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Viernes 26 de Abril de 2024

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Prepara Juan Carlos Rulfo cinta sobre los mensajes que enviaban y recibían los pacientes de Covid-19

El documental retoma la historia de un enfermero que escribía cartas con peticiones de los contagiados para sus familiares, informa el cineasta

Septiembre 05, 2020

Lorena Corpus / Agencia Reforma

Ciudad de México

Más que presentar un drama con toque amarillista, el cineasta Juan Carlos Rulfo retrata lo positivo que puede surgir en México en un momento de crisis: la llegada del coronavirus.
Cartas a distancia es el título tentativo del documental que realiza, luego de encontrar una historia que contar en un enfermero, Jorge, del Hospital 27 de Tlatelolco, en la Ciudad de México. A él le tocó vivir el caos cuando llegaban cada vez más pacientes contagiados y los veía angustiados por estar incomunicados.
Jorge tuvo una idea: escribir en cartas las peticiones de los enfermos y hacérselas llegar a sus familiares, que detrás de una reja esperaban noticias.
“Estoy seguro que generalmente todas las películas que se pueden hacer de un caso así se van por la tragedia y por el amarillismo del punto, para aprovechar un poco el drama que esto tiene”, dijo Rulfo en entrevista.
“Aquí (en la cinta) al final es una especie de conciliación con la vida. Se trata de ‘nos ocurrió esto’, pero tenemos que sacar provecho de una situación de crisis para salir adelante, y una de las cosas es poder comunicarnos como personas”.
El director de En el hoyo y Los que se quedan informó que casi 80 por ciento del material que presentará fue grabado por enfermeros y familiares de los hospitalizados.
“Siento que hay una pandemia, pero de falta de comunicación, porque sí hay muchas dudas”, dijo Rulfo. Su rodaje empezó a fines de abril y ahora está en posproducción.
“Lo que recibimos todos los días son cifras, estadísticas en el mundo, en cada país y estado, pero no sabemos de la gente. ¿Qué pasa por la vida de estas personas que viven en un aislamiento brutal para evitar el contagio?”.
El lazo entre paciente y familia fueron los enfermeros.
“Un día, Jorge y un grupo de enfermeros empezaron a poner en las vitrinas las cartas que los pacientes les daban”, contó.
Después, los familiares se acercaban, las leían y respondían del otro lado; los enfermeros tomaban fotos.
“Al conocer a estos enfermeros llegamos a la idea de que podríamos hacer comunicaciones con celulares a través de mensajes de voz y ‘videocartas’, que ya no necesitaban estar pegadas, sino que se pasaban directamente.
“Empezamos a grabar testimonios o misivas electrónicas. La gente nos buscaba mucho. Nos decían que cuánto cobrábamos. Les decíamos ‘nada’. Era un servicio que nos hacía sentir útiles”.
Mensajes de aliento como “aquí estamos, échele ganas”, “estamos bien” y “dígale que aquí lo estamos esperando”, así como noticias de lo que sucedía en su casa, fueron grabados y llegaron hasta las camas del Hospital 27.
“El enfermero la recibía y la enseñaba a su paciente. Esto, puedo presumir, es la mejor medicina que hay para cualquier padecimiento, y seguramente salvó muchas vidas”, aseguró Rulfo.
“Lo que es bonito de esto, que es el motivo de la película, es la cercanía con la gente y con su vida cotidiana”.