6 abril,2021 5:36 am

INE rico, pueblo pobre

Abelardo Martín M.

 

Pomposamente, sin rubor y menos vergüenza, el INE (Instituto Nacional Electoral) se apodera de la radio y la televisión para saturar el ambiente político de campañas publicitarias absurdas e inútiles si de formar ciudadanía se tratara.

Arrancaron las llamadas “más grandes” elecciones de la historia de México y con cascada de anuncios del INE y de los partidos políticos registrados para promocionar a los miles de aspirantes a ocupar los alrededor de 22 mil cargos de elección popular en disputa.

Desde la reforma electoral de 2007 el INE “controla” millones de horas de espacios en la radio y la televisión para dilapidar millones y millones de pesos en spots que supuestamente alientan la participación ciudadana y hacen posible lo que los mismos funcionarios llaman democracia. El objetivo no es, por supuesto, informar y formar mejores ciudadanos, sino de “posicionar” a una institución, el INE, desgastada y cada vez más cuestionada y criticada por sus excesos, no solamente las privilegiadas condiciones de trabajo de sus integrantes, en especial de los altos funcionarios.

Tanto así que podría decirse, sin temor a equivocarse, que México si tiene “INE rico con pueblo pobre”.

No solamente en lo económico, sino especialmente en la pobreza de los resultados de una institución nacida para construir democracia, aunque en la realidad se ha dedicado, solamente a defender su propio estatus y a producir spots vacuos e intrascendentes.

La democracia no es solamente la práctica del voto y lo que conlleva, sino un comportamiento mucho más profundo y cotidiano, tiene que ver con el comportamiento de los habitantes de un país, convertidos en auténticos y genuinos ciudadanos, observadores y actores permanentes en la construcción y vida cotidiana del país, con un gobierno al servicio de las mayorías, en especial de los rezagados, desfavorecidos o víctimas de la injusticia política, económica y social, no al revés.

Previo al arranque de las campañas electorales, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un informe más a la nación, el de los primeros cien días de su tercer año de gobierno. Ofreció que cada tres meses, sin ley que lo obligue, hará el ejercicio del balance del trabajo gubernamental. Dio cuenta de las principales estrategias en marcha, del avance de compromisos y obras, con énfasis en salud, educación y recuperación del crecimiento económico.

Dijo el Presidente que con la política de cero corrupción se ha podido hacer más con menos y ahorrar cientos de miles de millones de pesos, lo que permite no aumentar impuestos ni incrementar por encima de la inflación los energéticos, sin embargo se ha podido financiar el programa de bienestar más importante en la historia de México.

Entre sus componentes mencionó las pensiones a los adultos mayores y a niñas y niños con discapacidad, las becas desde preescolar hasta posgrado, el mejoramiento y la construcción de vivienda, los créditos a la palabra, la atención a jóvenes que trabajan como aprendices, el apoyo directo a los comités de madres y padres de familia para mantener en buen estado las escuelas, y garantizar atención médica, medicamentos y vacunas de manera universal y gratuita. Reiteró que en adelante la extracción de petróleo se destinará a la refinación y se acabará con la práctica de exportar crudo y comprar gasolinas en el extranjero. Detalló también el avance en obras sin contraer deuda pública, entre las que destacan el aeropuerto internacional Felipe Ángeles, el Programa Integral del Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya.

Se refirió a los esfuerzos de contención de la violencia para garantizar la plena tranquilidad social, y mencionó que, de once delitos considerados de alto impacto, sólo en dos se han presentado aumentos recientemente: el feminicidio y la extorsión. En ésta y en otras tareas de gobierno hizo un pleno reconocimiento al papel de las Fuerzas Armadas, aunque negó que en México haya militarización, acusaciones que carecen de lógica y de buena fe, consideró.

López Obrador se refirió a la emergencia introducida por la pandemia del Covid y la decisión de vacunar primero a personal de salud, los adultos mayores y a los más expuestos como los maestros y luego a toda la población. En lo económico y en lo social mencionó que se han recuperado casi la mitad de los empleos perdidos y hasta los más escépticos aceptan que el crecimiento de este año será de al menos el cinco por ciento.

A escasos dos meses de que en todo el país y en Guerrero se celebren elecciones, es pertinente valorar todos estos elementos, pues los comicios pondrán a prueba otra faceta trascendental de la vida nacional: la salud de la vida política nacional, la capacidad de las instituciones electorales para llevar a cabo un proceso transparente y legal, y las estrategias de los partidos, entre su ambición legítima por hacerse del poder y la rudeza con la que ahora se llevan a cabo las campañas políticas, consideradas cada vez más como ejercicios vacíos, de escasa utilidad para conocer candidatos, programas y propuestas, parapetados en marcas o partidos políticos desgastados y sumidos en el descrédito y la anarquía interior, incluido Morena, que no ha logrado vivir buenos momentos, pues arrastra vicios y no logra consolidar una oferta electoral partidista fresca, novedosa y convincente.

En Guerrero se vive dramáticamente esta faceta, con los viejos grupos de poder hundidos en el descrédito, a grado tal que otrora enemigos y adversarios irreconciliables hoy se presentan aliados y unidos y ni así tienen posibilidades, ya no se diga seguridad de ganar. Morena, a su vez, partido al que hoy las encuestas sitúan como el mayoritario, cuyo candidato ha sufrido un embate sin precedentes y que, momentáneamente, ha sido “tumbado” por no entregar su informe de precampaña.

Con todo ello, en Guerrero el proceso electoral es rehén de procesos judiciales de principio a fin, arranca condicionado al fallo del Tribunal Federal Electoral, el cual seguramente tendrá que intervenir hasta el final de la elección ante eventuales inconformidades. La voluntad ciudadana ha terminado por ser secuestrada y quedar en manos de argucias de abogados con autoridades y tribunales electorales preocupados por su propia sobrevivencia. O sea, una democracia de tribunales actuantes y de partidos en crisis.

Democracia de pacotilla, pues.