30 noviembre,2017 6:50 am

“La depresión no sirve para escribir”, dice Carrère a jóvenes en la FIL Guadalajara

Guadalajara, Jalisco, 30 de noviembre de 2017. Emmanuel Carrère (París, 1957) tiene una especie de fragilidad psíquica. De vez en cuando llegan episodios de depresión a su vida, pero eso le ha provocado tener mayor conocimiento de su mente y una conexión más profunda con su inconsciente, que le han permitido crear obras que conectan con el lector.

“La depresión no sirve para escribir libros, es como aprender a vivir con la diabetes; la depresión no hace mejores o peores escritores”, confesó el Premio FIL de Literatura 2017.

En una charla informal, acompañado por el editor Alejandro García Abreu, el francés contestó preguntas de los jóvenes. Habló de la creación artística, del proceso de escritura, de las inspiraciones, de sus influencias y hasta de sus aflicciones, entre los aplausos de los presentes que le escucharon atentos durante casi hora y media.

Carrère recordó que El adversario le llevó siete años de trabajo. La novela, que se convirtió en un éxito editorial en Francia, narra la historia real de mentiras de Jean-Claude Roman, un hombre que fingió durante casi 20 años ser un médico de la Organización Mundial de la Salud. A punto de ser descubierto, mató a sus padres, esposa e hijos y aunque trató, no logró suicidarse.

“Es cierto que no toda la literatura tiene una tendencia a adentrarse en zonas peligrosas o dolorosas. Nadie está obligado a escribir libros como el del asesinato, pero para muchos escritores una historia como ésta tiene un poder de irradiación y uno quiere escribir algo sobre esta situación trágica, pero para eso se necesita una especie de vena depresiva”, describió el periodista.

Ese episodio le rondó durante los siete años de escritura, incluso todavía le acosa.

“Ocuparse de una historia como ésta no se hace sin pagar un precio, el crimen ocurrió en 1993 y el libro se publicó en el 2000. Durante ese tiempo tuve en mi mente a ese asesino, fue una compañía terrible, eso se le queda a uno pegado en la piel, no puede uno deshacerse de eso, me he dedicado a otras cosas en esos 17 años, pero hay algo que subsiste, una especie de frío, de malestar asociado a esa historia”, reveló el autor El bigote y Una novela rusa.

En un tono muy abierto, el escritor confesó que acude a terapia de psicoanálisis desde hace mucho tiempo y aceptó que no escribe ningún libro, no tiene un tema que le produzca interés literario por el momento.

“Hay periodos en los que uno no sabe sobre qué escribir, como si faltara ese punto de unión con el mundo. Yo no creo mucho en la voluntad, cuando se habla de la escritura uno debe dejarse llevar, hay que saber esperar, tener confianza en la vida, en la capacidad de renovación”, abundó el también cineasta y guionista.

Al autor no le costó trabajo hablar de su libro favorito por razones morales, afectivas y literarias: De vidas ajenas, una novela que escribió a partir de la pérdida y las tragedias personales.

“Si después de mi muerte me encontrara en la entrada del infierno o el paraíso y me preguntaran qué hice en mi vida, yo mostraría este libro y diría ‘no fui tan mala persona’”, concluyó.

Nota: Rebeca Pérez Vega / Agencia Reforma/ Foto: Reforma.