Este miércoles se cumplen 30 años del crimen que sacudió a México y que cambió para siempre la narrativa sobre el narcotráfico en el país. El asesinato del cardenal, legalmente, sigue impune
Guadalajara, Jalisco, 22 de mayo de 2023. Murió baleado con rifles de asalto por sicarios del Cártel de Tijuana y su cuerpo quedó tendido desangrándose dentro de un Grand Marquis color blanco. Pese a este hecho, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo no puede ser declarado ni santo ni mártir, por la supuesta falta de claridad en torno a su asesinato. El crimen, legalmente, sigue impune.
Este miércoles se cumplen 30 años del crimen que sacudió a México y que cambió para siempre la narrativa sobre el narcotráfico en el país. La mañana del lunes 24 de mayo de 1993, un comando atacó de manera directa al titular de la Arquidiócesis de Guadalajara en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional “Miguel Hidalgo”.
El cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo había acudido para recibir al entonces nuncio apostólico, Girolamo Prigione, apenas ocho meses después de que México reanudó las relaciones diplomáticas con El Vaticano. Era el país de Carlos Salinas de Gortari, del peso sin tres ceros, del dólar a 3 pesos, y en vías de entrar a la modernización prometida con el Tratado de Libre Comercio.
De acuerdo con Tomás de Híjar Ornelas, cronista de la propia Arquidiócesis tapatía, pese a la brutalidad, el asesinato de Posadas no cumple con los requisitos que plantea la legislación católica para declararlo mártir.
“Uno, que a esa persona la hayan privado de la vida por odio a la fe que profesaba; dos, que esa persona, al tiempo que le quitaron la vida, no hubiera opuesto resistencia; tercero, que hubiera perdonado a su verdugo”, explicó el sacerdote.
Sin embargo, hasta la fecha existe discrepancia entre las versiones sobre el móvil del homicidio del Cardenal. La entonces Procuraduría General de la República manejó dos versiones. En un principio se dijo que fue mala suerte, pues el prelado habría quedado atrapado en medio de dos fuegos, en un enfrentamiento entre narcos.
La otra versión fue que se trató de una confusión. De acuerdo con esta hipótesis, Posadas fue confundido con Joaquín “El Chapo” Guzmán, a quien los sicarios debían asesinar por órdenes de los hermanos Arellano Félix.
Hoy estrella de series de televisión, en aquella época “El Chapo” era un personaje desconocido para la opinión pública. A partir de la muerte del cardenal, el narcotráfico se convirtió en protagonista central de la escena nacional.
Ante la presión de la Iglesia Católica y el escándalo internacional, el gobierno priista de Salinas de Gortari se lanzó contra los capos del crimen organizado, a los que hasta entonces prácticamente no había incomodado. Los jefes del Cártel de Tijuana, los hermanos Arellano Félix; el propio “Chapo” y Héctor “El Güero” Palma, entre otros líderes del narco, pasaron a ser parte de la vida cotidiana.
En tanto, del lado de cierto sector religioso surgió una tercera hipótesis: que el asesinato fue un crimen de Estado.
Mural presenta así la primera de tres entregas sobre el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, las dudas que persisten y cómo cambió a México el crimen.
Texto: Maggie Urzúa / Agencia Reforma