Jacob Morales Antonio
La señora Elva Fuentes Organista y el señor Guadalupe Gutiérrez Fuentes tenían 15 y 16 años cuando fueron detenidos y llevados a las instalaciones de la Fuerza Aérea de Pie de la Cuesta. Este lunes regresaron como parte de los recorridos organizado por la Comisión de Acceso a la Verdad por Violaciones a los Derechos Humanos Cometidas entre 1965 y 1990, la guerra sucia, a ese luegar en donde sufrieron tortura mientras estuvieron retenidos ilegalmente.
Se los llevaron debido a una campaña militar en busca del líder guerrillero Lucio Cabañas, en la que el Ejército ocupó gran parte del municipio y desapareció a más de 700 ciudadanos, según el registro de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (Afadem).
Entrevistados al salir del lugar recordaron momentos que ya no tenían presente pero que volver a ese espacio los “despertó”.
Ambos estuvieron en la conferencia que ofrecieron los integrantes de esta Comisión de la Verdad de la guerra sucia en el Centro de Convenciones.
Fuentes Organista dijo que ella tenía 15 años cuando fue sacada por la extinta Policía Judicial, ahora Policía Ministerial, “me sacaron de mi casa yo no lo entiendo, era una persona inocente”.
Antes de seguir su relato la mujer tomó varias bocanadas de aire y soltó en llanto, dijo que recordar e ir al lugar donde fue abusada y torturada siendo una niña, le recuerda momentos traumáticos.
Relató que a ella le daban descargas eléctricas, la manoseaban, “muchas cosas que me duele recordar”.
Recuerda y supone que a las personas a las que escuchaba que le pegaban eran a su padre y a su tío, porque a ella siempre la tuvieron vendada y en un baño.
Este lunes regresó y reconoció una barda que vio desde un pequeño hueco del baño en el que estaba en un segundo piso.
El señor Guadalupe Gutiérrez Fuentes dijo que fue detenido en la comunidad de San Francisco del Tibor, Atoyac, junto a otros 17 campesinos, entre estos sus hermanos y otros familiares por militares del 50 Batallón de Infantería, y lo llevaron al cuartel militar donde estuvo un mes.
En tres ocasiones el hombre paró su narración y lloró. Dijo que a él le daban descargas eléctricas en los testículos, su cabeza la introducían a un tambo con agua, “es muy triste porque vuelvo a recordar cuando era un adolescente de 16 años”.
Dijo que los actos de tortura eran con la intención de saber en dónde había “armamento y propaganda”, pero él desconocía de eso. Al mes y 8 días lo trasladaron a la cárcel civil de Acapulco donde estuvo dos meses y luego lo dejaron libre.
Después volvió a ser detenido en la colonia Azteca por la Policía Judicial, “me torturaron y preguntaban nombres de gente y apodos”, luego lo llevaron a la Base Naval donde siguió la tortura, y ahí perdió la vista del ojo izquierdo debido al tormento.
Agregó que una noche sacaron a todos los detenidos y que estaban en el lugar a la zona de playa, de donde se escucharon ráfagas de tiros y luego se escucharon detonaciones como si los estuvieran rematando, a él lo entregaron a la cárcel pública de donde después fue liberado.