EL-SUR

Lunes 20 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Se quejan creadores por la excesiva y costosa burocracia para acceder a beneficios del Efiartes

Artistas escénicos tienen en este programa del gobierno federal una de las pocas oportunidades para montar sus producciones, pero se necesitan ajustes, señalan

Abril 11, 2024

Francisco Morales / Agencia Reforma

Ciudad de México

Tramitología excesiva, costosa y a contrasentido, falta de conocimiento y empatía con respecto al quehacer artístico y políticas centralistas son algunos de los problemas que acarrea el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción Teatral Nacional; en la Edición y Publicación de Obras Literarias Nacionales; de Artes Visuales; Danza; Música en los Campos específicos de Dirección de Orquesta, Ejecución Instrumental y Vocal de la Música de Concierto y Jazz, (Efiartes).
Surgido, en su primera versión, hace 13 años, este programa de apoyo a la producción artística nacional requiere de una reingeniería.
Así lo señalan creadores, en particular en el ámbito de las artes escénicas, quienes encuentran en el estímulo una de las pocas opciones desde el gobierno para la producción de obras, a pesar de sus fallas.
Un reclamo que se repite año con año, trascendiendo administraciones de cualquier partido político y que ninguna ha tenido el cuidado de resolver a fondo.
“Creo que hay que resaltar la importancia de que podamos trabajar con las autoridades, porque nosotros somos los que usamos el estímulo, nosotros somos los expertos”, señala en entrevista Paulina Soto, consultora sobre el programa, actriz y productora.
“Ellos (los administradores) no lo son y nos lo han demostrado una y otra vez, porque, además, cambian una y otra vez de administradores y de representantes”, abunda.
Tres artistas escénicos, con experiencias de diversos tipos con Efiartes, señalan las deficiencias en todos los pasos del proceso.

Trámites sin sentido

El inicio de todos los problemas con Efiartes, señalan artistas, es la convocatoria para la evaluación de los proyectos susceptibles de recibir apoyo.
“A veces parecen convocatorias diseñadas para fallar, casi contra los artistas”, apunta el dramaturgo y director de escena David Gaitán, quien ha padecido la tramitología como productor y creador invitado.
“En lugar de percibir que se busca facilitar el camino, pareciera que se busca complejizarlo”, lamenta.
Paulina Soto, quien se ha especializado en el programa desde su tesis para la licenciatura en Derecho, señala que la convocatoria suele ser extenuante, confusa en la redacción de la normatividad y los requisitos.
Si bien reconoce avances desde el 2011 hasta la fecha, estos han resultado insuficientes por la dificultad para coordinar esfuerzos desde un Comité Interinstitucional en el que participan la Secretaría de Hacienda, el SAT, la Secretaría de Cultura y el Inbal.
“Considero, en mi experiencia, que están rebasados, tanto de trabajo, como rebasados de necesidad de invertirle tiempo y no cuentan con recursos internos para poder tener la suficiente capacidad para atendernos”, señala.
Este 2024 resulta especialmente ilustrativo al respecto, puesto que algunos avances que se habían logrado se revirtieron con la convocatoria más reciente.
“Desconocemos la causa por la cual se realizó de esta manera, pero se estipulan unos nuevos lineamientos de derechos de autor en los que se exige una serie de trámites ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor) que, además de que su costo es alto, en el caso de los registros de contratos, únicamente se pueden hacer en la Ciudad de México”, explica Soto.
Este año la convocatoria de Efiartes estipuló que, sobre todo en las disciplinas de música y teatro, cada elemento de la producción susceptible de derechos de autor debía contar tanto con un registro ante el Indautor como con un registro del contrato de cesión de derechos para el uso del mismo.
Un trámite doble que, en las ediciones anteriores, se resolvía con una carta por parte del poseedor de los derechos de autor y que ahora podía llegar a una suma cercana a los 2 mil pesos por cada registro de obra y el correspondiente registro del contrato.
Soto señala que, en el caso de una obra de teatro, son sujetos a derechos de autor tanto el texto, como el trazo de la dirección artística, el diseño de escenografía, el de vestuario, el sonoro y cualquier otro elemento que se haya diseñado para la puesta.
“Cada registro de contrato es de más de mil 770 pesos, entonces estamos hablando que sólo para participar en una convocatoria, una persona tendría que desembolsar más de 7 mil pesos; para participar en una convocatoria que, además, si no recibes ese beneficio fiscal, es una pérdida no reembolsable”, puntualiza la especialista.
El dramaturgo y director escénico Enrique Olmos de Ita, cuya compañía, Neurodrama, reside en Hidalgo, señala que el trámite de registro de contrato, además de costoso, podía realizarse únicamente en la capital.
“Es un trámite que sólo se puede hacer en la Ciudad de México, en la calle Puebla, en la sede del Indautor, de 9 a 11 de la mañana”, critica.
“Más allá de que tiene un costo ese trámite, no es posible para quienes vivimos fuera de la Ciudad de México desplazarnos para llevar a cabo ese trámite que, además, en la época del estímulo, se volvió muy difícil porque todo mundo estaba yendo y repartían unas fichas en la madrugada”, expone.
En su caso, un integrante de la producción tuvo que acudir al Indautor a la 1 de la madrugada, para conseguir una de las 15 fichas diarias y poder realizar el trámite hasta las 9 de la mañana.
El pasado jueves 4 de abril, cuatro días antes del cierre de la convocatoria, ante numerosas peticiones de revisión y la indignación generalizada de la comunidad artística, el Efiartes dio marcha atrás a los requisitos y difundió un modelo de carta para suplir los trámites ante el Indautor.
“Sabemos que habrá alguien, en alguna parte y con algún proyecto, que se vio beneficiado porque publicaron esto cuatro días antes de que cerrara, pero muchos otros viajaron dese Monterrey, desde Mérida, desde el Estado de México, desde Guadalajara, desde muchos lados, para poder registrar el contrato y algunos ni siquiera pudieron hacerlo porque se tarda 15 días el proceso normal”, lamenta Paulina Soto.
La especialista, quien también pertenece al Colegio de Productores de Teatro, abona que, incluso quienes, después de todos los trámites, logran enviar sus propuestas, están sujetos a un proceso de evaluación altamente subjetivo y sin estándares claros.
“Hemos interpuesto una serie de oficios y de comunicados al Inbal, a través del Colegio, en donde se ha incorporado la investigación y el análisis de una serie de evaluaciones de proyectos en el que se pone en duda cuál es el proceso interno de evaluación”, ahonda.
“Vemos calificaciones, entre un periodo y otro, del mismo proyecto (presentado en otro año), que varían desde un 10 hasta un 6, que es reprobatorio, y eso, evidentemente, nos hace pensar que hay una fuerte carga de subjetividad en las evaluaciones y de mala información interna”, concluye.
Sobre el proceso de la evaluación, Enrique Olmos señala que éste se lleva a cabo a través de un comité de selección cuyos miembros, hasta el año pasado, no se revelaban.
“El Efiartes tiene un comité de selección, que son artistas, pero que pueden permanecer hasta tres años en ese comité. Y eso me parece gravísimo, que haya un jurado que esté tres años dictaminando la misma convocatoria”, reclama.