Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

La izquierda ha creado nuevos partidos

 (Segunda y última parte)  

La izquierda mexicana ha sabido responder a los retos de la historia, anteponiendo los intereses de la nación a los propios. El ejemplo más contundente lo constituye el proceso de unificación de muy diversas organizaciones y partidos, que dio lugar, en una primera etapa al PSUM y al PMS, y en una segunda al Frente Democrático Nacional en 1988, y un año después, al más importante proyecto político electoral de la izquierda mexicana, el PRD.

Hoy, a semejanza de 1988, es imperioso dar un paso trascendente, ahora para dotar a la sociedad mexicana con el instrumento político que le permita conquistar en 2006, la segunda y necesaria alternancia hacia la izquierda. Una acción que corresponda a la magnitud de la crisis que enfrentamos como partido, y de la crisis que enfrenta un México atrapado entre su pasado autoritario y un futuro democrático que todavía no se construye, pero que necesita.

Debemos convencer a la opinión pública de que estamos atendiendo sus exigencias y de que asumimos que el PRD no puede darse el lujo de compartir los vicios de los demás partidos y que debe ser, en cambio, un instrumento eficaz y eficiente para encauzar las mejores aspiraciones de la mayoría de los mexicanos.

Es urgente iniciar la transformación del PRD, no hacia la consolidación de las facciones ni mediante un salto hacia el pasado de los liderazgos carismáticos, incompatibles con cualquier concepción moderna y democrática del poder político, sino avanzando resueltamente hacia el único futuro posible: la transformación completa del PRD, a través del debate libre y abierto, en un nuevo partido de izquierda unido en torno a un programa viable y pertinente, en torno a principios, reglas, instituciones que rescaten el contenido ético de la política, así como a normas que permitan la coexistencia constructiva, creativa, de las diversas corrientes ideológicas serias, cuyo debate permanente perfeccione y actualice las propuestas del partido y coadyuve a la formación política de sus integrantes.

La magnitud de la crisis del partido y de las exigencias de la sociedad hace insuficientes reformas pensadas para otros momentos, y exige medidas radicales que afecten la naturaleza misma de la organización. Debemos ser capaces de anteponer la necesidad social de contar con un gran partido de izquierda, a los intereses personales o de grupo, y hacer surgir un                                   partido verdaderamente nuevo, lleve o no el mismo nombre, y utilice o no los mismos símbolos, pero que logre la confianza de la mayoría de los mexicanos.

Para recuperar la confianza de la población,                                   necesitamos involucrar a la sociedad y captar la atención de los medios masivos de comunicación y de la opinión pública. Sólo tenemos un camino: disponernos a                                   desarrollar el más amplio debate jamás organizado por las izquierdas de México, con la participación de amplios sectores de la sociedad y de todos quienes estén dispuestos a compartir nuestros nuevos objetivos y prioridades, así coincidan de manera parcial y provengan del más variado origen: organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, la izquierda moderada que probó su suerte en las pasadas elecciones, personalidades del mundo de la cultura o incluso los sectores del PRI más cercanos a la izquierda, todos quienes                                   coincidan con los valores básicos de la izquierda y la democracia: la igualdad, la justicia, la vocación de servicio, la honestidad, así como la tolerancia, la no-violencia, el diálogo, el pluralismo, la legalidad.

No debemos olvidar que un partido no les pertenece sólo a sus dirigentes y ni siquiera sólo a sus miembros. Un partido es de sus votantes, así como de las personas a las que gobierna y a las que se propone gobernar. En democracia, un partido es de todos los ciudadanos, y ante ellos debe responder.

Por todo lo anterior, proponemos que el Congreso Nacional del PRD resuelva convocar a las jornadas de discusión: La izquierda que México necesita, con el objeto de:

1) Revisar los principios y programas de la izquierda nacional e internacional;

2) Elaborar un                                   programa político, económico y social capaz de unificar a una mayoría electoral y social de centro-izquierda, para                                   el horizonte de la renovación de los poderes Ejecutivo y Legislativo en 2006 y de un gobierno democrático y socialmente responsable;

3) Preparar un nuevo proyecto de Estatuto que sirva de cauce normativo a una nueva práctica política de los perredistas, y

4)         Diseñar las bases organizativas para la integración de un polo electoral de centro-izquierda, que posibilite la acción unificada de las fuerzas progresistas en el próximo proceso electoral federal, para lo cual se pondrá a disposición de la sociedad el registro mismo del PRD.

Con el objeto de propiciar la mayor participación de la sociedad, las jornadas deberán incluir eventos en las ciudades más pobladas, y en los municipios con mayor presencia perredista. La participación deberá documentarse para que forme parte del expediente de las personas afiliadas al partido.

Las jornadas se desarrollarán durante un año y en dos etapas; la primera comprenderá la presentación y el debate libre de ponencias, y la segunda propiciará la elaboración de conclusiones a partir de la identificación y articulación de puntos de vista comunes o convergentes.

Las jornadas culminarían con la celebración de un Congreso Nacional Extraordinario del PRD que conocerá las conclusiones y decidirá lo conducente. Serán organizadas por una comisión especial aprobada por el Congreso convocante, la que estará autorizada para integrar a personas no afiliadas al PRD interesadas en contribuir al éxito de este proceso. La participación de los miembros del partido en el debate será libre y personal.