EL-SUR

Jueves 19 de Junio de 2025

Guerrero, México

Grafico  

Hacen llamados a la paz ante la violencia en los Viacrucis de Acapulco, Chilpancingo y Taxco

Revive la Semana Santa en Taxco opacada antes por la violencia; miles van a ver a los penitentes Como es tradición cargan rollos de zarzas en sus espaldas, se flagelan con cuerdas llenas de clavos y mujeres vestidas de negro caminan con los pies encadenados. Las habitaciones de hoteles estuvieron agotadas, los restaurantes se vieron … Continúa leyendo Hacen llamados a la paz ante la violencia en los Viacrucis de Acapulco, Chilpancingo y Taxco

Abril 19, 2025

Pintas con dibujos de la planta de mariguana, de armas de fuego y las siglas CJNG, en una pared del Fortín Álvarez en la colonia La Mira, en donde vecinos e integrantes de la iglesia de Las Cuevas del Padre Hermann representaron el Viacrucis Foto: Carlos Carbajal

Revive la Semana Santa en Taxco opacada antes por la violencia; miles van a ver a los penitentes

Como es tradición cargan rollos de zarzas en sus espaldas, se flagelan con cuerdas llenas de clavos y mujeres vestidas de negro caminan con los pies encadenados. Las habitaciones de hoteles estuvieron agotadas, los restaurantes se vieron llenos, los mercados de plata visitados por turistas y los bares abiertos hasta tarde, algo que según los pobladores no había pasado en los últimos años

Lenin Ocampo Torres

Taxco

En Taxco revivió la Semana Santa, una tradición católica que en los últimos años fue opacada por el virus del Covid-19 y la violencia del crimen organizado, que, aunque es latente, este año dejó que se llevara a cabo una de las festividades más importantes de la Iglesia católica.
Las calles de la ciudad colonial estuvieron llenas de turistas nacionales y extranjeros, durante el día y la noche se vio el caminar de cientos de penitentes que cargaron rollos de zarzas en sus espaldas, que se flagelaron sus espaldas con cuerdas llenas de clavos y mujeres vestidas de negro, con el rostro tapado que caminaron con los pies encadenados por los caminos empedrados, para disipar sus pecados.
El año pasado la procesión de los Cristos se vio opacada por el asesinato de la niña Camila y el linchamiento de sus presuntos asesinos, parecía “que regresaba una buena temporada, pero muchos comenzaron a cancelar sus reservaciones en los hoteles”, comentó un botones mientras ayudaba a turistas a cargar sus maletas, en uno de los hoteles del centro.
“Este año vinieron muchos (turistas), se siente en los hoteles porque están llenos, ya tenía mucho que eso no ocurría, en los buenos tiempos hasta las azoteas rentaba la gente”, relató.
Otra de las razones en que coinciden algunos pobladores es que el ex alcalde Mario Figueroa Mundo hizo mucho daño a las tradiciones taxqueñas y a la estabilidad en la ciudad, donde implementó “un impuesto para las Hermandades de comprar los rollos (de zarza) y que encruzados dieran sus datos, teléfonos, direcciones de casas, lo cual no era posible porque todo esto es anónimo”.
“Fueron tres años en que el turismo no más no venía, las calles estaban solas en las noches, mucha gente optó por no salir (de penitentes), ahora como que este año se acomodó un poco, los amigos (los delincuentes) no molestaron mucho, también dejaron hacer las cosas, no se sabe si llegarían a un acuerdo con las autoridades”, dijo un representante de una de las Hermandades.
También en las tiendas de conveniencia volvieron a vender bebidas alcohólicas luego de cinco años que no se los permitió el grupo delictivo que opera en la zona, identificado por las autoridades como La Familia Michoacana.
Muchos de los habitantes evitan hablar de la inseguridad, guardan silencio como si eso también fuera parte de una penitencia, aunque que sabe que es latente y la paz es frágil, “han aprendido a vivir con ella”.

Las procesiones

En gran parte del centro de Taxco el jueves y viernes se observó poca vigilancia de la Guardia Nacional y Policía Estatal, de repente se les vio caminando por las zonas donde se concentraban en mayor parte los turistas, la mayoría eran policías municipales.
El jueves la procesión de los Cristos comenzó a las 10 de la noche, más de 62 figuras y sus legiones de penitentes caminaron 8 horas ante la mirada de visitantes y vecinos de Taxco.
“Tenía 10 años que la procesión no terminaba a las 6 de la mañana, ahora sí vinieron muchos Cristos que por un tiempo dejaron de llegar, después de mucho tiempo y por distintas razones como la pandemia las tradiciones estaban peligrando, hoy parece que vuelven a regresar”, celebró uno de los penitentes de la iglesia de Chavarrieta, de donde sale el principal contingente que encabeza el paseo.
El sonido de las chirimías (tambores y violines), las trompetas y saxofones se escucharon sin cesar hasta el amanecer del viernes. Los turistas acompañaron el paso de los Cristos, tomaron fotografías y grabaron con sus celulares el paso de los penitentes.
El vienes en la mañana “llegaron más (turistas)” según uno de los recepcionistas de uno de los hoteles exclusivos del centro, donde en su mayoría las habitaciones estuvieron agotadas hasta este sábado.
Los restaurantes permanecieron llenos, los mercados de plata visitados por turistas y los bares abiertos hasta tarde, algo que según los pobladores no había pasado en los últimos años.
Ayer en la tarde se llevó a cabo la peregrinación del Santo Entierro, donde volvieron a salir más de 600 penitentes, pero ahora sin sus Cristos y acompañados por cientos de personas que acompañaron la marcha en silencio, representando el sepelio de Jesús.
Las calles volvieron a estar abarrotadas por miles de turistas que volvieron a retratar la Semana Santa que desde hace décadas se vive en Taxco, que se resiste a morir a pesar de la violencia y la inseguridad.

Llamados a la paz ante la violencia hace la Iglesia durante el Viernes Santo en Taxco

En el sermón en la plaza Borda la concurrencia se notó menor a otros años, con las calles semivacías, que poco a poco se vieron con más presencia de espectadores y escasos acompañantes con cirios

Claudio Viveros Hernández

Taxco

En el sermón de la procesión de las Tres Caídas, de la Semana Santa en Taxco, el llamado constante desde la Iglesia fue enfocado a la búsqueda de la paz, ante la violencia que no cesa, porque no haya más víctimas de la injusticia, por la solidaridad ante los marginados y los migrantes; así como las crisis que se repiten y por la esperanza.
La plaza Borda, frente a la majestuosa parroquia de Santa Prisca, fue el escenario para la ceremonia donde Jesús cae tres veces con la cruz, en un sermón en el que la concurrencia de este viernes, habitantes y turistas, se notó menor a otros años, con las calles semivacías, que paulatinamente se incrementaron de su presencia en calidad de espectadores y escasos acompañantes con cirios.
En un avance lento, los penitentes hombres de diferentes hermandades, de encruzados y de flagelantes, y mujeres de la hermandad de Las Ánimas, caminaron sobre las calles empedradas, cada cual, con su disciplina, casi en silencio desde antes del mediodía de la capilla de San Nicolás, rumbo a la parroquia de Santa Prisca.
A las 12 horas dio comienzo la homilía, en la que el presbítero, Tomás Martínez Rivera, dio la bienvenida a los asistentes, de México y de otros países, a quienes dijo que necesitamos de personas tan valientes como la familia de Cristo, José y María, que nos ayuden a cargar nuestra cruz. Junto con mujeres como las que buscaron a Cristo, para hacer más llevadero su camino hasta El Calvario.
“Roguemos a Dios que esta Semana Santa sea para Taxco, para nuestro México lindo y querido, para el mundo, signo de esperanza y paz. Buena semilla para cosechar frutos abundantes para las nuevas generaciones”, fue su petición.
En la sentencia de Poncio Pilatos, que leyó un personaje vestido de soldado romano, se acusa a Jesús de ser un “hombre inquieto, conspirador y destructor del bien común”, que cometió otros delitos dignos de ser castigados, de los que se le juzgó para ser conducido por las calles acostumbradas de Jerusalén, colgado de espinas y una cadena atada al cuello, llevando el mismo su cruz, acompañado de dos ladrones para mayor afrenta hasta las montañas de El Calvario, donde acostumbran ser sentenciados los hombres facinerosos y ahí ser crucificado en la cruz, en la cual estará colgado hasta después de su muerte sin que alguno se atreva a quitarlo de ella.
Al paso de los penitentes y el caminar de las imágenes cargadas por integrantes de varias hermandades, otros religiosos mencionaron durante el sermón la importancia de la solidaridad de la humanidad, para inclinarse a curar heridas y no a juzgar: “¿Frente a tantas realidades de dolor quién se detiene a curar heridas y quién tiende la mano?, porque la caída de Jesús es un grito contra la indiferencia (…) el drama de nuestro mundo no son las caídas, sino la soledad de quien cae y nadie ayuda”.
De la virgen María, la madre de Jesús, expresaron que ella representa a todas las madres que sufren por sus hijos y cuestionaron la pobreza estructural, las guerras interminables y la destrucción persistente en una realidad social que nos desafía a no resignarnos ante el mal que parece invencible.
En una metáfora sobre las Tres Caídas, destacaron que lo importante no es quedarnos en el suelo, sino levantarnos y seguir adelante, “la lucha por un mundo más justo es larga, pero no podemos abandonarla (…) no queremos indiferentes ante las injusticias que nos gobiernan”.
La mañana del Viernes Santo transcurrió en aparente tranquilidad, con el ir y venir de los soldados romanos por las calles y hacia la capilla de San Nicolás, de donde antes del mediodía partió la procesión con la imagen-escultura de Jesús cargando la cruz y escoltado por sus verdugos, que festinaban con notas de un tambor y una flauta, y concluyó con el sermón cerca de la 1 de la tarde en las escalinatas de la parroquia de Santa Prisca, donde el sacerdote Tomás Martínez agradeció a los presentes su participación y acompañamiento.
“Pedimos perdón a Dios en este tiempo santo, con fe, con devoción y esperanza avancemos hacia un mundo mejor”, finalizó.
Lejos de las cifras alegres que dio a conocer la tarde del jueves el gobierno municipal, encabezado por el alcalde, Juan Andrés Vega Carranza, de que este destino se encuentra al 100 por ciento de afluencia, la realidad de este viernes fue distinta. En los hechos se desplomó durante los recorridos por la ciudad y alrededores en los que se observó una baja de por lo menos un 50 por ciento.
Las actividades continuaron con la representación de la crucifixión en el ex convento de San Bernardino y la fúnebre procesión la tarde-noche de El Santo Entierro, con la imagen de Jesús en una urna cubierta con cristales, en compañía de miembros de la misma hermandad, que caminan al ritmo de notas de duelo, al igual que feligreses que se suman con velas y cirios encendidos por las calles de la ciudad.

En el Viacrucis de mujeres buscadoras en
la capital, constantes alusiones a la violencia

Alrededor de mil feligreses católicos participan en la conmemoración, organizada por el Santuario de los Mártires de Chilpancingo, durante la cual caminan más de dos kilómetros desde Jardines de Zinnia

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Cerca de mil feligreses católicos participaron en el Viacrucis de este Viernes Santo, organizado por el Santuario de los Mártires de Chilpancingo y ofrecido a las madres que buscan a sus hijos desaparecidos por los grupos criminales, generadores de la violencia en el país.
Encabezados por los sacerdotes José Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello (Centro Minerva Bello), y Miguel Ángel Durán Brito, los católicos de las colonias del surponiente de la capital caminaron más de dos kilómetros, desde la cancha techada del fraccionamiento Jardines de Zinnia al Santuario de los Mártires.
Velázquez Florencio, quien también es el encargado de la Casa del Peregrino, hizo constantes alusiones en cada estación del Viacrucis a la inseguridad que vive el país, a la violencia generada por los grupos criminales, a los desaparecidos, a la tristeza y desesperanza de las madres que buscan a sus hijos.
Además, hizo llamados a la solidaridad social con las madres buscadoras, reclamó acciones a las autoridades para frenar la violencia y buscar a los desaparecidos, pero también llamó a la reconciliación y al perdón de quienes provocan la violencia. Insistió en el valor del diálogo para resolver los problemas.
Casi adelante, vestidas con playeras blancas con las fotografías impresas de sus hijos desaparecidos, caminaron las madres buscadoras. Iban acompañadas por niñas y niños, hijas e hijos de las personas desaparecidas.
La procesión inició con apenas unos 300 feligreses, en la cancha techada del fraccionamiento Jardines de Zinnia, pero terminó con casi mil en las instalaciones del Santuario de los Mártires. En el transcurso del recorrido se fueron sumando a la procesión, uno en uno o en familias completas.
“No debemos acostumbrarnos a la violencia, a los encabezados de la nota roja, a los rumores que roban la tranquilidad de hechos públicos o de aquellos que se ocultan para mostrar una aparente tranquilidad”, pidió desde la primera estación el sacerdote Velázquez Florencio.
En la segunda, dijo que el flagelo de la violencia ha desgarrado el tejido social, “al punto que se ha vuelto cotidiano lidiar con este tipo de acontecimientos, que ya no sorprenden ni asombran a nadie. La paz no debe quedar limitada o comprometida al logro de algunos intereses particulares. La paz es un derecho universal”, indicó el sacerdote activista.
Reprochó: “Hoy en día debemos reconocer que el haber limitado laÈ 3
educación y el acceso a trabajos dignos, ha generado que una gran cantidad de jóvenes incursionen en las filas de los grupos delincuenciales. Pidamos al Señor que nos permita levantar la mirada con él y podamos ayudar a incorporarse a aquellos que representan las nuevas generaciones de mexicanos y se desarrollen en empleos que dignifiquen a nuestra nación”, expresó el prelado en la tercera estación.
Los católicos caminaron rezando y cantando por calles empinadas y angostas, a los largo de más de dos kilómetros.
En la cuarta estación, explicó que en nuestro país la figura de la madre es una riqueza incomparable, sobre todo en las comunidades. “No podemos dejar de mencionar a todas aquellas mujeres que viven la angustia de tener un hijo, una hija, un esposo o un pariente desaparecido”.
El sacerdote oró: “Querido Jesús, preséntate tú también en este camino y encuéntrate con todas aquellas mujeres, aquellas madres, aquellas buscadoras que experimentan la desesperación. Porque sólo tu mirada reconforta y nos ayudará a recordarte que este Viacrucis tiene un destino esperanzador. Ayúdanos a ser una Iglesia que sufre con tantas madres, que esperan noticias de sus familiares desaparecidos”.
Refirió en la quinta estación que “muchos somos los indignados de la situación por la que pasan algunas regiones de nuestro amado México. Son muchos los colectivos ciudadanos, grupos de búsqueda e iniciativas particulares que, incansables, buscan respuestas donde sólo parece reinar el miedo”.
Agregó: “Muchos, también somos jóvenes inquietos, preguntándonos qué podemos hacer para que la paz se haga más presente en nuestros días”.
Durante la procesión se vio vigilancia a discreción de personal de la Guardia Nacional y hubo patrullajes de la Policía Estatal, en tanto que agentes de tránsito municipal y personal de Protección Civil estatal dieron acompañamiento al recorrido.
En la sexta estación, Velázquez Florencio oró por las instancias públicas y privadas “que se esfuerzan para que, desde el marco oficial, podamos vivir en ambientes llenos de paz”.
Reconoció: “No podemos pensar que vivimos en un mundo completamente corrompido, por eso, desde nuestra visión, marcada por la esperanza, pedimos por los esfuerzos que con valor realizan tantos agentes de buena voluntad, para que prevalezca un clima de alegría día a día en nuestras comunidades”.
Después, en la séptima estación, que representa la segunda caída de Cristo, el defensor de derechos humanos preguntó: “¿Cómo contribuimos tú y yo para que nuestra sociedad esté con la rodilla en el piso? ¿De qué forma hemos empujado o puesto el pie para que el otro cayera? A menudo culpamos a los que se encuentran a nuestro alrededor, sin tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos como agentes activos de nuestra comunidad”.
Explicó que la violencia no nace de un día para otro, “sino que es una semilla que crece poco a poco, con los gestos y las palabras de todos, ¿tú eres de los que empuja o de los que levanta?”, cuestionó.
Velázquez Florencio se refirió asimismo, en la octava estación, a la violencia que sufren las mujeres, de quienes, dijo: “Merecen vivir es paz”.
“Las calles, escuelas, plazas, sitios públicos e, incluso, los hogares no tendrían por qué convertirse en zonas de riesgo para cada una de ellas. Tú y yo tenemos madre, hermana, abuela, pareja y nos urge una mirada como la de Jesús, y detenernos a escuchar el lamento de todas, enjugar las lágrimas y sentir el dolor que clama de sus corazones heridos. No más mujeres que sufran en nuestro país”, exigió.
En la novena estación, que representa la tercera caída de Cristo, el sacerdote preguntó: ¿Cuántas caídas necesitamos para darnos cuenta de que es necesario un esfuerzo para ponernos de pie?”.
“Recordamos ahora todos los esfuerzos, procesos e iniciativas por buscar la paz que no han fructificado. A menudo muchas ideas y proyectos se han quedado sólo en eso, en grandes planes de resolver algo”, recriminó.
Añadió que hoy se necesita que muchas propuestas se vuelvan realidad, “el valor del diálogo escucha la empatía y la búsqueda del bien común y debe ser práctica constante, para no tener que soportar más caídas”, propuso.
Indicó que mediante el diálogo “nuestra historia puede cambiar y empezar a narrar episodios donde todos nos levantemos”, pues dijo que “la violencia no puede acabar con nuestro futuro”.
Cuando el Viacrucis había llegado a la décima estación, la procesión entraba al Santuario de los Mártires, después de tres horas de caminata, pues inició a las 10 de la mañana y llegó después de la 1 de la tarde.
Velázquez Florencio criticó que despojar a alguien de su ropa es despojar de su dignidad y de aquello que cubre como persona e hijo de Dios.
“Esta es una de las prácticas nocivas más arraigada entre los grupos de amigos y de familiares. A menudo no nos percatamos de cómo arrebatamos la dignidad de aquellos que están cercanos a nosotras. Nuestras palabras, insultos, apodos, malos tratos, agresiones, vejaciones y omisiones pueden ser una gran agresión hacia otros, heridas que lastiman la relación y como tal propician una cadena de violencia interminable”, explico.
Preguntó: “¿Por qué hay tantos asesinatos y explotación de personas en nuestro país? Porque los hemos despojado de su dignidad, porque nos hemos acostumbrado a despreciarnos mutuamente, a descalificarnos, a no reconocer lo valioso que hay en cada persona”, expuso.
El sacerdote pidió a las madres buscadoras, encabezadas por la presidenta del colectivo María Herrera de Chilpancingo, Gema Antúnez Flores, que montaran una guardia de honor frente al altar, en tanto que los niños se sentaron al frente.
Ente ellos, en la undécima estación, que representa a Jesús clavado en la Cruz, el sacerdote dijo: “Queremos recordar a aquellos que han sido responsables, causantes y ejecutores del dolor humano en tantos de nuestros vecinos y conocidos”.
Lamentó que, como sociedad, no hayamos podido ofrecerles una opción para desarrollarse en el ámbito profesional o laboral. “Lamentamos mucho que la necesidad les haya orillado a convertirse en instrumentos que propagan el dolor y el sufrimiento, pero es justo este pasaje, en el que Jesús nos enseña a perdonar a aquellos que nos lastiman, cuando dijo: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’”.
Pidió que “nos dé un corazón semejante al suyo, para llenarlo de amor y de este amor emane el perdón a todos aquellos individuos y grupos que provocan el terror a lo largo y ancho de nuestro país”.
En la décimo segunda estación expresó que no hay nada que cauce más indignación que una muerte injusta como la que vivió Jesús: “En esta estación pedimos de manera especial por todas las victimas mortales, por los hechos de violencia perpetrados de manera intencional o accidental, en nuestro país, estado y municipio”.
Agregó que ellos no son un número más o una estadística, mucho menos el objeto de un discurso, pues cada uno tenía un nombre, una historia, una familia, un plan de vida que se trazó desde la eternidad. Los recordamos con un corazón lastimado por la ausencia que dejan muchos deudos”.
Velázquez Florencio pidió entonces un minuto de silencio “por todas esas personas que nos arrancó el ambiente de violencia que predomina”.
En la décimo tercera estación el activista recomendó fomentar “con más fuerza” el sentimiento de hijos en cada uno de nosotros, “para que sintamos cerca y amorosa a mamá María, porque sólo en ella encontramos la paz que nos hace falta allá afuera”.
Para finalizar, en la décimo cuarta estación, que representa la sepultura de Jesús, pidió recordar “todos los momentos y motivos que podríamos tener para vivir tristes y desanimados”. Dijo: “Es cierto que las circunstancias que nos rodean en cuestión de violencia e inseguridad no son los mejores, pero es necesario dejarlas aquí, en el sepulcro, con el cuerpo de Jesús”.
Concluyó: “Hoy dejamos en esta tumba aquellos dolores y tristezas que oprimen el corazón, porque la enseñanza de Cristo es aguardar el tiempo de la resurrección”.