11 septiembre,2021 5:29 am

La corrupción de la incorruptible Secretaría de Marina  

DE NORTE A SUR

Silber Meza

El presidente de México les tiene toda la confianza del mundo. Asegura, palabras más palabras menos, que el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina son los pilares de su gobierno. Y en eso tiene razón: les ha encargado la construcción del nuevo aeropuerto mexicano, las aduanas del país, tramos del Tren Maya, la repartición de los libros de texto, el transporte de las vacunas contra la Covid-19, el combate al huachicol, la Guardia Nacional, hospitales civiles, la seguridad nacional y mucho más.

Andrés Manuel López Obrador asegura que estas instituciones son las que mejor imagen tienen ante la población y que son honestas. De sus titulares ha dicho que son incorruptibles.

“Cuando tenía que decidir sobre el nombramiento del secretario de la Defensa, el secretario de Marina, investigué, apliqué hasta cuestionarios a distintas personas, hice una revisión de sus trayectorias públicas y el almirante (José Rafael) Ojeda tenía como distintivo, y sigue teniendo, el que es un servidor público, un marino incorruptible, honesto y por eso es que lo nombré como secretario de Marina, porque para mí esa virtud, la honestidad, es lo más importante de todo”, dijo el presidente durante una gira por Manzanillo, Colima, el 10 de enero pasado.

Pero, además de los históricos contubernios que han existido de los generales con elementos del crimen organizado, cada vez aparecen más elementos que nos hacen creer que las fuerzas armadas no son tan honestas como asegura el presidente de la República. Por ejemplo, hace unos días publiqué un reportaje en El Universal que aborda el modelo de empresas fantasma en la Secretaría de Marina.

Con base en información oficial obtenida por la ley de transparencia, pude demostrar que un total de 43 compañías fantasma facturaron a la Secretaría de Marina más de 215 millones de pesos entre enero de 2014 a mayo de 2019. Las compañías emitieron 3 mil 242 comprobantes fiscales para justificar una diversidad de bienes y servicios.

Uno de los elementos más relevantes de este trabajo de investigación, es que el encargado de auditar, revisar y sancionar estas irregularidades fue justo Ojeda Durán, antes inspector y contralor general de la Semar, ahora secretario de Marina. Al contrastar con la Marina la información obtenida para el reportaje, la institución sólo reconoció compras con ocho de las empresas expuestas en el reportaje, aunque dicha información fue entregada por el SAT, lo cual la hace totalmente verídica.

Solicité entrevista con el almirante o algún encargado del tema, no accedieron. Así, se quedaron en el tintero preguntas como: ¿por qué el secretario almirante no vio pasar las empresas falsas?, ¿quién de su equipo las contrató?, ¿para qué lo hicieron?, ¿desviaron el dinero?, ¿quién se quedó con el recurso?

No pretendo poner en duda la honestidad del almirante, por el momento no tengo ningún elemento para asegurar que él es corrupto; lo que sí me queda claro es que alguien le metió varios goles, que ni siquiera vio.

Y es que entre las facultades que tenía el cargo de Ojeda Durán, que por cierto dependía directamente del exsecretario de la Marina de Enrique Peña Nieto, Vidal Francisco Soberón Sanz, estaban las de supervisar que las normas, disposiciones, programas, procedimientos y los diversos instrumentos de control de la Semar se apliquen o utilicen de manera eficiente; inspeccionar, supervisar, fiscalizar y auditar los recursos humanos, materiales y financieros; iniciar procedimientos administrativos para investigar una posible comisión de faltas del personal, así como procedimientos de auditoría de recursos financieros; imponer, como resultado de las inspecciones, investigaciones y auditorías, las sanciones que procedan por responsabilidades del personal de la Secretaría, entre muchas otras.

En el reportaje demuestro que no existieron sanciones por actos de corrupción con empresas fantasma. Lo único que se impuso fue una terna de “amonestaciones privadas” por fallas en contrataciones, como haber recibido calentadores de agua sin verificar que cumplieran los requisitos establecidos, o no verificar la información contenida en las solicitudes y cotizaciones de proveedores.

El trabajo publicado demuestra lo que es de conocimiento universal pero que en México se niega como un karma: que no existen instituciones inmaculadas y que la corrupción es sistémica y transversal. Si queremos disminuirla y acotarla lo primero que tenemos que hacer es reconocerla, y lo segundo es implementar sistemas que la acoten.