9 marzo,2021 5:14 am

La economía crece, es femenina ¡Primero las damas!  

Abelardo Martín M.

 

Tema obligado es el de la bienvenida emancipación y mayor y mejor participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, aunque haya aún –muy inseguros– quienes ven una amenaza en que ellas tengan un mejor lugar en la sociedad. El siglo XX abrió el camino electoral por el voto femenino en la construcción de la democracia en casi todo el mundo y sólo en muy contados países se mantienen modelos de marginación y segregación, motivo de vergüenza y expresión de grave retraso.

Aunque el tema recurrente es el de la llamada violencia contra las mujeres, que por supuesto son víctimas de trato discriminatorio, resalta la ola de violencia que afecta no sólo a ese género, sino a la sociedad en general, incluidos hombres, niñas y niños. Enfatizar la violencia contra las mujeres, es limitar la visión del problema que se enfrenta en México desde hace por lo menos tres décadas, pero que recrudeció y se desbordó por las políticas equivocadas del gobierno de Felipe Calderón que la convirtió en “una guerra”.

La lucha contra la pandemia y todas sus consecuencias del Covid-19 no podría concebirse sin el destacado trabajo preventivo de las mujeres, ellas son las que advierten y reaccionan con mayor eficacia y oportunidad que los hombres. También saben cómo manejar mejores situaciones de urgencia en las crisis económicas, asumen sin dudar y sin chistar el mando y la conducción para ahorrar y enfrentar las carencias.

Es injusto que el festejo de las mujeres se ubique sólo como una amenaza de violencia y agresividad contra edificios emblemáticos y de gobierno, lo que justifica las medidas de protección ahora adoptadas tanto por el gobierno federal en la Cdmx como en todos aquellos lugares en los que las manifestaciones se convierten en pretexto para que unas cuantas den rienda suelta a sus peores instintos.

El papel de las mujeres en la economía es mucho más relevante de lo que luce o se reconoce no solamente en la coyuntura de la debacle económica planetaria provocada por el Covid-19, y pese a que la pandemia aún no es superada, los especialistas se muestran optimistas sobre la recuperación global de la actividad productiva, nuestro país incluido.

Con México el virus se ensañó y nos aproximamos a la cifra de 200 mil muertos, que pudo haber sido peor sin la participación de las mujeres en el seno básico de sus familias. Pero la disminución de la mortalidad y la progresiva vacunación de los adultos mayores y otros sectores vulnerables, nos pone en la ruta de reincorporación rumbo a la normalidad.

Consecuencia clara de ello será la reaparición de cifras positivas en la economía mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha augurado una expansión del cinco por ciento durante este año, aunque expertos y analistas son más cautos en sus expectativas. Llama la atención que organismos como el Fondo Monetario Internacional ha revisado sus pronósticos y ha elevado sus expectativas, de un 3.5 por ciento que habían calculado, al 4.3 por ciento para 2021 en el caso mexicano.

No son apuestas ni corazonadas, hay razones sólidas para esperarlo. Por un lado, el natural efecto de rebote después de haber tocado fondo con la paralización que en el segundo trimestre de 2020 hubo de provocarse en la actividad generalizada, pero el dinamismo que ahora se vislumbra es alimentado por factores adicionales, como el conjunto de inversiones públicas en las que se suma el nuevo aeropuerto internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, además de la recuperación de otros proyectos, como el tren México-Toluca, entre las principales.

Otro factor es que, a diferencia de otras naciones, nuestro país no se endeudó más como resultado de la pandemia, por lo cual tiene finanzas sanas y menos dificultades para salir adelante.

Hay también, una dinámica internacional de la que México forma parte, al haberse renovado el tratado trilateral de comercio con Estados Unidos y Canadá, que en los próximos meses generará un gran crecimiento regional.

Hace más de diez años que nuestro país no tiene los niveles de crecimiento que ahora se pronostican, luego de que en 2010 se contabilizará una cifra aislada de 5.1 por ciento.

La incapacidad que ha tenido la economía mexicana de lograr tasas altas y sostenidas de incremento de su producción, combinada con un aumento constante de la población, explica parcialmente la permanencia de vastas capas de pobreza, e incluso la agudización del fenómeno en periodos de crisis.

De ahí la relevancia que en las tareas y responsabilidades gubernamentales tiene el impulso del crecimiento productivo, como base fundamental para garantizar la mejoría de vida de todos los habitantes. Es deseable que esas expectativas se cumplan y dar solidez al proceso de transformación de la vida del país. El gran triunfo será consolidar esa tendencia, darle consistencia y hacer que perdure, aunque no solo eso sino el justo reparto de oportunidades y derechos, desde los que la pandemia exhibió como más importantes como la salud y la educación.

Mientras ello ocurre, las mujeres nos recordaron, en las marchas conmemorativas del Día Internacional de la Mujer y en el segundo paro con la consigna “el nueve nadie se mueve”, convocado hoy martes, que sin ellas la vida y el progreso de la humanidad sería mucho más complicado; es más, no sería posible. El crecimiento de la economía no puede concebirse ni lograrse sin la participación de la mujer, ellas son las que logran, en casi todos los casos, que los hogares sean unidades productivas y no sólo de consumo. Con su inteligencia, organización y compromiso son el eje fundamental de la familia y de la sociedad, por supuesto que de la economía.

Guerrero vive momentos especiales y únicos en la reivindicación de los derechos de las mujeres, tanto así que se ha pretendido convertir todo un proceso electoral, democrático, en un tema estrictamente de lucha de género que poco abona a la construcción de armonía, crecimiento y paz que tanta falta hacen para que el estado retome la ruta del crecimiento y la justicia.

Su llamada de atención tiene en Guerrero, a menos de tres meses de la elección de gobernador, y a la vista de lo ocurrido recientemente, una connotación singular.

Nadie duda que no sólo en la cortesía, sino en los programas sociales, en la salud, en la educación, en el progreso económico y en la justicia: ¡Primero las damas!