Lamentan padres de la caravana por Ayotzinapa la apatía de los ciudadanos, en Huamantla, Tlaxcala

La tercera caravana de padres de los 43 alumnos desaparecidos de Ayotzinapa visitó el municipio de Huamantla, la segunda localidad en importancia del estado más pequeño del país, de donde es originario el normalista César Manuel González Hernández, detenido desaparecido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
En un acto público, los padres de César Manuel, Hilda Hernández y Mario César González denunciaron la apatía de ciudadanos y autoridades tlaxcaltecas ante el llamado de los padres en esta tierra a exigir juntos la representación con vida de los estudiantes de Guerrero.
Hilda Hernández reveló que esperaban a los alumnos de la secundaria y del bachillerato donde estudió su hijo, que no llegaron al acto de recibimiento que coordinaron frente al Ayuntamiento de Huamantla distintas organizaciones.
Consideró que Humantla “es un pueblo apático, no alzan la voz, no sé si tengan miedo al gobernador que tenemos, que se sientan obligados a besarles los pies. Yo no, yo tengo mucho coraje porque las autoridades son muy astutas, dicen que nos van a apoyar y ponen trabas al grupo de expertos” que brinda asesoría técnica al gobierno mexicano para el esclarecimiento de los hechos de Iguala.
Pero aseguró que los padres no se rinden, van a decir la verdad en donde se paren, “no le tenemos miedo a nada. Sabemos que no hay un lugar específico donde están nuestros hijos, y no queremos que más madres vivan este tormento; y México se ha convertido en un cementerio”.
Aclaró que, a partir de los informes de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pueden decir que a sus hijos se los llevaron policías municipales, con policías federales y militares, por eso insisten en que los regresen con vida.
El señor Mario González aclaró que no han recibido apoyo de ninguna autoridad del gobierno de Tlaxcala, que los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa viven del apoyo solidario de organizaciones y colectivos. Denunció que los gobernadores son responsables de los crímenes de Ayotzinapa y los que ocurren en el país porque están encubriendo todo con su silencio.
En Huamantla, recibieron a los padres, estudiantes de la Normal Rural Benito Juárez (femenil) de Panotla, Tlaxcala; la Unión Popular de Comerciantes Ambulantes 28 de Octubre, de Puebla, cuyo líder, Rubén Sarabia Sánchez Simitrio, se reivindica como preso político; la Unión Popular de Ambientalistas; la organización de barrios de Huamantla adheridos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, zapatista; y representantes del Consejo Central de Lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
La actividad se extendió casi dos horas por la intervención de los padres de familia y activistas, y terminó después de medio día con el bailable guerrerense de La Iguana, a cargo de las normalistas rurales, y el canto del himno Venceremos.
Por la tarde, en conferencia de prensa en el Zócalo de la ciudad de Tlaxcala, frente al Palacio de Gobierno, los organizadores denunciaron que en un primer momento les negaron una conexión eléctrica para poner el aparato de sonido en las oficinas de Gobierno.
Luego de unos momentos, se atendió la solicitud, y el papá Mario González aclaró que nada ha recibido del gobierno de Tlaxcala, ni una llamada telefónica del gobernador, Mariano González Zarur.
A insistencia de los reporteros, declaró que los padres y familiares de los desparecidos sostienen esta lucha con la solidaridad de las organizaciones, y es peor para las familias que no son de Guerrero, “porque estamos en un estado que no es el nuestro. Dijo sobre la permanencia de los padres en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, ubicada en el municipio de Tixtla, Guerrero.
Con ironía, añadió, “es muy pobre nuestro pueblo (de Tlaxcala), el gobernador no ha tenido 50 pesos para hablar con su paisano; gracias a la familia seguimos aquí, aunque no haya con qué comer, vamos a seguir buscando con mi esposa a nuestro hijo”.
También denunció vigilancia policiaca y de agentes de gobierno, que ayer fue más evidente que en el resto de la caravana que comenzó el 16 de enero en Chiapas.
Recordó que antes de esta tragedia, “era un ciudadano común y corriente bajo la opresión del régimen, pero me tocaron donde más me duele, y si piensan que (con policías y agentes del Cisen) nos van a meter miedo, están bien equivocados. Si las organizaciones están hasta el gorro de lo que está ocurriendo en el país, es culpa de ellos, no de los padres de los 43”.
Convocó a todos los ciudadanos a no esperar a sufrir lo mismo que los padres de Ayotzinapa, “este dolor es tan grande, la rabia, el coraje de no saber cuál es la necedad de no entregárnoslos. No sé cuál es el costo político tan grande que representa (decir la verdad)”.
Para concluir, dijo que “César Manuel González no se vende, y sus 42 hermanos mucho menos. Él sabe que tiene un padre que se la va a rifar, aunque le cueste la vida, y dónde quiera que estés, flaco, ten presente que seguiré luchando por ti y por tus 42 hermanos”.