El Bunche, solo, se lanzó a rescatar a la mujer que llevaba 15 horas en el río sostenida de un árbol

Arturo Bello Alcaraz, El Bunche, narra que cruzó nadando la corriente del río Tecpan para auxiliar a Candida Bailón Gallardo, atrapada durante la tormenta tropical Max Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

Tecpan

Una pareja fue arrastrada por el río Tecpan la tarde del lunes, pero se sostuvo de un árbol y aguantó durante varias horas. Arturo Bello Alcaraz, El Bunche, los vio y decidió tirarse al agua para salvarlos, pero no lo dejaron en ese primer momento. Fue hasta las 6 de la mañana del martes cuando se lanzó al río para rescatar a la mujer que ya estaba sola porque el hombre fue arrastrado por la corriente y salió en un punto mucho más abajo.
“Me nace por salvar vidas”, compartió a este reportero durante su narración de aquel acto tan festejado en este municipio de la Costa Grande, incluso la gobernadora Evelyn Salgado Pineda escribió en las redes sociales que fue “heroísmo” lo que realizó.
Y es que la historia de sobrevivencia de Gustavo Romero Sotelo y Cándida Bailón Gallardo que se treparon a un árbol para sobrevivir, estuvo acompañada del relato de este hombre de menos de 1.70 de estatura, cabello canoso prácticamente blanco, delgado, y que se lanzó al río para rescatar a Cándida.
“Yo me enteré desde el primer momento de que estaban aisladas estas personas porque estuvieron desde las 2 de la tarde” del lunes, contó El Bunche a las 3 de la tarde de este miércoles afuera del Ayuntamiento de Tecpan. Ahí fue citado, según su testimonio, por el presidente municipal Jesús Yasir Deloya Díaz para ofrecerle trabajo en Protección Civil.
“Pero el sueldo no me conviene, es muy poquito”, adujo el comerciante que vende plátano, requesón, queso, sandía. “No me conviene lo que me quiere pagar”, reiteró sin dar más detalles durante la entrevista de unos 10 minutos, tiempo en el que tres personas desde lejos le gritaron “Bunche” y él los saludaba de reojo.
Desde el principio quiso entrar al río, “pero no me dejaron, entonces al otro día llegó la Marina, el Ejército, eran como a las 6 de la mañana y llegué yo”. Los marinos ya habían intentado entrar al agua para salvar a Cándida, pero la corriente les ganaba, no podían pasar por la fuerza del agua.
El Bunche ya se preparaba y los marinos le preguntaron: “¿usted le sabe al río? Les digo, sí, ¿y piensa tirarse?, pues a eso vengo. ¿Y cómo se va a tirar? Pues eso solamente yo lo sé”.
Subió 400 metros más arriba del punto donde Cándida se sostenía del árbol que ya tronaba de que se iba a caer. Le tanteó a dónde iba a llegar y se metió al agua: “allá voy a una mano, nadando como perrito, allá voy, allá voy, allá voy”.
“Me le empecé a rajar al río a la mitad, pero no, lo que hice nadé con las dos manos. Libré los árboles y allá voy y le llegué a la señora”, continuó mientras revivía con entusiasmo su proeza muy comentada. Circulan fotos y hasta un corrido ya le compusieron.
Cándida “estaba toda tiesa, congelada y empezó a llorar más de nuevo. Le digo, no llore, vengo a ayudarte, a auxiliarte. Pero no me toques, estoy muy adolorida”, le contestó la mujer a El Bunche. Cándida llevaba más de 15 horas en medio del río y estaba “muy golpeada” por el paso de troncos que trataba de esquivar con las manos.
El Bunche le pidió que se relajara y le empezó a sobar “los tendones de la mano, poco a poco, y fue abriendo ya la mano”. Continuó con la otra mano y sucedió lo mismo. Después siguieron los ejercicios de respiración y los movimientos de cabeza para desentumecer las mandíbulas.
“Me dijo, tengo mucha sed, y me busqué una botella de Fanta, la llené de agua de un pocito. Dámele dos traguitos nada más porque si le bebes de repente a todas, puede haber un infarto y ahí te quedaste. ¿Por qué? Porque la sangre no circula bien, está todo tapado”, aseveró sin titubeos.
“Vamos sobre las piernas. Ta, ta, le di un masaje, los tendones sobre donde dan los calambres. La trabajé bien”, indicó repitiendo los movimientos con sus brazos. Luego le pidió a Cándida empezar a caminar, le dio más agua y después a caminar de nuevo. Ella se empezó a sentir mejor.
Intentó convencerla de cruzar el río, pero ella no quiso y los marinos le dijeron que ya no lo hiciera porque ya venía el helicóptero. “Entonces nos regresamos y nos echamos y la empecé a trabajar más, a sobar, a sobar, a sobar todo”.
El Bunche y Cándida se subieron al helicóptero y quien los asistió pensó que el señor que estaba en medio del río era uno de los que se quedaron atorados y él le dijo que no. “¿Usted vino a rescatarla?”, le preguntó una doctora. “Soy Arturo Bello Alcaraz, alias El Bunche. Me falta un mes para 62 años”, contestó.
Descendieron en la unidad deportiva y rápidamente empezaron las fotos, los marinos no podían creer que este tecpaneco pudo cruzar y ellos no a pesar de que “están preparados para el agua y estudiados para el agua, ellos entrenados”, le dijo a El Bunche una de las autoridades.
–¿Por qué le nació aventarse?
–Porque yo, con todo respeto, yo llevo 20 personas salvadas de vida y muerte, tanto mar, río, arroyo, lumbre, balazos, ¿eh? Y no me nace, me nace del corazón y me nace por salvar vidas.
El Bunche terminó la entrevista con un mensaje a Tecpan de que él está para servir a los habitantes, “yo no soy rencoroso, no soy chocante y el que me quiera brindar un apoyo, adelante”.
Un hombre esperó pacientemente a que acabara de hablar, se acercó y le pidió al fotorreportero de El Sur, Carlos Carbajal, que le tomara una foto con El Bunche con su celular para el recuerdo.