EL-SUR

Miércoles 08 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Toma la carretera el dueto músico-literario Les Comala para difundir el son por el país

La escritora Sofía Alvarado y el músico Jonathan Bejar, ambos de Zihuatanejo, fusionan sus talentos para recorrer México en una sencilla motoneta

Junio 04, 2022

Sofía Alvarado y Jonathan Bejar, con su motoneta, bautizada como La bruja Foto: Cortesía de los artistas

Óscar Ricardo Muñoz Cano

La historia es sencilla pero un poco descabellada en estos tiempos que corren: un buen día la escritora Sofía Alvarado y el músico Jonathan Bejar, viajeros por naturaleza, fusionaron el sonido de la jarana y el requinto jarocho con la literatura bajo el nombre de Les Comala.
Más aún: como músicos mochileros, decidieron compartir esa fusión y emprender juntos varios viajes probando la experiencia como motociclistas.
Todavía más: dichos viajes, a bordo de una motoneta Italika con cilindrada 150, de segunda mano, que tiene un pequeño motor de cuatro tiempos, monocilíndrico y de apenas 10 caballos de fuerza.
Y así, sin más, dice la presentación de su blog, “salimos de Zihuatanejo, Guerrero, sin un rumbo fijo, que el camino guíe el destino”.

¿Cómo empezó todo?

“Somos Sofía y Jonathan y hace un año dejamos todo lo que teníamos y nos fuimos a viajar como músicos mochileros”, dice Sofía en charla por Zoom y en la que relata, que luego de haber realizado aventuras anteriormente por diferentes estados del país se dieron a la tarea de ahorrar y juntar dinero para un transporte propio: una moto a la que apodan La Bruja.
“Sofía ya había escrito un texto sobre la Patagonia, sobre viajeros, y yo siempre ha sido viajero; cuando coincidimos en el gusto por los viajes, incluso en el sueño de conocer Argentina, nos decidimos” relató Jonathan y a pesar de que se les atravesó la pandemia –incluso enfermaron– ese gusto, esos sueños, sólo se postergaron un poco.
Así, fue en noviembre del 2021 que regresaron al camino para hacer pequeños viajes de prueba antes de emprender una aventura más grande recorrer el sureste mexicano.
“Ahora en el 2022 partimos nuevamente en nuestra motoneta y con nuestros instrumentos”.
La ruta, misma que se ha ido modificando, incluye la Costa Chica de Guerrero, costa de Oaxaca, Istmo de Tehuantepec, San Cristóbal de las Casas (Chiapas), Chetumal, Cancún, (Quintana Roo) Mérida (la capital de Yucatán, donde actualmente se encuentran), Campeche, Tabasco, Veracruz y San Luis Potosí.
Y por supuesto, todos los puntos intermedios que pasen sobre la ruta.

La experiencia

Más allá del viaje y de la aventura, ambos aceptaron que esta oportunidad de libertad les ha ofrecido, en el caso de Sofía “muchas experiencias que no tendría si me quedara en un solo lugar; muchas formas de ver las cosas que no me había planteado y eso es muy importante para mí como escritora”.
Por su parte, Jonathan comentó que “además de que algo que me gusta son los paisajes y que desde muy chico he viajado, esta experiencia me deja el disfrute del camino; nunca había puesto tanta atención al camino como ahora en la motoneta y sí, es muy diferente ir en una moto grande que en una como la nuestra”, pues, dijo, difícilmente pueden superar los 60 kilómetros por hora.
Además, descubrieron lo que es ser un biker y pertenecer a una especie de familia que se extiende por todo el país, y que alejada del estereotipo de peligro que a priori uno puede especular, es más bien solidaria con quienes también están en la búsqueda de la aventura, de conocer cosas nuevas y llenar su vida de grandes y valiosas experiencias.
“No nos imaginamos la solidaridad de la gente; hemos visto familias enteras que son bikers, que tienen una relación con la vida, el camino, con los otros bikers; es un mundo muy comunitario, creéme”, pide Sofía.

Les Comala

La fusión musical con la literatura se dio cuando ellos empezaron a salir hace algunos años, relataron.
De hecho, en Zihuatanejo fundaron una especie de foro clandestino en su casa, en el que hacían algunos eventos musicales, de literatura, hasta antes de la pandemia.
No obstante, “nosotros seguimos tocando y en realidad así es como nos mantenemos durante el viaje, vamos tocando a cada lugar al que llegamos, donde se pueda, donde se dejen, donde haya gente, tanto en mercados, restaurantes, cafeterías, cenadurías, fiestas privadas, y así financiamos el viaje”, destacó Sofía.
Jonathan, a la manera de juglar moderno, relata las historias detrás de los sones de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Veracruz; Sofía lo acompaña con la música y literatura.
“El son que más tocamos es el de La iguana”, revelaron entre risas, “ya lo soñamos”, pero aceptaron que sólo lo tocan mientras la gente la baila y se avienta al suelo.

Una experiencia fuera de tiempo

Ambos artistas se saben parte de una experiencia fuera de tiempo; pertenecientes a una generación no ávida por este tipo de aventuras, más metida en la ciber-vida, y en medio de los tiempos que corren llenos de inseguridad, ponderaron la posibilidad de poderla experimentar.
“Yo sí me siento rara, extraña, en el buen sentido, porque no encontramos grupos ni dúos haciendo lo mismo que nosotros y me parece muy valiosa la experiencia; el conocimiento de Jonathan, por ejemplo, para rescatar más allá del viaje en sí, las tradiciones de los sones” y que ahora comparten en el camino.
No obstante, y teniendo como referentes a diversos personajes que decidieron emprender una aventura como el caso del estudiante de medicina Ernesto Che Guevara y su amigo Alberto Granado que realizaron un viaje en moto a través de Sudamérica en 1952, ambos artistas mantienen su deseo de continuar “y porqué no, un viajecito hasta la Patagonia, hasta allá”.
Y es que aceptaron, ser viajero te obliga a hacer algo diferente todos los días, no hay rutina; “no sabemos dónde vamos a llegar, dónde vamos a dormir, no sé, es como dejar que la vida, el camino nos vaya guiando”.

Somos el camino, somos
el viaje, somos todos

Así y de la mano de la canción En espiral hacia el centro, donde hay una frase que dice: “Soy el sueño y el soñador Soy el tejido soy el tejedor”, ambos, Sofía y Jonathan afirmaron que el mundo no está perdido y la gente lo puede ver a través de internet, ya sea su blog Viajando en motoneta o su canal de Youtube Viajando en motoneta, que cuenta ya con 21 capítulos.
“Luego de ver lo que pasó con la pandemia, las noticias que vemos en la televisión, ver cómo nos comportamos unos con otros, estos viajes nos han enseñado un poco a recuperar la fe en las personas, en la humanidad, aunque suene cursi, pero es verdad”, destacó Sofía.
“Hemos conocido gente, historias, y eso es lo padre de esta experiencia”, remató Jonathan asegurando –entre risas– que seguirán tocando La iguana.