26 octubre,2017 8:05 am

La basura de Chilpancingo, un negocio bajo control de una mafia con funcionarios involucrados

Chilpancingo, Gro., 26 de octubre 2017. A bordo de la Paver, una camioneta de redilas Nissan, vieja, don Roberto Morales encontró en la recolección de basura casa por casa una solución a su problema de desempleo. El presidente municipal Saúl Alarcón Abarca (2002-2005) le permitió prestar el servicio para obtener ganancias mediante la cooperación voluntaria de los vecinos.

Don Roberto obtenía ingresos, entonces, de 200 a 300 pesos diarios y era el único que con La Paver recorría las calles de Chilpancingo.

Nunca imaginó que lo suyo sería el origen de una verdadera empresa de la que se apropiarían vivales, funcionarios públicos y líderes políticos. Cinco de ellos terminaron por expulsarlo para incorporar flotillas de camionetas que hoy suman 280 y cobran de 10 a 40 pesos a los vecinos por recoger su basura, obteniendo ganancias que llegan a mil pesos diarios por cada camioneta recolectora, mediante el servicio privado ahora popularmente conocido como La basura jefa.

La recolección de basura es un negocio lucrativo también para los separadores de los desechos o pepenadores, y desde la administración del presidente municipal, Mario Moreno Arcos (2005-2008), cuatro familias controlan a los 100 pepenadores para el acopio y la venta.

Una tonelada de PET, por ejemplo, tiene un costo de 3 mil 500 pesos, mientras que el precio de los metales fluctúa de acuerdo a la Bolsa Mexicana de Valores, contó Éric Escobedo, un ex procesador de desechos que dejó el negocio presionado por “las mafias” que controlan el servicio de recolección y la separación de la basura en la capital.

Los cinco líderes concesionarios que controlan a los 280 choferes y las cuatro familias que tienen bajo su poder a los 100 pepenadores, además de la corrupción, la incapacidad y negligencia del Ayuntamiento que dejó en manos del sector privado el servicio, son los causantes de la crisis de saneamiento y recolección de basura que actualmente vive la capital, es la conclusión de diversas fuentes consultadas.

Escobedo recuerda que ambos grupos se fortalecieron en la segunda administración municipal del actual gobernador, Héctor Astudillo Flores (2009-2012).

El monopolio de la recolección y separación de basura

En el actual tiradero de basura ubicado a un costado de Tierras Prietas, los casi 100 pepenadores se encuentran divididos en cuatro grupos. Uno de ellos le rinde cuentas a Rafaela Santiago Cayetano, otro a la madre de ésta, Virginia Cayetano y dos más a Las Silvias, Silvia Castro y a su hija Silvia, de la que desconocen su primer apellido, ambas madre e hija, quienes han formado el monopolio de la recolección y separación de la basura y que la venden a los acopiadores, algunos de ellos con residencia en Chilpancingo y otros en Acapulco o en la ciudad de México.

Entre moscas, olores nauseabundos, perros que hurgan los desechos y zopilotes que sobrevuelan los montones de basura al norte de la capital, Pedro, integrante de uno de los cuatro grupos de pepenadores, comentó que él ha vivido de la basura desde hace casi 10 años.

Sus ingresos varían de 300 a 500 pesos diarios, según se apure a la separación de los desechos como el plástico, metales y cartón que después vende a Virginia Cayetano, una de las “caciques” del basurero. Contó que él y 30 de sus compañeros no pueden venderle a otras personas, so pena de ser amenazados de que les retirarán el permiso para trabajar allí.

Contó que lo del permiso es sólo “un decir” porque en los hechos no existe ningún documento que los ampare y que les dé derecho a trabajar. El único aval es que, dijo, “la lleve bien” con Virginia. Igual que ella los casi 100 pepenadores le rinden cuentas a doña Rafaela, hija de Virginia, o a las dos Silvias.

Dijo que si les venden a otros acopiadores, son amenazados con ya no permitirles “trabajar” en el basurero.

Los caciques de La basura jefa que impidieron el relleno sanitario en Matlalapa

Efraín Ríos, presidente de la Sociedad Cooperativa Cultura Social por el Estado de Guerrero, contó que en Chilpancingo se generan aproximadamente 400 toneladas de basura diariamente, mismas que se recogen mediante el sistema de Servicios Públicos Municipales y por el sector privado conocido popularmente como los de La basura jefa, debido a que así gritan mediante altavoces para anunciarse en sus recorridos por la ciudad.

La Sociedad Cooperativa que representa busca desde finales del año pasado hacerse cargo del sistema de limpia de Chilpancingo, sin costo alguno para el municipio, obteniendo ingresos solamente mediante la venta de los desechos, pero siempre se enfrentó a la negativa del ahora ex alcalde Marco Antonio Leyva Mena.

Claudio Venegas, un ex recolector de basura que comenzó casi simultáneamente que don Roberto Morales, dijo que en realidad no fue el alcalde quien se negó a “soltar” el permiso, sino los cinco líderes que controlan el sector privado de la recolección en Chilpancingo.

Uno de ellos es el propio director de imagen urbana de Chilpancingo, Carlos Ramírez, vinculado con el grupo político del gobernador Héctor Astudillo Flores, quien cuenta con una flotilla de al menos 20 camionetas en la capital. Otro de los líderes que cuentan con números para el servicio de recolección de basura privados es Julián de la Rosa, hermano del ex diputado local y ex dirigente estatal del PRD, Sebastián de la Rosa Peláez.

Otro de los líderes es Jesús Corona, quien se encuentra desaparecido desde hace aproximadamente cuatro años pero sigue teniendo camionetas recolectoras de basura. Algunos de sus compañeros vinculan su desaparición al conflicto entre dirigentes por el control del sistema privado de recolección de basura y la disputa con las cuatro líderes de los pepenadores. Otro es Fernando Román Sánchez, quien formó parte del personal de seguridad del extinto gobernador José Francisco Ruíz Massieu y posteriormente fue colaborador del ex alcalde Efrén Leyva Acevedo.

Otros dos líderes solamente son identificados como Joaquín y Guillermo, quienes no asisten a las reuniones y solamente envían a sus representantes.

Efraín Ríos declaró que de acuerdo con un estudio de la cooperativa que representa, actualmente existen 280 camionetas que recolectan más del 50 por ciento de las 400 toneladas de basura que se generan diariamente.

A su vez, Manuel Dionisio, acopiador que compra los desechos a los pepenadores que se encargan de separar la basura, dijo que el servicio de recolección de basura se ha convertido en una “mafia” desde la segunda administración municipal del actual gobernador, Héctor Astudillo.

Desde entonces funcionan de manera irregular, sin permiso, y entre los mismos líderes autorizan números que venden entre 35 y 40 mil pesos para que se incorporen al servicio de recolección de basura.

Contó que son estos y las cuatro líderes de los pepenadores quienes mediante protestas y bloqueos presionaron e impidieron que se estableciera el relleno sanitario de Matlalapa, municipio de Tixtla y cerca de Zumpango, independientemente de la “incapacidad” del alcalde Marco Antonio Leyva para negociar con los alcaldes perredistas Hosseín Nabor Guillén y Pablo Higuera Fuentes.

Del relleno sanitario de Matlalapa la inversión sería de 12 millones de pesos, de los cuales solamente se invirtieron 7 debido a que los habitantes del vecino municipio presionaron para que el alcalde Nabor Guillén negara el permiso al alcalde de Chilpancingo.

Éric Escobedo, un ex procesador que dejó el negocio debido a los conflictos entre los pepenadores, declaró que en Chilpancingo no existe una empresa formal que se encargue de la recolección, acopio, separación y procesamiento de la basura, como en otras ciudades del país.

Otro acopiador que le compra los desechos directamente a las empresas Comercial Mexicana, Liverpool, Aurrerá y Coopel, denunció que las cuatro líderes de los pepenadores y los permisionarios de las camionetas privadas se han convertido en mafias que presionan a las autoridades municipales para que no entren estas empresas, y que incluso son las que han protestado para impedir la apertura de los rellenos sanitarios en Matlalapa y Zumpango.

“Fueron utilizados con fines políticos en este conflicto entre el ex presidente municipal y el gobernador, que derivó en la solicitud de licencia del alcalde Marco Antonio Leyva Mena”, dijo el empresario que compra cartón, plástico, fierro y papel para enviarlo a la Ciudad de México para su procesamiento.

Dijo que el problema son los intereses económicos de las cuatro líderes de los pepenadores y los del sector privado los que han provocado el problema, para impedir el ingreso de las empresas que quieren encargarse de la recolección, separación y procesamiento de la basura.

Roberto Morales es un ejemplo claro. Afuera de su casa donde todavía se encuentra estacionada la Paver en la que comenzó a recolectar la basura, dijo que su problema comenzó en 2010 cuando la gente de la maña, el crimen organizado, le exigió 10 mil pesos mensuales y prefirió retirarse del negocio, “de dónde iba yo a sacar ese dinero, si apenas ganaba yo para comer”.

Después cuando intentó regresar al servicio se encontró que ya había una flotilla de camionetas incorporadas a las organizaciones del transporte público, encabezadas por líderes que para darle un número tenía que pagar 40 mil pesos para poder prestar el servicio.

Según el empresario Fernando Ortiz, otro de los acopiadores, la basura no es un problema, sino “un negocio” que no han dejado crecer por intereses políticos.

Un kilo de cartón tiene un costo del pepenador al acopiador de 1.5 pesos, el PET 3.20 pesos, el plástico 2.50 pesos, el HDP (papel blanco) 2.50 pesos y el nylon 3 pesos. El acopiador, mientras tanto vende hasta en 3 mil 500 pesos la tonelada de PET, por ejemplo, y genera en promedio 20 toneladas semanales, lo que le generan ingresos de hasta 60 mil pesos semanales sólo por la venta del PET, independientemente de los metales, cartón, papel periódico, papel y vidrio.

Para el empresario “hay mano negra entre políticos y funcionarios desde la administración municipal de Héctor Astudillo Flores y Mario Moreno Arcos, para convertir en un problema el servicio de recolección de basura, y no en una empresa que genere ganancias”.

Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Jesús Eduardo Guerrero