a qué organizaciones lo destinan”, confesó Taboada entonces (Reforma 29/12/17).
Ese mismo año, dos asociaciones guanajuatenses ligadas el entonces senador priista Gerardo Sánchez, ex presidente de la Confederación Nacional Campesina y entonces presidente de la Comisión de Cultura del Senado, recibieron 35 millones de pesos. El año siguiente fue candidato a la gubernatura del estado.
También en 2017, la ex esposa del panista Luis Alberto Villarreal recibió 2.5 millones de pesos y la hermana de la también panista Fabiola Ricci recibió 5 millones de pesos de esa bolsa.
Los etiquetados también han sido constantemente sujetos a prácticas como los “moches” o tajadas del presupuesto para los diputados a condición de etiquetar el recurso.
Uno de estos casos es el revelado en 2014 por Reforma, en el que el entonces diputado del PVEM Ernesto Núñez y el alcalde priista de Zitácuaro, Juan Carlos Campos, pidieron a una promotora cultural que inventara los costos de un festival con el fin de ejercer sólo 1.5 millones, pero justificando 6, como consta en una grabación (28/07/14).
También ha campeado la disparidad, como en el caso de la red de orquestas Esperanza Azteca, de TV Azteca, que desde 2011 ha recibido 811 millones 664 mil pesos desde la Cámara de Diputados (13/11/2017), muy por encima de cualquier otra asociación.
Con la pérdida de los etiquetados este año, y sin un compromiso de la Secretaría de Cultura de apoyar a todos los proyectos elegidos por la Comisión de Cultura, muchas iniciativas culturales se quedarán sin recursos.