Jaime Castrejón Diez

 Lo incomodo en política  

Con el uso de la idea de incómodo se ha venido a crear un vocablo que es parte ya del folklore político mexicano. En la Enciclopedia del Idioma, Martín Alonso dice que comodidad es “conveniencia, las cosas necesarias para vivir a gusto y con descanso”. En el mismo tratado habla del incomodador “molesto o enfadoso”. Si tomamos estos puntos de partida para poder definir lo que políticamente es incómodo en nuestro país, tendríamos que agregar que lo incómodo es embarazoso, penoso y ante todo es un lastre en el ejercicio de la política. Es en realidad causa de pena ajena para el gobernante y hasta para el conjunto social.

El término se acuñó en primer lugar para hablar del hermano incómodo cuando estalló el escándalo de Raúl Salinas de Gortari y naturalmente se refería a la incomodidad que este personaje producía en su hermano el ex presidente. Pero las incomodidades han seguido muy cercanas a quienes detentan el poder, por ejemplo el amigo incómodo que obviamente es Lino Korrodi, que condujo el programa de Amigos de Fox, pero también con su actitud lo convirtió en algo que al Presidente Fox le ha costado prestigio y presencia. Tenemos también la esposa incómoda que también afecta al Presidente Fox por sus actitudes y por su insistencia en el continuismo político que su esposa manifiesta constantemente aunque en ocasiones se retracta, en ocasiones el Presidente da por concluido ese capítulo y ella lo vuelve a abrir.

Pero también alrededor del poder ha habido y hay elementos incómodos, por ejemplo el general incómodo considero que es el Secretario de la Defensa Clemente Vega, que en sus discursos habla de reconciliación lo que delata que dentro del gobierno hay una división, una confrontación de actitudes, posiciones y voluntades que no reflejan la unidad de un equipo de gobierno. En años pasados el banquero incómodo fue Cabal Peniche que vino a destapar las cloacas de la corrupción, del amiguismo y del uso de los recursos nacionales para beneficio propio. En el mismo sentido tenemos al novio incómodo que le está costando a Rosario Robles no sólo su prestigio sino una caída rápida de su presencia en la política, su relación con Carlos Ahumada ha sido factor para su descomposición política.

También en el ejercicio de las funciones gubernamentales ha habido quienes causan incomodidades, por ejemplo el embajador incómodo fue Adolfo Aguilar Zinser, que expresaba ideas nacionalistas cuando el Presidente Fox y su equipo cercano trataban de acercarse a Estados Unidos y a la posición que pedía el Presidente Bush. Esto reflejaba que no había una idea clara sobre política exterior; cada quien jalaba por su lado. El senador incómodo no cabe duda que es Diego Fernández de Cevallos que, como en muchas otras legislaturas, ha caído en el tráfico de influencias y el uso de su investidura para solucionar problemas. Esto no es privativo del presente también lo hubo en el pasado, hay que recordar los conflictos de intereses que representaba el senador Salvador Rocha del PRI en el sexenio anterior. El tesorero incómodo, que ha sido el detonante de esta etapa de cuestionamiento a la honestidad del gobierno del Distrito Federal es el ex secretario de Finanzas Gustavo Ponce Meléndez quien fue filmado dilapidando en un casino de Las Vegas los recursos de la ciudad. También están los delegados incómodos, aquí hay varios Carlos Imaz y Octavio Flores que son los primeros que han sido indiciados y que vienen a mostrar que la estructura administrativa del gobierno de la ciudad no es precisamente un modelo ni de rectitud ni de eficiencia.

Pero más adelante tendríamos que ver otras incomodidades en concepto, por ejemplo la teoría incómoda, sería la autocrítica que se ha negado a aplicar el jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador, pues le incomoda tener que hacer la autopsia de su propia actividad gubernamental. Hay también lo que podríamos llamar la verdad incómoda que se ve comparando la economía de 1969 con la actual, cuando entonces un peso era el equivalente de 0.08 dólares contra un comparativo de los mismos pesos de aquellos que ahora solo valen 0.0001 de dólar. El futuro incómodo son naturalmente las elecciones de 2006 que será realmente donde se vea la realidad de lo que ha pasado con todos estos escándalos y cómo reaccionarán los ciudadanos en ese momento, al mismo tiempo que será un juicio sobre el gobierno actual. Y tal vez una de las ideas muy incómodas es que hubiera una ley de partidos políticos. Pero la más incómoda de todas las ideas es que se aplicara la Constitución General de la República en toda su extensión.

Jaime Castrejón Diez

Libros que no se deben escribir

Muchas veces el tratar en alguna forma de impactar a la historia o cambiar el derrotero que lleva el juicio histórico, hace que algunos políticos pierdan el piso y se expongan, muy innecesariamente, a críticas sobre eventos que ya pasaron, y que ya no tienen relevancia; es decir revivir los momentos de un gobierno ya juzgado como malo, gris, lleno de irregularidades, parece ser el ejercicio de un ex presidente que trata de justificarse a sí mismo. Los libros de memorias de grandes estadistas como las de Charles De Gaulle o de Winston Churchill se leen con interés porque tiene una dimensión histórica, no así los libros de quienes sólo son accidentes del pasado.

Una de las tesis fundamentales de la campaña de Miguel De la Madrid fue la “renovación moral de la sociedad” y es precisamente ahí en donde se centra mucho de lo criticable de su época; fueron épocas en que florecieron los grandes cacicazgos, fue la época incontenible de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, fue la época de la consolidación de cacicazgos en distintas partes del país y lo curioso es que en su renovación moral el más castigado de los funcionarios del régimen anterior fue quien fuera su rival en la lucha por la Presidencia de la   República, el senador Jorge Díaz Serrano.

Pero da la casualidad que el más fuerte de sus críticos iba a ser quien encabezó aquella Asesoría Especial creada para implementar su tesis de campaña de la renovación moral de la sociedad. Su asesor especial fue Samuel del Villar que en medio de pugnas internas, intrigas palaciegas, se fue convirtiendo en algo incómodo para el mismo presidente, que en medio de las crisis económicas del país consideró que la moralidad era buena retórica pero no algo realista en que pueda fincar su gobierno. Del Villar se volvió incómodo para la mayoría del gabinete y en medio de jaloneos presentó su renuncia y se alejó de él definitivamente.

Como digo, era de esperarse que Samuel del Villar fuera a brincar con el tratamiento que se da a la renovación moral en el libro de De la Madrid. No sólo eso, hace críticas reveladoras porque en su papel de asesor especial para este tema, tenía información, que dio en su momento al presidente y si creemos lo que dice del Villar, él la filtró y luego reclamó el que hubiera esas filtraciones. Señal que era inequívoca de que se había convertido en un colaborador molesto y que sus días estaban contados al frente de la                                   Asesoría. Tanto en la Secretaría Particular como en la Secretaría de Gobernación la información de la Asesoría se filtraba a los medios.

Surgen críticas reveladoras en la intervención de Samuel del Villar en La Jornada, ya que revive aspectos que llevan a la investigación de la DEA norteamericana hasta la misma Secretaría de Gobernación, el caso del hijo del general Arévalo y de paso al mismo secretario Manuel Bartlett y además se embarra a distintos miembros importantes de aquel gobierno.

También en la renovación moral queda pendiente un caso importante, el asesinato del columnista Manuel Buendía, que en su momento, con la información a su alcance que había sido también divulgada por un importante columnista norteamericano, Jack Anderson, ponía en tela de duda precisamente no sólo la renovación moral sino que francamente apuntaba el dedo acusador de corrupción y tolerancia a la corrupción en el gobierno De la Madrid. El caso de Manuel Buendía nunca fue totalmente aclarado, quedan dudas muy profundas en quienes en una forma u otra conocían a Buendía y que sabían las líneas de investigación que estaba persiguiendo.

Hay libros que escriben ex políticos que aclaran situaciones como el caso de Winston Churchill en su análisis de los                                   preámbulos de la Segunda Guerra Mundial y la lucha entre bambalinas del Partido Conservador. Las memorias de Charles De Gaulle dan luz sobre las negociaciones diplomáticas del gobierno Francés en el exilio para reconquistar su propio país. El libro de De la Madrid no aclara nada, es como un gran justificante de acciones pasadas que en el momento ya no tienen importancia. Tal vez nunca la tuvieron, pero que recordadas en estos momentos solamente queda la información de que fue un gobierno gris en que hubo impunidad y que se respetaron los cacicazgos.

Jaime Castrejón Diez

 Escandalos y populismos

Con los escándalos provocados por los videos, las renuncias y las investigaciones abiertas contra altos funcionarios del gobierno del Distrito Federal, se ha desatado una lucha política en la que, ante la sorpresa de quienes creíamos haber evolucionado, hemos visto renacer los antiguos métodos de llenar la plaza pública, no para contestar las acusaciones sino para mostrar fuerza. Este es el indicio de los rasgos populistas que creíamos haber ya superado.

Para confirmar esta actitud recordé lo que había escrito Juan Jacobo Rousseau en el Contrato Social que “en la persona del magistrado podemos distinguir tres voluntades, pero la voluntad como individuo de buscar su propio beneficio viene primero”. La visión pesimista de Juan Jacobo Rousseau parece confirmarse en los hechos que hemos vivido recientemente. Pareciera que la idea del interés personal del servidor público (el magistrado en el lenguaje de Rousseau) confirma  las actitudes de quienes usan el poder para beneficio propio y quieren que los gobernados culpen a quien se opone a sus intereses más que a servir a la justicia. Claro que es malo el mostrar a la población vía los medios de comunicación y no en los tribunales los actos de corrupción flagrantes, pero también es un retroceso político el tratar de no afrontar los hechos sino llenar la plaza pública para mostrar fuerza, es decir estar de regreso a una nueva forma de populismo.

Para juzgar una institución política hay siempre dos criterios: cómo empezaron y qué tan legítima es, decir el criterio de su origen y su función. Nadie pone en duda que el origen del gobierno del Distrito Federal es legítimo, fue una elección a todas luces democrática, pero el origen no es suficiente para explicar la función, no se es demócrata solamente en las elecciones, el ser democrático es también el ejercer las funciones con dignidad, honradez y con apego a la ley, es decir, sentirse sujeto a la evaluación de su función por sus gobernados. Pero a esto le podemos agregar el problema de actitudes, en medio del escándalo por corrupción, la pose del jefe de Gobierno de decir “a mí no me afecta”, “a mi gallo no le han quitado ni una pluma”, nos muestra que se está poniendo por encima de las leyes y está deslegitimando su función aunque su origen haya sido legítimo y sus respuestas nos hacen pensar que no se ha dado cuenta que ya no está en un palenque.

El hecho es que las balconeadas en los medios vienen a poner a personajes  de diferentes ámbitos y de diferentes actitudes al examen público, pero se ha tendido una cortina de humo que ya no se sabe quienes son víctimas o villanos: el que dice “chin, ya nos cacharon”o  el que trata de utilizar su presencia y sus conocimientos para salvar a los corruptos del legítimo castigo que pide la sociedad.

Mucho menos pensado de lo que significó el acto político del domingo 14, con una plaza llena, acarreados gran parte de ellos y anunciado como un informe, se convirtió en lo que yo llamaría un destape en desgracia. Se vio el estilo del pasado de llenar las plazas para evitar la caída y el sentido triste de que pudiéramos regresar a la legitimación por demostración de masas, en un populismo más peligroso que hace pensar que el jefe de Gobierno pudiera ser nuestro equivalente de Hugo Chávez.

Lo más triste de todo este asunto es que afecta fuertemente a un partido que venía recomponiéndose y trataba de estructurarse mejor, haciendo a un lado las tribus y las luchas internas para tratar de ganar la voluntad del electorado. Esto ha hecho que una parte del PRD trate de tomar el plano alto de la moralidad y pida la investigación a sus propios compañeros de partido en ejercicio de poder y tratar de mantener la moralidad como uno de los valores centrales de este movimiento. De hecho el rechazo a la corrupción es lo que atrajo a un gran número de ciudadanos hacia las filas o simpatizantes que votarían por sus candidatos. Pero con el regreso a la idea de la plaza pública como sustituto de un tribunal de justicia nos regresa no sólo al populismo sino a un caudillismo primitivo.

En medio de todo este problema revive la posibilidad de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas aún cuando de antemano se sabe que va a perder, que no es el Lula mexicano. Esto es triste para la democracia mexicana, porque lo que estamos viendo es la desintegración de una parte del elenco político que representa una alternativa a un bipartidismo de facto y nos va llevando a él, dando a la sociedad el dilema o la tradición priísta o la nueva visión panista que no acaba de convencer.

Evitar que se repita el caso de Castrejón, plantea Félix Salgado

 De igual forma, al concluir el acto, Félix Salgado Macedonio pugnó por la unidad para que no ocurra lo que pasó en 1999, cuando el aspirante perdedor de la contienda interna, el empresario Jaime Castrejón Diez, no participó en la campaña y abandonó las filas del PRD.

El dos veces candidato perredista para gobernador de Guerrero –que contendió ante Rubén Figueroa Alcocer en 1993 y René Juárez Cisneros seis años más tarde– habló de que se debe impulsar a los cuadros del partido para que lleguen al gobierno.

Félix Salgado aceptó que el PRD “se ha desviado un poco” del ejercicio de la política y del gobierno, pero dijo que ante la oportunidad de quitar al PRI es importante que todos los aspirantes se unan en torno a una sola propuesta, sin olvidar la esencia de este partido, que surgió como una propuesta de cambio para la sociedad.

Jaime Castrejón Diez

 La teoría del complot  

El presidente del Partido Verde inauguró la temporada de la corrupción, fue como partir plaza para iniciar la corrida. Luego se dieron una serie de revelaciones sobre la corrupción en funcionarios del gobierno del Distrito Federal que alcanzó también a muchos personajes prominentes del Partido de la Revolución Democrática. Los videos fueron explícitos, el cambio de manos de dinero, la imagen de que cuando ya no cabían en un portafolio hubo que echarse los fajos de billetes a la bolsa, son muy claros, no creo que haya duda de que esas cosas hayan pasado. El problema del secretario de Finanzas del DF y sus apuestas en las Vegas, el delegado de Tlalpan siendo implicado en estas transacciones, con su correspondiente video, lo que era un poco sorpresivo ya que Carlos Ímaz se ostentaba como uno de los paladines de la izquierda inteligente, pero como vemos la inteligencia tiene límites, especialmente cuando hay intereses de por medio.

Todos esperábamos la respuesta de López Obrador que se vino anunciando con insistencia, de hecho cambió hasta sus actitudes hacia los periodistas; el preámbulo hizo que todo mundo se esperara la gran revelación. Llegó el momento de correr el telón, muchos estuvimos pendientes colgados de sus palabras esperando una serie de datos que vinieran a echar por tierra el cargo de corrupción. Eso no sucedió, la corrupción pasó a un segundo término, el jefe de Gobierno del Distrito Federal en lugar de contestar y hacer claras las dudas que teníamos la mayoría de los mexicanos, de pronto salió con una teoría de la conspiración que ciertamente llamó la atención, es decir, a mí en lo personal me dio la impresión de que el jefe de Gobierno pensaba que el país entero estaba compuesto de retrasados mentales. La teoría de la conspiración no vino a abordar los actos de corrupción en que se ve envuelto su gobierno. Podemos darle el beneficio de la duda de que fue a sus espaldas, pero de todos modos la responsabilidad, la falta de vigilancia, el ámbito creado que permite esos actos de corrupción nos hace dudar de su capacidad como gobernante. Es más, da la impresión de que obnubilado por una posible candidatura presidencial, considera que su gobierno es solamente un trámite en espera de “la grande”.

No quedó claro quién era el verdadero villano de la fiesta, si Diego Fernández de Cevallos, si la DEA, si el gobierno federal, pero todos en conjunto estaban en una conspiración contra el jefe de Gobierno que se autonombra el representante de la esperanza de los mexicanos. La esperanza empezó a desvanecerse desde el momento en que el espectro de la corrupción empezó a revolotear alrededor de su gobierno. Más aún cuando desconoce a sus amigos. Rápidamente decía “no me unía con ellos ninguna amistad, eran conocidos, los conocí en el ejercicio de un puesto público” y casi como decía Foster Dulles de Estados Unidos, López Obrador no tiene amigos, tiene intereses. Y su interés principal es salvar lo que sea posible de la gran ventaja que llevaba en el handicap presidencial; sin embargo como suele suceder en los hipódromos, caballos de rápida salida empiezan a perder el paso a media carrera.

La renuncia de Rosario Robles y de Ramón Sosamontes es también parte de la secuela de todo este evento. La posible extorsión a industriales de la construcción queda en el aire porque de acuerdo con lo que oímos en el mensaje que salió en los noticieros, todo es un gran complot contra su persona. Yo veo que en esta participación del jefe de Gobierno, que debía haber sido moderada poniendo la responsabilidad en quienes cometieron los actos delictivos, pero daba la impresión que más que los actos delictivos él quería denunciar el complot para hacerlo público, es decir en ningún momento censuró con firmeza los actos delictivos, fue fuerte su denuncia de una conjura del gobierno de Estados Unidos, del gobierno mexicano para obstruir la carrera del “candidato de la esperanza”.

Las teorías del complot son generalmente enfermizas, es buscar la razón de los problemas no en la actuación política sino en factores externos y etéreos. Solo hicieron falta ovnis y extraterrestres para pintar el panorama claro de la paranoia.

Jaime Castrejón Diez

Verde que te quiero verde

“Verde que te quiero verde”, es el inicio de un poema de Federico García Lorca en el Romancero Gitano, que me vino a la cabeza por el amor desmedido del senador Jorge Emilio González Martínez por lo verde, pero el de los billetes de dólares. Este escándalo no podría pasar inadvertido, el efecto que tienen los medios de comunicación y la evidencia de una grabación que, aún cuando haya sido invasión de privacidad, le dio a la nación una clara prueba de lo que la corrupción partidista está amenazando el proceso democrático del país. Para colmo el episodio de René Bejarano hace llover sobre mojado.

La decisión del llamado Niño Verde de pedir licencia al Senado era natural, su posición era insostenible y no sólo el círculo rojo sino la prensa en general había tomado ya una posición de gran censura a los actos de corrupción cometidos por la cabeza de un partido político al que todo mundo considera un negocio familiar. Pero bien, la licencia no es una medida drástica porque si bien se llama a su suplente para tomar su lugar en el Senado, conserva el fuero constitucional y por lo pronto conserva también la conducción de su partido. El 28 de febrero de 1946 al resolver un juicio de amparo en revisión que promovió el señor Carlos Alberto Madrazo Becerra, la primera Sala de la Suprema Corte de Justicia determinó que un legislador no pierde el fuero por el hecho de encontrarse de licencia de su cargo. La renuncia sería el fin de su fuero, pero la licencia no, porque aun con licencia, constitucionalmente sigue siendo senador y mantiene su fuero. Interesante que se quiera mantener el fuero para evitar el procedimiento penal, pero tarde o temprano puede haberlo, aún cuando el juicio popular lo condena a no volver a la política.

Lo que importa ahora es la secuela porque el Partido Verde representa o representaba el 6 por ciento del voto, que tal vez con estos sucesos vaya a caer, pero los políticos en activo consideran que sigue siendo un bocado apetecible. Por eso la reacción de defensa del senador indiciado por Fidel Herrera, también senador con licencia y candidato al gobierno de Veracruz. Esa defensa de un político en campaña, para entenderla no se necesita gran profundidad, es claro que lo que está defendiendo es la fracción del voto que le vendría por el lado del Partido Verde. En las campañas políticas aparentemente la ética se va por la borda y lo que se requiere es obtener lo votos necesarios para ser electo.

Pero no es el candidato a Veracruz el único que trata de llevarse esa fracción del voto, por un lado en el PRI, tanto su presidente Roberto Madrazo como la profesora Elba Esther Gordillo, también ven ese paquete de votos como algo muy importante. Madrazo defendió la alianza con el partido y en una crónica periodística se dice que la profesora Elba Esther aconsejó al Niño Verde que no pidiera licencia porque “los espacios políticos no se abandonan”. Pero no sólo ellos, hay también otros interesados en llevarse esa porción de los votos ante la posibilidad de que no haya partidos nuevos, ya que se duplicaron los requisitos y al mismo tiempo se hizo más rígido el sistema de partidos.

Se interesan en el partido no sólo por el número de votos, sino también por el membrete, que es importante, ya que el registro será válido a no ser que el IFE cancele el registro al Partido o que obligue a un real cambio de estatutos; lo que parece lejano. Con ese registro se podría luchar por la Presidencia de la República y ahí están varios interesados: Jorge Castañeda, el grupo de Carlos Salinas, la misma Primera Dama Marta Sahagún de Fox y muchos otros como el mismo Creel o el mismo López Obrador. Todos buscan tener acceso a esa fracción de la votación nacional que representa el Partido Verde.

Hay otro ángulo que también es interesante explorar, el autor de la grabación Santiago León Aveleyra, es hijo de un personaje extraño y muy activo en la política, Francisco de Paula León Olea, que en su momento fue uno de los activos promotores de la candidatura de Fox y también propició prestándoles el Polyforum que es de su propiedad a distintos grupos políticos que pugnaban por encontrar el ansiado registro en el IFE. Se sabe que este personaje trató de hacer una filial del Partido Republicano de Estados Unidos en México y ha coqueteado tanto con Marta Sahagún, con el financiamiento del libro que hizo Sari Bermúdez sobre la Primera Dama y está también involucrado con muchos partidos pequeños.

Pero a estas consideraciones falta enfatizar el daño que le ha hecho a todo el sistema de partidos en México. No es el único caso de un partido que sirve para tráfico de influencias o para otros fines no legítimos. Se abrió la puerta para que se legisle sobre partidos políticos a profundidad. No puede haber verdadera democracia sin partidos idóneos.

Jaime Castrejón Diez

Intranquilidad

Nuevamente el discurso del general Clemente Vega, secretario de la Defensa Nacional, llama la atención. En su discurso hay una frase que para quienes analizan la realidad social y política de México tiene un fuerte significado. Dijo: “De cara al futuro entenderemos lo que es nuestra nación. No la perdamos, es urgente conciliar”. En este llamado a la concordia suena más como secretario de Gobernación que como secretario de la Defensa. Esto preocupa porque normalmente los militares tienen acceso a información que les permite adelantar juicios sobre muchas de las cosas que pueden pasar en nuestro país.

En parte hemos visto como dentro del gobierno no existe una coordinación que permita un análisis claro de su política y en los últimos meses se manifiesta un poco de descuido sobre la figura presidencial. Uno de los indicios importantes de contradicciones es el caso agrario entre Durango y Zacatecas, que en un una gira el presidente Fox la dio por concluida, aunque todavía hay de por medio amparos y trabajos dentro del Tribunal Agrario y la opinión del gobernador de Zacatecas que no apuntan a una solución final, porque el caso está sub judice, es decir que está bajo litigio. Pareciera que las autoridades agrarias están divididas; unos opinan que todo está terminado y otros consideran, lo que yo creo real, que el caso dista mucho de estar resuelto.

También se descuidó la figura presidencial en esa Asamblea de la CTM en donde el Presidente fue invitado y llevado a recibir una rechifla y abucheos y de hecho a faltar al respeto a la institución presidencial. Pero esto era de esperarse ¿no hay dentro de todo este gran proceso del cultivo de la imagen en Los Pinos quién tenga suficiente sentido común para haber previsto lo que iba a pasar? Esto era de preverse, no fue un hecho inesperado. Cualquiera hubiera pensado que esto iba a suceder. Da la impresión que este presidente si lo invitan a una piñata… va.

Por otra parte hay dos tendencias en los países que han vivido crisis internas una, ejemplificado por el proceso español en que decidieron no buscar culpables, buscar la reconciliación nacional y partir hacia adelante. Últimamente ha habido algunos intentos de revivir los crímenes políticos de la época franquista, pero en realidad el proceso de reconciliación se llevó a cabo sin muchos problemas. En el mismo sentido Chile en su conceptualización de ver hacia el futuro y no hacia atrás y en Argentina la ley del punto final que trataba de no enfrentar nuevamente a los militares con los gobiernos civiles. Por otro lado hay la actitud de buscar a los culpables de la guerra sucia mexicana y en ese sentido tanto la guerra sucia como la reapertura del caso Colosio son ejemplos de tratar de buscar una verdad histórica que permita construir sobre bases sólidas el futuro del país. ¿Cuál de las dos posiciones es la correcta? Es difícil de decir. Para el secretario de la Defensa y otros funcionarios, la conciliación es necesaria, para otra parte del gobierno es necesario llegar al fondo y fincar los cimientos de la legalidad.

Esto es ante todo síntoma de un gobierno débil, un gobierno que no toma una dirección muy clara y que se ve que internamente hay dos visiones; quienes quieren reabrir el pasado y quienes como el general Vega busca una conciliación para evitar daños mayores al futuro del país. En un gobierno presidencialista no puede haber dos voces, se requiere una sola voz o el titubeo apunta a debilidad.

A esto se agregan problemas de todos los días, inicios de problemas en la UNAM, la toma de la Rectoría por unos encapuchados, el haber bloqueado la avenida Insurgentes, y el haber reaprehendido a un profesor por un delito un tanto menor que lo único que hace es agitar las aguas universitarias.

También en los partidos en problemas, hay inquietud por el video del niño verde, hay inquietud por la decisión del IFE de aprobar estatutos que les dan casi en escritura pública la propiedad del partido a un grupo dirigente, ahora en entredicho, y al mismo tiempo el cuestionamiento de la sociedad en general sobre la gran corrupción en los partidos políticos. En esto, algunos políticos se cuidan, tratan de evitar tomar una posición, en otros casos como el candidato del PRI al gobierno de Veracruz, toma el lado del niño verde y trata de justificar lo que a todas luces es un asomo de corrupción.

Con todos estos síntomas, yo creo que habría que meditar realmente cuál debe ser la política hacia el futuro ¿una conciliación, la comisión de la verdad, la purificación de los partidos, el tratamiento de los delitos comunes de los políticos como lo que son? Lo prudente sería hacer un trabajo de limpieza de la política nacional.

Voyerismo y política

Jaime Castrejón Diez

Con el revuelo que se ha armado con la aparición de dos libros relacionados con la primera dama del país y con el concepto de uno de los autores Olga Wornat de que la vida privada de quienes están en la vida pública, es también pública. Tenemos que entender qué es lo que está pasando.

En la década de los ochentas se empezó a hablar en medios políticos y sociológicos del fenómeno de alta visibilidad. Este fenómeno era considerado como un instrumento que estaba naciendo para proyectar personalidades del mundo artístico, de negocios y de la política. Pero, poco a poco esto fue tomando un rumbo distinto, empezó a haber una gran avidez por noticias, especialmente las indiscreciones, pero también las actividades de personajes en distintas situaciones de la vida.

En los primeros estudios se hizo una escala de la verdadera pirámide de participantes que empezaban desde los consumidores invisibles, aquellos que no opinan, pero que asimilan el mensaje después los que podríamos llamar los mirones (voyeurs) y en la punta de la pirámide estarían los explotadores.

Yo creo que en este momento debemos considerar que estamos en estos dos extremos de la escala, los explotadores naturalmente son los medios de comunicación que a través de los libros, programas, noticieros, obtienen una utilidad por esta avidez por información que tienen tanto los que podemos llamar los mirones(voyeurs) y hasta los consumidores invisibles. Y esto se ha venido acentuando con la evolución de los mensajes de los medios hacía el público. También son explotadores los políticos.

Uno de los cambios importantes, es el haberse alejado de ciertas normas en las cuales se respetaban las investiduras. En los Estados Unidos donde empezó este fenómeno se sabe que el presidente Harding tenía a su amante viviendo en la Casa Blanca y después ha habido presidentes con amantes como Roossevelt, Eisenbower, Kennedy; pero las indiscreciones se supieron después de que ya no tenía la investidura, cuando habían vuelto a recuperar su privacidad. Pero esto cambió durante una campaña política en la que Gary Hart perdió su candidatura debido a una indiscreción con una amante, el caso del ministro Profumo en Inglaterra fue muy sonado, y de ahí en adelante los gobernantes empezaron a ser escrutinados muy cuidadosamente por los medios de comunicación. En Francia era bien sabido que Francois Miterrand tenía una amante, pero los franceses no encontraban en esta relación ningún motivo de escándalo, a diferencia de la actitud de los americanos con Clinton. En otras partes sí ha sido motivo, si no de escándalo sí de la curiosidad general de la población.

El medio social se ha transformado, en parte la influencia de los medios, lo que habría que estudiar. El voyerismo que estamos viviendo actualmente empezó a ser popularizado en otras partes del mundo con los llamados reality shows del mundo desarrollado, pasando por países intermedios, también llegó a nuestro ámbito que se inspira y a veces imita lo que se da en esos países desarrollados. Así tenemos casos de voyerismo claro, como es el programa Big Brother, que la gente se mete a ver la vida diaria de personajes, que los escudriñan en su vida más íntima.

En este sentido el voyerismo dirigido hacia la cúspide del poder tiene otros efectos, un público condicionado a observar como mirones la vida real, encuentra fascinante que quienes conducen al país también puedan ser observados de la misma manera. En esto hay que reconocer que también la pareja presidencial ha buscado la alta visibilidad. Así vemos por ejemplo que una revista española que se dedica precisamente a mostrar la privacidad de los grandes personajes, encontró la puesta abierta en la casa presidencial de Los Pinos y en muchas instancias la primera dama se puso en los reflectores, adquiriendo alta visibilidad.

Algunos han interpretado esta alta visibilidad como un interés en ganar una candidatura y continuar el proyecto de nación de la pareja presidencial, pero en esa búsqueda va a encontrar realmente los obstáculos políticos, las críticas, los señalamientos que conlleva el tener una alta visibilidad.

Es por eso que el irrumpir en la privacidad de las gentes de estatura social, económica o política no deja de ser una intromisión. Pero también hay que diferenciar quién es víctima de la intromisión y quién la busca. Esto es algo que difícilmente va a cambiar, la sociedad ha evolucionado, ha sido condicionada a este tipo de espectáculos y eso es lo que estamos viendo: el haber convertido la política y la vida de los políticos en espectáculo.