25 febrero,2024 7:49 am

Inauguran el Museo Yancuic en Iztapalapa

 

Ciudad de México, 25 de febrero de 2024. Durante años, los habitantes de Iztapalapa han visto crecer al gigantesco edificio, de cinco niveles y 20 mil metros cuadrados de construcción, que hoy se ubica a un costado del CETRAM Constitución de 1917.

Un proyecto de grandes dimensiones que, como suele ocurrirle a aquellos que se quedan atrapados entre administraciones de gobierno enemistadas, tuvo que esperar más de una década desde su anuncio para poder abrir sus puertas.

En una de sus columnas, que llegan a alcanzar los 36 metros de altura, gigantescas letras verdes anuncian la denominación final del lugar: “Museo Yancuic”.

Este sábado, un día antes de que el público pueda, al fin, ingresar al inmueble, funcionarios del gobierno de la Ciudad de México dieron por inaugurado el museo interactivo, dedicado a los niños y jóvenes, que toma su nombre del vocablo que en náhuatl significa “nuevo”.

No obstante, este empeño cultural, que sí cuenta con museografía original y un concepto propio de la administración en turno, dista mucho de ser realmente nuevo.

En el 2013, en un evento público, el entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, anunciaba el germen de esta iniciativa: “Vamos a llevar Papalote Museo del Niño a Iztapalapa”.

Fechado inicialmente para abrir sus puertas en 2017, el recinto estaba proyectado para ser una filial del museo privado de Chapultepec, el cual justificaba su apertura diciendo que casi un cuarto de los niños que lo visitan provienen de Iztapalapa.

Ese año, con la obra ya iniciada, la representación de Morena en la Ciudad de México realizó un pronunciamiento público dirigido a Mancera.

“A poco más de un año de que usted concluya su periodo constitucional, el patrimonio de los capitalinos se entrega a proyectos privados que simplemente son malos negocios para el gobierno, con nulas ganancias para la ciudad y sus habitantes”, acusó la ex diputada constituyente Clara Brugada, quien sería elegida al año siguiente como alcaldesa de Iztapalapa.

Junto a ella, el entonces presidente de Morena en la capital, Martí Batres, sonreía para la foto.

Este 24 de febrero del 2024, fue precisamente Batres, ahora como jefe de Gobierno, quien inauguró el museo, ya no llamado Papalote, sino Yancuic, luego de haberle sido revocada la concesión al sector privado.

“En este lugar se pretendía hacer una plaza comercial y un museo privado, pero la lucha popular decidió, en la administración pasada, obligó a las autoridades, a las nuevas autoridades, a cambiar el rumbo y a hacer de este lugar un homenaje a lo público”, declaró el funcionario en la inauguración.

La Secretaria de Cultura capitalina, Claudia Curiel de Icaza, destacó la vocación del museo que ha quedado bajo la tutela de la dependencia a su cargo.

“Hemos trabajado en este museo desde una perspectiva transversal y colaborativa, siguiendo dos ejes de acción cruciales para el gobierno de la Ciudad de México, que es: la protección medioambiental y el bienestar social”, destacó.

Un nuevo museo para el oriente de la urbe que cuenta con cuatro salas interactivas sobre el cambio climático, dos estaciones educativas, un auditorio, un espacio de estudios, una sala de usos múltiples, un huerto urbano y una sede de PILARES.

Con sus columnas que asemejan un bosque, el proyecto arquitectónico del despacho tapatío SPRB ya cuenta con una sala que recrea siete ecosistemas distintos, otra con pantallas de piso a techo que explican el cuidado del agua y una más que recrea, a través de pantallas interactivas, la cosmogonía de los pueblos originarios y su correspondencia con la naturaleza.

Aunque mencionada únicamente de pasada por Curiel y sin nombres propios, la oficina de arquitectura de Laura Sánchez Penichet y Carlos Rodríguez Bernal también destinó un espacio para una nueva librería del Fondo de Cultura Económica (FCE).

En su intervención, el escritor Paco Ignacio Taibo II también encomió la vocación pública del nuevo museo.

“En el resto del planeta se inauguran museos privados, con altísimos costos de ingreso, de entrada, que se hacen a la mayor gloria de un millonario. Éste está en la mayor gloria de los de Iztapalapa, ¿qué mayor gloria pueda haber que ésa?”, declaró.

En su discurso, Taibo destacó ampliamente su política de fomento a la lectura, pero no hizo mención alguna a la física, astrónoma y divulgadora de la ciencia Julieta Fierro, quien da nombre a la nueva librería del FCE en el Museo Yancuic.

Como parte de la política del museo de homenajear a las mujeres destacadas en la ciencia, el auditorio donde se llevó a cabo la inauguración lleva el nombre de la ingeniera Katya Echazarreta, primera mexicana en viajar en el espacio.

Su intervención, contraria a la del resto del presidium, no consistió en elogiar los logros de una administración u otra, sino de delinear los retos para México en materia de ciencia y, sobre todo, de la industria espacial.

A decir de la astronauta, nacida en Guadalajara, pero con educación en California, los esfuerzos que este país ha hecho en materia espacial no son suficientes.

“Si en estos momentos me preguntan: ¿Una mujer mexicana, un hombre mexicano, puede lograr lo que yo he logrado desde México? No, no puede”, zanjó, relatando cómo esa misma pregunta, que le hiciera una niña en Jalisco, le hizo volver a México incluso después de su vuelo espacial.

Así, con un llamado a destrabar la aprobación de la reforma en materia de industria espacial, que ya ha sido votada por la Cámara de Diputados, pero que no ha progresado en el Senado, Echazarreta usó el auditorio que lleva su nombre para pronunciarse sobre un asunto urgente más allá de los tiempos políticos.

Este domingo, el Museo Yancuic, con su atropellada historia de enemistades gubernamentales y su vocación científica y medioambiental, por fin podrá recibir a los niños y jóvenes de Iztapalapa que lo han visto edificarse durante largos años.

 

Texto y foto: Agencia Reforma