Por escrito, insisten habitantes en la salida del cura de San Miguel Tecuiciapan

 

 Zacarías Cervantes Chilpancingo

Habitantes de San Miguel Tecuiciapan, municipio de Tepecoacuilco, volvieron a pedir por escrito, al obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar, la salida del sacerdote José Hurtado Mónica, a quien acusan de cometer arbitrariedades contra sus feligreses.

En un documento que firman 170 ciudadanos de ese lugar, insisten en la salida de dicho cura porque “se emborracha con frecuencia y maneja su carro a alta velocidad en la calles del pueblo, lo que pone en peligro la vida de los vecinos”. También denuncian que “en estado inconveniente agrede a personas”.

En el escrito, con fecha del 31 de mayo, que fue entregado en el Obispado Chilpancingo- Chilapa, los ciudadanos afirman que a pesar de que las irregularidades fueron denunciadas ante el vicario de la Diócesis, Humberto Cervantes, a principios de enero, “las borracheras del sacerdote aumentaron y siguen las ofensas”.

Agregan que el 4 de mayo, el cura atropelló a la señora Gregoria Rodríguez Guevara y se negó a pagar las curaciones, “también ofendió a la señora Anselma Jiménez, a quien le dijo a su esposo que era un burro porque no controlaba a su mujer”.

En el escrito también denuncian que el clérigo golpeó y amenazó de muerte con una pistola al señor Jaime Villamar, “todo esto en estado de ebriedad”.

También demandan el cambio de la presidenta de la iglesia, “respetando la forma acostumbrada de nombrar a su responsable” y que no se construya la capilla junto a la iglesia “porque tiene muchas coarteaduras y se puede derrumbar, además nuestra iglesia es una construcción muy antigua y queremos conservarla”.

Con esta es la segunda ocasión que ciudadanos de ese lugar denuncian las arbitrariedades del sacerdote José Hurtado Mónica ante el obispado Chilpancingo-Chilapa y ante los medios de información.

Insisten en que se retire el cura de San Miguel Tecuiciapan por dividir al pueblo

 

 Oracio Lagunas Iguala Habitantes de San Miguel Tecuiciapan pidieron al obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar, que retire del lugar al sacerdote José Hurtado Mónica, porque con engaños dividió al pueblo y eso podría provocar un enfrentamiento entre feligreses.

El llamado también lo hicieron porque el sacerdote se emborracha y es muy agresivo, y ya atropelló con su camioneta, el 4 de mayo, a la señora Gregoria Rodríguez Guevara; asimismo en septiembre de 2003 amenazó con una pistola a un joven y le dijo a un principal que su mujer le ponía los cuernos.

Según Guillermo Alvarez Nicanor, líder del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena (CG500ARI), y en representación de habitantes de San Miguel Tecuiciapan, unos pocos feligreses apoyan al sacerdote de manera incondicional.

“Pero lo hacen bajo engaños y durante sus homilías en más de una ocasión ha derramado lágrimas, diciendo que de verdad está arrepentido, pero a la vuelta de unos días vuelve a caer en lo mismo”.

De las lesiones provocadas a la mujer que arrolló, el sacerdote negó que él hubiera sido “y cuando se recurrió al comisario municipal Celso Alvarez Guevara este argumentó que se trataba del sacerdote del pueblo, que lo dejáramos en paz porque es el sacerdote del pueblo”.

Ocho días después del accidente, el 12 de mayo, el cura regañó al señor Jaime Villamar, uno de los principales del pueblo, a quien le aseguró que su esposa lo hacía tonto porque estaba curado con oreja de burro para que no protestara, “y que seguramente se iba a enojar hasta que el sacerdote estuviera encima de su mujer. Si embargo esto llegó a oídos de la señora y fue a reclamarle al sacerdote”.

Alvarez Nicanor recordó que en 2003, bajo los efectos del alcohol, Hurtado Mónica amenazó con una pistola a un joven por no ir por más bebida y continuar su borrachera.

Dijo que el sacerdote “se ha vuelto muy cizañoso al promover la confrontación entre los mismos feligreses y lo peor de todo, entre familiares”.

“Por ejemplo hace unos días provocó una confrontación, primero verbal, entre las hermanas Adelfa (incondicional del sacerdote) y su hermana Antela, de apellidos Jiménez, y luego éstas se liaron a golpes ante la complacencia del sacerdote y no intervino para nada”, reveló.

El líder indígena aseguró que en dos ocasiones han presentado testimonios y pruebas de las actitudes del sacerdote a Ramos Salazar, “pero está cerrado a todo comentario o queja de la gente”.

“Por eso hacemos un llamado desde este medio a que el obispo evite un probable enfrentamiento que puede derivar en un hecho más grave que el de Cualac, porque aquí el número de muertos puede ser mayor”, alertó.