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Guerrero, México

Espectáculos  

De nuevo ignoran las medidas sanitarias en el segundo concierto desde el coche en el país

La lluvia no ahuyentó a centenares de jóvenes que bailaron en el Drive In & Rave, en el Parque Bicentenario. Otra vez, precios elevados: entradas de 16 mil pesos, hamburguesas de 160, hot dogs de 150, tacos de cochinita pibil por 120 y la cerveza más barata costó 80

Agencia ReformaCiudad de México

Agosto 10, 2020

 

En las pantallas gigantes instaladas en el Parque Bicentenario, de la Ciudad de México, se proyectaron actuaciones del festival Tomorrowland Foto: Agencia Reforma

La entrada para disfrutar el festival de música electrónica Drive In & Rave era obligatoria en automóvil, pero ninguna de las personas que acudieron se quedaba con las ganas de bailar y convivir después de casi cinco meses sin ver un espectáculo masivo.
Seducidos por los beats, cientos de jóvenes en su mayoría arribaron el sábado en 120 vehículos, cifra oficial de los organizadores del show en el Parque Bicentenario, situado en el norte de la Ciudad de México.
A las 3 de la tarde se abrieron las puertas y a las cinco de la tarde comenzó la fiesta, con las DJ regiomontanas Le Twins frente a los primeros autos que rodeaban el único escenario, el cual contó con tres pantallas gigantes.
“¡Qué pedo, banda!, ¿hace cuanto no salimos? Quiero ver las manos arriba de la banda que se ha cuidado, pero hoy viene a romperla”, saludó un eufórico Mr. Pig antes de mezclar, en ese momento, Astronomía, canción famosa en el mundo por los memes de los portadores de ataúdes de Ghana.
“Espero que nunca lleguen a cargarnos estos negritos a ninguno de nosotros. ¡Ahora vamos a pasarla bien, México!”.
Con todo y su energía, su presentación tuvo una nube negra literalmente, pues llovió de forma intensa, pero sólo por escasos minutos.
Varios optaron por contonearse al ritmo junto a sus carros, aunque con la sana distancia establecida en un mismo lote enmarcado por barricadas metálicas, que los separaban de los demás fans y que no debían traspasar.
La fiesta, prevista para durar ocho horas, parecía invitar a que nadie estuviera encerrado en su vehículo, y lo cierto es que en las parcelas más cercanas al escenario, que llegaron a costar 16 mil pesos para camionetas VIP, se organizaron pequeñas reuniones musicalizadas por piezas como Hollow, Closer y hasta La boa, utilizadas para las mezclas.
Junto a camionetas Suburban, Lincoln y Jeeps había grupos de unos 15 jóvenes que brindaban, bailaban y se tomaban selfies mientras encargaban comida y bebida, cuyo menú sólo se podía ver al escanear con celular un código QR y que era llevado a los autos.
Al igual que en el concierto de Moderatto el viernes, hubo precios elevados en la comida: por ejemplo, las hamburguesas se ofrecían en 160 pesos, los hot dogs en 150, el sushi en 140 y hasta hubo tacos de cochinita pibil por 120.
En las mesas de sus lotes abundaban no sólo cervezas, a 80 pesos cada lata –la más barata–, sino copas y botellas de destilados que podían alcanzar hasta los 3 mil 800 pesos la pieza.
Los asistentes, al sostener sus bebidas, cigarros y celulares para grabar todo y tomarse selfies, se quitaban los cubrebocas.
Para los últimos actos del cartel, como Tom & Collins y Carnage, sólo había espacios libres en lotes generales, mientras todos veían en las pantallas actuaciones grabadas del festival belga Tomorrowland, que incluían shows de Steve Aoki, Armin van Buuren, Tiësto, Dimitri Vegas & Like Mike y otros estelares.
Ya con plena oscuridad, que sólo interrumpían juegos de luces, láseres y hasta llamas en el escenario, los grupos de amigos olvidaban la soledad, el coronavirus y hasta una nueva llovizna.