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Miércoles 24 de Abril de 2024

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Vuelve el interés por estudiar en la normal rural de Ayotzinapa

Presentan examen de admisión 560 aspirantes a 165 lugares para estudiar en Ayotzinapa La sillas con los rostros de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa fueron rodeadas por primera vez desde hace casi 6 años por estudiantes que aspiran a ocupar uno de los 165 espacios disponibles en la Normal Rural para el ciclo escolar … Continúa leyendo Vuelve el interés por estudiar en la normal rural de Ayotzinapa

Jacob Morales AntonioChilpancingo

Agosto 11, 2020

Al examen de admisión en las instalaciones de la escuela se presentaron 560 jóvenes que aspiran a ocupar uno de los 165 lugares disponibles para el ciclo 2020-2021. Ante la distancia que se debe guardar por la epidemia de Covid-19, los salones de clase dispuestos no fueron suficientes y se ocupó la cancha junto a las 43 sillas de los estudiantes desaparecidos. El año pasado se presentaron 387 aspirantes y en 2015, un año después de los crímenes de Iguala, solamente acudieron 170 muchachos por un lugar Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Presentan examen de admisión 560 aspirantes a 165 lugares para estudiar en Ayotzinapa

La sillas con los rostros de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa fueron rodeadas por primera vez desde hace casi 6 años por estudiantes que aspiran a ocupar uno de los 165 espacios disponibles en la Normal Rural para el ciclo escolar 2020-2021.
La pandemia de Covid-19 no impidió que bajo estrictos protocolos sanitarios se aplicara el examen de admisión a 560 aspirantes de los 600 que solicitaron ficha, para ocupar uno de los 120 lugares para estudiar la Licenciatura en Educación Primaria y 45 para la Licenciatura en Educación Bilingüe, informó el director Víctor Gerardo Díaz.
De los aspirantes que ayer se presentaron, 395 serán rechazados.
El domingo don Arturo Rodríguez Espinobarros salió junto a su hijo Ubert Rodríguez Alfonso de la cabecera municipal de Iliatenco en la Montaña. Ambos pasaron la noche en los dormitorios de la Normal junto a otros padres que acompañaron a sus hijos desde pueblos apartados del estado o de otros puntos del país.
El filtro de la Normal estuvo a cargo del Comité Estudiantil, horas antes de las 9 de la mañana cuando comenzó el examen, los estudiantes tomaron la temperatura corporal a cada uno de los aspirantes, se les dio gel y se les informó que durante la estancia dentro de las instalaciones no podían retirarse el cubrebocas.
En los salones fueron ubicadas las sillas a metro y medio de distancia, en cada aula hubo capacidad para atender hasta 15 jóvenes, pero no fue suficiente. En la cancha principal donde se han realizado los homenajes a los estudiantes asesinados en 2014, y donde hay un altar por los 43 normalistas desaparecidos, fueron ubicados unos 60 jóvenes que por primera vez hicieron compañía a las sillas de los 43 desaparecidos la noche del 26 y 27 de septiembre de 2014. El examen que comenzó a las 9 de la mañana terminó a la una de la tarde.
Mientras su hijo realizaba el examen, don Arturo lo esperó afuera de la Normal. Contó que hizo seis horas de camino transbordando desde Iliatenco a Tixtla. Su deseo es ver a su hijo graduado y dar clases en las comunidades de su municipio, allá donde no hay maestros o uno atiende a tres o más grupos.
Sembrar maíz, café y plátano no es suficiente para mantener a la familia, y la vida es difícil, reconoce. Dice que en su familia no hay ningún profesionista y que su hijo será el primero en seguir estudiando.
El hombre que sabe de los hechos trágicos en la Normal y la desaparición de los 43 normalistas dice que su hijo y él no le temen a nada, “el viene a formarse y ser un buen docente, lo que pasó ya pasó”.
Agregó que en comparación con los gobiernos pasados, “este gobierno que está (de Andrés Manuel López Obrador) está apoyando mucho a los jóvenes a prepararse, y la beca que está dando. Eso (la desaparición de los 43) pasó porque no se apoyó a los jóvenes”.
Otro hombre proveniente de Santiago Tianguistenco, Estado de México, también llegó el domingo a la Normal, junto a su hijo Víctor Hugo Robles Díaz hizo siete horas de camino en transporte público.
Ángel Robles Sosa, afirmó que su hijo escogió estudiar en la Normal y no le quedó más que apoyarlo, además ahora el gobierno está dando una beca de 2 mil 400 pesos bimenstrales para que no dejen de estudiar.

La demanda es por la actividad académica, director

Luego de los hechos en Iguala la Normal pasó por una crisis en la demanda de aspirantes, hubo incluso familiares de los desaparecidos y jóvenes activistas que se inscribieron para poder cubrir los espacios ofertados ante la posibilidad del cierre de la Normal.
En junio de 2015 se presentaron 170 jóvenes al examen de ingreso de un total de 225 fichas que se entregaron, para ocupar 140 espacios.
Un estudio presentado en 2018 y realizado por el desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) del ciclo escolar 2000-2001 al 2015-2016, la matrícula de las escuelas formadoras de docentes en el estado bajó de 12 mil 591 estudiantes a 3 mil 687, según el estudio La educación normal en México, Elementos para su análisis. Esta última generación fue impactada por los hechos ocurridos un año antes.
El director de la escuela Víctor Gerardo Díaz afirmó que las actividades académicas y culturales que se realizan dentro y fuera de la normal “nos ha permitido dar otro rostro de Ayotzinapa y lo otro es, el apoyo que el presidente Andrés Manuel López Obrador está dando a las escuelas normales rurales”.
El director dijo que los jóvenes que no se presentaron ayer al examen tenían una segunda opción, además de que el examen cambió la fecha de su aplicación, posponiéndose un mes.
El año pasado solicitaron ficha 387 alumnos, pero este año la cantidad se duplicó, el director justificó que la aplicación del examen presencial permite una mayor equidad entre los aspirantes porque muchos no tienen acceso a tecnologías para hacerlo en línea.

Nuevo mobiliario de playa

Los comerciantes desalojados de las playas Suave y Tamarindos rechazaron los tinacos y láminas que les ofrece el Ayuntamiento, pues lo que exigen es que los dejen trabajar para llevar alimento a sus familias. En la gráfica, turista en la playa Dominguillo con su sombrilla Foto: Carlos Alberto Carbajal

Rechazan desalojados de las playas tinacos y láminas que les ofrece el Ayuntamiento

Lo que exigen unas 25 familias afectadas son alimentos y que los dejen trabajar

Mariana Labastida

Unas 25 familias fueron afectadas con el retiro de una de las cabañas en playa Suave, lamentaron que les ofrezcan tinacos y láminas cuando lo que requieren es comida o que los dejen trabajar.
Doña Bety le da el servicio de alimentos y bebidas a unos 20 meseros que trabajan en la zona de playa Suave y Tamarindos, así como a otras personas que le ayuden, con las acciones de las autoridades con el retiro de las cabañas de esa zona por las acciones de reordenamiento ve mermados sus ingresos.
El pasado viernes y sábado trabajadores del municipio con maquinaria pesada demolieron 10 bodegas y cabañas de playa Suave y Tamarindos como parte del reordenamiento de la zona federal que se está llevando a cabo en coordinación con el gobierno federal.
Los prestadores de servicios turísticos de la zona como meseros, tolderos y los que fueron desalojados de las dos playas, así como Papagayo se quejaron que las autoridades municipales les fueron a ofrecer tinacos y láminas, “lo que queremos es comer, que nos traigan buenas despensas ya que no nos dejan trabajar o que nos dejen trabajar”, reprochó una de las mujeres que se quedó sin ingresos.
Los trabajadores de la playa manifestaron que están en un estrés constante porque no los dejan trabajar, tiene hambre y no hay manera de tener ingresos. Se negaron a aceptar los tinacos y láminas que les ofrecieron porque les estaban pidiendo la credencial de elector para el trámite, “al rato van a decir que estuvimos de acuerdo en que quitaran todo porque estamos con ellos”.
Algunos tolderos, como se llaman a sí mismos, los que rentan mobiliario de playa, por las mañanas jalan el chinchorro para sacar pescado, que limpian y ofrecen en la avenida Costera, “el sábado vino la alcaldesa y me dijo que no podía hacer eso, pero si no nos dejan trabajar y le dije que primero fuera a arreglar su chandera”, dijo en referencia al charco de agua que se acumula en la avenida después de las lluvias.
La señora Bety fue una de las afectadas con la limpieza que se hizo de la zona, ella al inicio de la actual administración municipal le dieron una constancia de uso de suelo con la que inició su proceso de concesión para un espacio de cuatro por cinco metros, para la venta de alimentos y bebidas.
Contaba con un permiso transitorio de la Semarnat para renta de mobiliario de playa el cual tiene desde hace seis años que comenzó a trabajar de manera independiente, En la dependencia federal le recomendaron tramitarlo con ese concepto para después hacer el cambio a venta de alimentos y bebidas. Ella empezó vendiendo quesadillas en la playa cuando era joven, después los propietarios del Tropicana le permitieron ocupar una pequeña área, cuando se limpió esa zona también la desalojaron, por lo que no es la primera vez que se queda sin un lugar para trabajar.
Sin embargo, a diferencia de la ocasión anterior, esta vez viene de un periodo de casi cuatro meses sin poder trabajar, principalmente cocina para los trabajadores de playa y la asociación de meseros que dan servicio a los bañistas que llegan a esa zona de playa.
Son pocos los restaurantes que están en esa área, el costo de los productos es económico con la señora Bety, lo que permite a los meseros ganar un porcentaje mayor por los platillos y bebidas que ofrecen a los turistas.
Al destruir su cabaña no sólo la han afectado a ella, sino también a los meseros que trabajan en la zona, aunque no está permitida la venta de alimentos y bebidas en este momento, estaban esperanzados a que cuando ocurriera volver a retomar sus actividades para recuperarse después del periodo de cierre de playas por la pandemia del Covid-19.
El restaurante Los Buzos es el único negocio formal que está funcionando, pero sacar un servicio de alimentos y bebidas para quienes lo pidan en la playa es a precio de carta y los meseros no ganan nada.
Los meseros se quejaron que no les permiten trabajar, que esté limitada la venta de alimentos y bebidas cuando es de lo que ellos obtienen ingresos, incluso que en las operaciones los policías turísticos quieran evitar que se renten bocinas para música, lo cual incluso ha molestado a los visitantes que solicitan ese servicio.