¡Salve, César, los que van a morir te saludan!

Finalmente llegó la fecha del relevo gubernamental. Un simple cambio de siglas dirán algunos. Otros lo verán como la derrota de la izquierda, hay que remendar lo mal cosido ¡carajo! Finalmente las circunstancias coyunturales se imponen y obligan a iniciar lo que sería un colofón mínimo de análisis político-social.
Los acontecimientos violentos del 26-27 de septiembre del año próximo pasado muestran lo que hacía tiempo era evidente: la complicidad entre el crimen organizado y las autoridades que integran los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal. Los hechos criminales tuvieron una repercusión nacional e internacional, siguen convulsionando al estado suriano y continúan manteniendo en estado de alerta al país.
Varios estudiosos han opinado que ha habido cuatro cortes históricos primordiales en la historia reciente de México: el primero sería el asalto al cuartel de Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965 llevado a cabo por el Grupo Popular Guerrillero (GPG), encabezado por el profesor Arturo Gámiz García y el Dr. Pablo Gómez Ramírez (quienes murieron, junto con seis compañeros más en el intento de tomar la instalación militar). Este núcleo armado está considerado como la primera guerrilla del México contemporáneo; el segundo sería la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 llevada a cabo por el ejército y la policía por órdenes del presidente Gustavo Díaz Ordaz; otro hecho relevante sería la construcción del Frente Democrático Nacional (FDN) que encabezó el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, como candidato a la presidencia de la República en 1988 y que aglutinó a la mayoría de las organizaciones de izquierda de ese entonces, cuando el Frente derrotó al PRI, sin embargo, el partido oficial se mantuvo en el poder por medio del fraude; y ahora las víctimas de Iguala, Guerrero, del 26-27 de septiembre de 2014 forman parte de este proceso.
¿Qué podemos esperar del nuevo gobierno que encabeza el priista Héctor Astudillo? ¿Cuál es su programa de gobierno? No tenemos ni la menor idea, lo que si tenemos presente es su récord político: el señor Astudillo y don Mario Moreno han gobernado el municipio de Chilpanacingo de los Bravo entre los dos durante 12 años. De la presidencia municipal (segundo periodo) Astudillo saltó al Congreso local, para luego ser legislador federal y de esa legislatura junto con su tocayo Héctor Vicario (otro connotado miembro de la élite priista) llegaron a ocupar una curul en la Cámara de Senadores como representantes guerrerenses al Congreso de la Unión.
De esta larga y brillante carrera política ¿qué recuerda usted que haya hecho el ahora gobernador electo por el municipio y por su estado? Nada. Las carencias de toda la vida siguieron agravándose ante la incapacidad e indolencia del experimentado político. En cambio, la violencia desplegada por el crimen organizado, los cárteles de la droga, fue creciendo en esos 12 años y ahora es de tal magnitud, que la capital del estado es considerada como la ciudad menos recomendable para vivir de todo el país.
Después del triunfo del candidato institucional, los opositores al régimen priista se preguntan ¿por qué ganó Astudillo las elecciones? Contestar e esta interrogante de manera seria, objetiva, no es tan simple. Distintos y variados son los componentes políticos que lo determinan, y tratando de responder lo más elemental sería lo siguiente:
–El atraso político de los ciudadanos guerrerenses se combina con la amplia experiencia de manipulación de la dirección y los cuadros medios del PRI en los procesos electorales
–La corrupción de los partidos de izquierda. Nos referimos a las organizaciones que privilegian las elecciones sobre el trabajo político permanente y la vinculación con distintos sectores sociales; este alejamiento de los ciudadanos en general, conduce a la disputa interna por curules locales y federales para obtener espacios de gobierno y de representación popular a cualquier costo.
Así funcionarios y representantes populares de oposición, cada vez se parecen más a sus adversarios, gobiernan mal y entregan malas cuentas igual que ellos.
La posición político-ideológica se va desdibujando carcomida por la corrupción. Todos los partidos son iguales, dice la conseja popular. Ya no son necesarios, afirman otros. Los políticos son la escoria de la sociedad, murmuran.
Ante este panorama no existen recetas. ¿Qué procede?
Empezar de inmediato a vincularse con los ciudadanos, mujeres y hombres, organizando asambleas populares u otras tareas que surjan; pugnar por la organización y coordinación entre las distintas agrupaciones políticas y productivas; elaboración de un estrategia común en los puntos centrales donde estén de acuerdo los principales actores. Esta gran alianza debe ser estatal y nacional.
Evitar caer en el juego de los adversarios. Las organizaciones, los partidos y la política son necesarias, los regímenes corruptos, como el que ahora estamos padeciendo han distorsionado estos conceptos y en la medida que se les dé la valorización correspondiente avanzaremos más rápido.
Utilización de los medios electrónicos, propios y comerciales. Hay que tener presente que la información (y distorsión) sobre todo la televisiva, es el arma de mayor eficacia que tienen los dueños del capital para controlar al latente descontento social.
Es perentorio conocer la realidad que estamos viviendo, distinguir lo primordial de lo secundario, diferenciar a nuestros aliados de nuestros adversarios para tener claros los objetivos a los que queremos llegar para poder construir una sociedad menos desigual y más justa.
Guerrero desde la llamada Guerra Sucia ha sido un estado militarizado. El número de soldados que llegó para combatir a la guerrilla, ya nunca disminuyó, por el contrario ha venido aumentando. La violencia imperante entre los distintos carteles de la droga es un buen pretexto para mantener el control militar en los puntos de mayor incidencia del crimen organizado. Pero existe otro motivo, no menos importante que es el de impedir la organización de los movimientos sociales.
Hasta el momento de escribir estas líneas no existen más que rumores sobre los nombres de quienes formaran el gabinete gubernamental. Todo indica que será el retorno de los brujos.
¡Salve, César, los que van a morir te saludan!

Fernando Pineda Ochoa

La sabiduría popular

En el PRI existen fuertes intereses económicos y políticos que enfrentan a las distintas camarillas que lo conforman (incluso, no solamente asesinan a sus contrincantes políticos sino que también entre ellos, como es ampliamente conocido, se han eliminado a balazos); pero conocedores del “juego político a la mexicana” y maestros experimentados en las artes del disimulo, podemos observarlos en fotografías publicadas en los diarios, sonrientes, levantándose la mano, saludándose, mandando mensajes de unidad, como chicos bien portados. Bueno, el nuevo presidente designado, Héctor Vicario, se da el lujo de pregonar, sin ningún rubor, que deben ser el partido de la honestidad y la transparencia.

¡Qué Dios nos agarre confesados!

Sin embargo, para fortuna de estos aprendices de brujo, las mismas publicaciones muestran a sus opositores políticos dirimiendo de mala manera sus diferencias. Dice la sabiduría popular: no basta que una mujer sea honesta, sino que debe aparentarlo. Este adagio también puede aplicarse a la política: no es suficiente que un político sea  honesto, requiere demostrarlo, para no confundir a la militancia y desalentar a los ciudadanos. El Partido de la Revolución Democrática se ha caracterizado por ser un organismo donde las diferentes posiciones políticas se debaten sin trabas de ningún tipo. Y es correcto. Lo que debe eliminar definitivamente de su agenda son las reyertas públicas que revelan un partido desunido, ajeno a los intereses de los ciudadanos guerrerenses. Estas líneas no corresponden de ninguna manera al perfil del PRD, este partido tiene un fuerte arraigo popular y, por ello, un compromiso serio al lado de las mujeres y los hombres del sur.

En este ámbito, el foro Un Buen Gobierno para Guerrero, organizado en Acapulco, el pasado viernes por la senadora Leticia Burgos y la                           Coordinadora Estatal de Autoridades Municipales (CEAM), que contó con la presencia de los dirigentes nacional y estatal, Leonel Godoy Rangel                           y Martín Mora Aguirre, refrenda ese compromiso. Desde su fundación en 1989, el PRD comparte obligaciones de gobierno: diputados, alcaldes, síndicos y regidores de matriz perredista, adquieren una responsabilidad con los habitantes de sus respectivos distritos y municipios y obviamente tienen la consigna de contraer un vínculo directo con el ideario que enarbola la organización política que los postuló como candidatos.

Legislar nuevos ordenamientos en beneficio del pueblo de Guerrero y vigilar para que todo funcionario público cumpla adecuadamente sus funciones, son dos tareas sustantivas que los legisladores democráticos están obligados a cumplir cabalmente. Por su parte los presidentes municipales perredistas deben asumir una única misión: “gobernar bien, con equidad y justicia” en su demarcación respectiva. Estas consignas emanadas del Foro, son piezas claves, en la disputa del 2005, si se aplican pulcramente en la práctica. Las ventajas del proyecto perredista (y sus aliados), deben difundirse de manera precisa y contundente con argumentos de peso y obras de gobierno en la demarcación correspondiente, que den credibilidad al programa de la revolución democrática.

El proceso de alternancia en Guerrero no está planteado en términos de confrontación entre buenos y malos. Sencillamente ha quedado demostrado que la solución no es cuestión de los Cervantes Delgado, de los Ruiz Massieu, de los Figueroa Alcocer, de Ángel Aguirre Rivero, René Juárez Cisneros o el ahora sí la vamos hacer con Héctor Astudillo Flores. Estamos caracterizando un modelo agotado, caduco, que vive su etapa terminal. El tiempo, las discrepancias internas y externas, los ajustes de cuentas, la corrupción, las nuevas circunstancias político-sociales, vulneraron la consistencia moral y política del Partido Revolucionario Institucional. Su capacidad de transformación quedó atrapada en una red de intereses caciquiles que hace inviable lo que antes “caminaba sobre rieles”. Simplemente los Figueroa, los Vicario y compañía están fuera del siglo XXI.

Los guerrerenses en su devenir histórico han construido quimeras, esperanzas, distintos instrumentos y métodos de lucha que les han permitido sobrevivir los embates de la miseria, las injusticias y la inseguridad social. Uno de estos instrumentos es precisamente el PRD, con todos sus errores y virtudes. La propuesta central perredista, con el concurso de la sociedad civil (no puede ser de otra manera), parte de la necesidad de instrumentar una reforma política democrática que permita resolver los múltiples problemas que agobian a los habitantes del sur. Dos ejes son fundamentales en el arranque del nuevo gobierno: el combate para erradicar la pobreza y la estructuración de un sistema educativo, que se convierta en factor estratégico apuntalando el desarrollo integral de la entidad.

Los ciudadanos debemos participar en la construcción de una amplia alianza opositora que posibilite sacar del Palacio de Gobierno a los representantes del viejo régimen priísta y así lograr la alternancia, única garantía para edificar una sociedad mejor. Nada ni nadie puede impedirlo, porque somos mayoría.

De Fernando Pineda sobre la defensa que hace Popoca del gobernador

Señor director:

Le agradezco la publicación de este breve comentario a la carta de Héctor Manuel Popoca Boone, publicada el jueves 29 de abril en este diario.

Al asumir el papel de amanuense del gobernador, el señor secretario de Desarrollo Rural intenta imponer la visión oficial frente a                               las opiniones que se atreven a ventilar públicamente lo relacionado con el ejercicio del poder que involucra a los gobernadores guerrerenses. Por ello, advierte severo: “Tantas veces sea necesario y mientras no haya razones valederas, ante infundios y tergiversaciones, saldré en defensa del gobierno de René Juárez Cisneros”.

La pregunta pertinente es ¿y quién determinará si las razones para criticar al Ejecutivo son valederas o son infundios y tergiversaciones? Dentro de esta lógica las valoraciones discordantes no tienen cabida y obviamente, esperar una autocrítica por parte de los personeros del régimen, incluyendo al mismo Popoca Boone, sería tanto como pedirle peras al olmo.

   Atentamente
Fernando Pineda Ochoa