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Espectáculos  

Celebran al realizador Arturo Ripstein con una retrospectiva en la Cineteca Nacional

El creador de cintas fundamentales en la filmografía nacional como El lugar sin límites y El castillo de la pureza, dice que aceptaría sin dudar una oferta para tener sus películas en una plataforma de streaming

Mario Abner Colina / Agencia ReformaCiudad de México

Enero 17, 2019

 

“He sido un artesano. En algunos casos he sido bueno. Pero yo quería ser artista”, dice con humor y resignación Arturo Ripstein.
El veterano cineasta, una de las vacas sagradas del séptimo arte mexicano, es objeto de una retrospectiva en la Cineteca Nacional, que congrega 16 de sus largometrajes y unos cuantos cortos.
Van desde La hora de los niños (1969) hasta La calle de la amargura (2015), un recorrido por sus exploraciones sobre las pasiones bajas, las miserias morales, las familias resquebrajadas.
“Es un gran honor que me reconozcan. Por fortuna no programaron ninguna de las que me avergüenzo”, opina en entrevista el ganador de seis premios Ariel y tres veces la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Él, admite con sencillez, no vuelve a ver sus cintas una vez que son estrenadas. “No salvaría ninguna película del fuego. Que se consuman todas. Que existan en mi recuerdo.
“Entonces, los recuerdos son muy amargos, una especie de escaparate de errores, imprudencias y despropósitos. Eso es lo único que veo en mi trabajo. Es verdadero dolor. Uno piensa lo que pueden ser las cosas, pero en el cine sale lo que sale. Por más que te afanes en ser Kurosawa, no lo eres. Eres lo que te tocó”.
De 75 años, el realizador de películas que son fundamentales en la filmografía nacional, como El lugar sin límites y El castillo de la pureza, sabe que su obra jamás llegará al gran público, es de nicho, así que, adelanta, aceptaría sin dudar una oferta de Amazon o Netflix para tener sus cintas en el catálogo de alguna de esas plataformas de streaming.
Aunque acepta que sus piezas aparezcan a cuentagotas en la piratería, lamenta la verdadera naturaleza de esa práctica.
“Me da gusto que exista la piratería de nicho. Me aproblema que esté dirigida por grupos delincuenciales. Si fueran meros ladrones con intenciones intelectuales, les daría absolutamente todo lo que tengo”.
El fenómeno fílmico y cultural de Roma, la película de Alfonso Cuarón, por el momento le es ajeno, pues dedica todos sus esfuerzos a culminar un nuevo filme, El diablo entre las piernas, que contará con las actuaciones de Sylvia Pasquel y Alejandro Suárez, a quienes ya dirigió antes.
“Tienen autorización de imaginarse lo que quieran con ese nombre”.
Adaptador de libros de figuras como Gabriel García Márquez, José Donoso y Vicente Leñero, Ripstein lamenta que las nuevas generaciones de cineastas sean menos leídas, menos cultas.
“Cuando era joven, se veía cine obsesivamente y se leía con voracidad. Ahora todo se ha transformado en las pantallitas. Algunos cineastas que conozco, su cultura es del iPad para acá. Creen que el cine empezó con John Woo y Tarantino”.