Mis altos mandos me prohíben hablar de ejecuciones en Azueta: comandante

 

 Brenda Escobar Zihuatanejo

El comandante de la Policía Judicial del Estado en Zihuatanejo, Francisco Javier Cortés Osorio, se negó a opinar sobre los asesinatos cometidos en ese municipio, vinculados con el narcotráfico, “porque me lo prohiben mis altos mandos”.

Ayer, Cortés Osorio fue abordado sobre los homicidios, pero respondió: “No puedo hacer declaraciones, mejor hable con el comandante regional, Víctor Parra, en Tecpan de Galeana, pregúntele a él”.

El 5 de enero fue asesinado en San Luis La Loma, comunidad de Tecpan, sobre la carretera federal a Zihuatanejo, el doctor José Luis Barrera García, quien recibió cuatro balazos en el cuerpo y uno en el rostro. Esa ocasión se utilizó una pistola calibre 380.

El 6 de enero, en la comunidad de El Tejón, también de Tecpan, fue asesinado Eladio Valderrama.

El 14 de enero, en Bajos Balsamar, fueron ultimados Paulino Lozano y Jesús Baltazar, también en una emboscada.

El 16 de enero, en la comunidad Vallecitos de Zaragoza, en la zona serrana de Zihuatanejo, apareció muerto José Ismael Ayvar Aparicio, con un balazo .380 en la boca.

El 27 de enero, en Los Naranjitos, de Tecpan, Manuel Corona Guzmán fue asesinado a batazos, una práctica –dicen– muy del uso de los sicarios sinaloenses.

El 30 de enero, el ganadero Fulgencio Quiroz Orozco recibió el levantón, un recurso de los narcos de Tijuana y de Ciudad Juárez para deshacerse de rivales y ejecutarlos en despoblado.

Quiroz Orozco era tío de Pedro Quiroz Basurto, un ex presidente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), organización que recibe recursos estatales y federales. El levantón ocurrió en Puerto Bálsamo.También se presume que podría tratarse de un intento de secuestro, aunque Fulgencio Quiroz antes ya había sido objeto de dos atentados.

El 4 de febrero, fue emboscado y acribillado en Nueva Cuadrilla, La Unión, cuando viajaba en su camioneta, Jesús Valdovinos Villa, crimen atribuido al grupo de Rosales. En el atentado se utilizaron AK-47.

El 5 de febrero fue ejecutado un vigilante de Puerto Ixtapa, de nombre Adrián Ramírez, y su cuerpo fue tirado en un basurero en el municipio de Petatlán y encontrado días después en estado de putrefacción.

El 9 de febrero, en Mata de Sandía, comunidad de Zihuatanejo, fue asesinado Ignacio García Mendoza –quien se presumía un informante de la DEA– de tres balazos, dos de ellos en la boca.

El 10 de febrero, en Zihuatanejo, fue muerto el delegado sindical y mesero del hotel Villas del Sol, Santiago Campos Gutiérrez, con impactos de bala de una pistola .380.

El 13 de febrero, en Riscalillo, mataron de un balazo .380 en la boca al topógrafo Antonio Hernández, quien era compadre de Ignacio García.

Antes de estos dos últimos crímenes, la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada (UEDO) decomisó dos toneladas de mariguana, en Zihuatanejo.

El 16 de febrero, en San Juan de las Flores, del municipio de Atoyac de Alvarez, es acribillado Jacinto Darío Ocampo, con AK-47.

El 8 de marzo es ejecutado Nicolás Ureña, al salir del bar Los Simpson, en San Luis La Loma, acto atribuido al grupo de Carlos Rosales.

Todavía este 5 de abril fue asesinado, en la sierra de Coahuayutla, Julián Montiel García, presunto integrante de la banda de narcotraficantes Los Cuernudos, de dos impactos de bala de arma de alto poder.

Del hecho se informó que, acompañado de otras 15 personas armadas, Montiel García se dirigía a caballo al poblado de El Molinito, y de entre los cerros le disparó un francotirador.

Este sábado 10 de abril fue detenido en Acapulco y llevado a Zihuatanejo Adalid Arciga Plancarte, El Huesos, a quien la Policía Judicial imputa los crímenes de Santiago Campos, de Ignacio García Mendoza y del topógrafo Antonio Hernández. En su declaración, éste afirmó haber sido torturado por judiciales para que se declarara culpable.

No obstante, a Arciga Plancarte se le señala como sicario del grupo de Carlos Rosales, pero ayer lunes, el comandante Cortés Osorio descartó esa versión y definió al delincuente como “un asesino común, los narcotraficantes tienen otra manera de actuar”.