7 diciembre,2023 8:47 am

Inauguran exposición de Nacho López con imágenes que abordan la mezcla de lo ritual y lo cotidiano

 

El fotógrafo indagó en ambos aspectos de la vida de las personas, cuya hilación “es muy natural”, explica el antropólogo César Carrillo Trueba en la apertura de la muestra, que se puede ver en el Museo Archivo de la Fotografía, de la Ciudad de México, organizada a propósito del centenario del maestro de la lente

 

Ciudad de México, 7 de diciembre de 2023. La forma de fotografiar de Nacho López (1923-1986), siempre pasando largo tiempo entre la gente y las comunidades, le dotó de una mirada privilegiada que no incurría en la “ritualización”.

Por el contrario, estima el biólogo y antropólogo César Carrillo Trueba, el creador originario de Tampico, de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento, hacía “de lo ritual algo cotidiano, y de lo cotidiano algo ritual”, como ahora se puede apreciar en la exposición El ojo y el corazón, El andar de Nacho López por el Valle del Mezquital, en el Museo Archivo de la Fotografía (MAF).

“Los antropólogos ahora trabajan esta ritualidad cotidiana que está presente en muchos gestos que uno no los ve hasta justamente que uno ya ha trabajado un tiempo en alguna región, en una comunidad, una cultura, y va notando cómo hay ciertos gestos. Y él lo tiene en sus imágenes.

“Entonces, realmente la manera como se van engarzando lo cotidiano con lo ritual es muy natural, diría yo”, expuso Carrillo Trueba, curador de la muestra, en entrevista.

Se exhiben en total 32 fotografías impresas en plata sobre gelatina, que ya habían sido mostradas hace más de 20 años en el Museo Nacional de Culturas Populares, y en las que López plasmó lo mismo las pinturas rupestres de Mandodó, o la Barranca de San Antonio Tezoquipan, que la Festividad de Corpus Christi, en Naxthéy.

Estampas en las que se ve a mujeres bordando, tejiendo sombreros o succionando el aguamiel –o tlachique–, así como a pastores y campesinos, y gente al interior de iglesias o en procesiones al aire libre, sin que la prodigiosa lente del fotógrafo haga mayor distinción entre lo cotidiano y lo festivo.

“Poner el ojo en el visor fotográfico, encuadrar al sujeto y oprimir el botón, es fácil si se piensa que lo folclórico es el motivo principal. Ellos están tras las rejas, nosotros fuera. Si invertimos la imagen, los cautivos somos nosotros”, consideraba el propio López, cita que ahora luce en uno de los muros del MAF.

Carrillo Trueba, autor del libro El racismo en México, destaca, sobre todo, no sólo la sencillez de las imágenes, rasgo de un creador que logró depurar su trabajo con los años, sino la otra cara que logra ofrecer de un estigmatizado territorio, en algún momento calificado como el más atrasado, pobre y agreste.

“Nacho logra dar una visión digna de estos pueblos, y eso es lo más importante, diría yo, de un trabajo así: dignificar a estos pueblos que han sido vistos tradicionalmente o como algo ahí detenido en el tiempo o como algo anacrónico o como algo degenerado, poco evolucionado”, subrayó el curador.

“Mostrarlos como realmente son: pueblos que están inmersos en un entorno determinado, donde se han relacionado durante tanto tiempo, que tienen unas culturas que son milenarias ya”.

Aunado a las fotografías, la muestra incluye algunos de los libros con imágenes y textos de López, tres documentales, y recortes de periódico de cuando, ante una exposición suya en Washington, el entonces Embajador de México en la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Quintanilla, exigió retirar algunas de las fotos por no reflejar “el grado de civilización, adelanto y progreso” que se quería presumir en la época.

“Duró una semana, o no sé cuánto tiempo, y de México mandaron retirarlas porque decían que lo denigraba. En la primera prensa que salió cuando se inauguró elogiaban la exposición, y a la semana ya era otra historia; pero a partir de ahí se le abrieron muchas puertas”, compartió a este diario Citlali López, hija del fotógrafo.

A decir suyo, una virtud de esta exposición es que la selección de las imágenes fue hecha por su propio padre, pues estaba trabajando para incluirlas en una publicación, lo cual constituye su último e inconcluso trabajo, que él mismo propuso al Gobierno de Hidalgo después de haber hecho la donación de 41 negativos de la obra de su vida.

“Es un trabajo que respeta lo que Nacho quería hacer, pero al mismo tiempo es una interpretación de todos nosotros en donde está nuestra experiencia y nuestro corazón. Entonces, es bien interesante y bien bonito que se pueda presentar ahora”, celebró su hija.

“Vimos que venía su centenario, y que no había grandes actividades. Entonces, al platicar con Johan Trujillo, la directora del Centro de la Imagen, vimos la posibilidad de hacer sinergia y de crear esta exposición, que bien merecido se lo tiene el homenaje Nacho López”, detalló, por su cuenta, la directora del MAF, Lizbeth Ramírez.

“Creo yo que la gente lo va a disfrutar muchísimo porque de pronto estamos acostumbrados a ver las imágenes clásicas de Nacho López, más en fotografía urbana, y ver este toque tan poético y tan antropológico del Mezquital te abre otro panorama y te da otra perspectiva del ojo de Nacho”, agregó.

El ojo y el corazón, El andar de Nacho López por el Valle del Mezquital, inaugurada el pasado miércoles, permanecerá en exhibición hasta finales de febrero próximo, en el segundo piso del recinto ubicado en República de Guatemala 34, en el Centro Histórico, y en cuyas redes sociales puede consultarse el calendario de actividades que se realizarán en torno a la misma.

 

Texto y foto: Agencia Reforma