11 septiembre,2021 5:37 am

Recuerdos en tiempos de estertor

Héctor Manuel Popoca Boone

¿Alguien ha visto a Vicente I. Suastegui Muñoz?

De buena factura fue el Plan Estatal de Desarrollo del periodo de Héctor Astudillo Flores (HAF). Lástima que solo se haya cumplido en no más de un 30 por ciento. No hubo suficiente orden, paz, honestidad, altura de miras y gobernabilidad para alcanzar los propósitos esperados.

Con el galimatías de siempre, el secretario de salud estatal nos informa del comportamiento del Covid-19: dice que ya no hay desaceleración del mismo, sino disminución. Pero las estadísticas lo han desmentido, una y otra vez, a lo largo de más de un año del inicio de la mortandad y el contagio masivo. La pandemia sigue creciendo y con ella “El Gran Engaño” del gobierno estatal.

La autoridad institucional abdicó de su alta responsabilidad de cuidar a la población al dejar al libre albedrío de los padres de familia el regreso a clases escolares de manera presencial de sus hijos, cuando no alcanzamos todavía el 70 por ciento de vacunación al pueblo.

La ciudadanía siempre ha estado con la incertidumbre del verdadero devenir de la pandemia. Los cambios intempestivos de la coloratura del semáforo epidemiológico han obedecido más a criterios económicos y políticos que a la salvación de vidas humanas. El gobierno federal estima el exceso de mortalidad en Guerrero en 14.4 por ciento.

Ojalá no se vaya el “triunvirato de la letalidad predeterminada”, sin antes transparentar al pueblo los 1 500 millones de pesos, que afirman haber gastado contra el Covid-19.

Se están destapando las cloacas financieras acumuladas de los gobiernos municipales salientes. Los que arriben al poder, más vale que lleguen preparados para enfrentar desfalcos y aplicar responsabilidades. En el entendido que siempre habrá corrupción, mientras exista impunidad que la ampare.

Cuando triunfó electoralmente el actual presidente de la República, en forma presta el gobernador y “su maestro incómodo”, mandaron sendas iniciativas a los diputados locales para que pudieran reelegir al auditor general del estado por siete años más y estar exento, incluso, de juicio político. Todo dentro del sistema estatal: “Corrupción S.A. de C.V.”

El gobernante saliente espera con ansia, que el nuevo secretario de Gobernación federal le otorgue una calificación aprobatoria en el cumplimento de dos Alertas de Género: a) por violencia feminicida y b) por agravio comparado para atender a las víctimas en casos de embarazos por violación, mismas a las que se hizo merecedor y no ha cumplido a cabalidad. El gobierno estatal dejará la impronta de su misoginia soterrada.

Memorable es el comportamiento que ha tenido HAF y su “maestro incómodo”, al mantener herméticamente cerrado, durante toda su administración sexenal, el Centro Comunitario contra la Violencia a la Mujer Indígena en Ayutla; desacatando así una sentencia internacional de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Fue el suyo, un gobierno de caprichos; ajenos a la legalidad.

Chata visión de estadistas fue la que exhibieron el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo locales, al modificar el articulado constitucional y leyes reglamentarias sobre justicia, seguridad pública y derechos de los pueblos indígenas. La Suprema Corte de Justicia de la Nación los anuló de plano.

Durante los pasados seis años, quedó manifiesta la subordinación del poder legislativo estatal al gobernador; cuando los diputados locales claudicaron de su facultad constitucional de aprobar las adecuaciones al Decreto anual del Presupuesto de Egresos; permitiendo al Ejecutivo estatal el libre manejo del erario público.

Como ciudadano observante, he tomado debida nota que los nuevos diputados locales, llevaran con orden y transparencia el gasto público del poder legislativo; comprometiéndose a trabajar de lunes a viernes, con horario laboral a partir de las diez de la mañana; y no de martes a jueves a partir de mediodía, como ha sido la improductiva e inveterada costumbre.

  1. El Tribunal Estatal Electoral cometió un lapsus mentis al confirmar el triunfo del candidato del PRI-PRD a la presidencia municipal de Tlapa. Dicho adefesio legal lo analizaré a detalle en mi próxima entrega. “Partidocracia con cleptocracia habemus.”

 

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